El prodigio español de 20 años superó su cruce de cuartos de final con incontestable autoridad por 6-3, 6-2 y 6-4 en dos horas y 30 minutos y solo ha perdido una manga en sus cinco partidos hasta ahora en este ‘grand slam’.
Vigente campeón del US Open, Alcaraz, que volvió a llevar un vendaje en el muslo izquierdo y que estuvo perfecto en sus oportunidades de ‘break’ (cuatro de cuatro), está ya a solo un solo paso de disputar la final con la que todo el mundo suspira estos días en Nueva York: un duelo en la cumbre contra el serbio Novak Djokovic (2).
Además, Alcaraz mantiene vivo el sueño de convertirse en el primer tenista que repite título en el abierto estadounidense desde el suizo Roger Federer (cinco coronas seguidas de 2004 a 2008).
En una pista Arthur Ashe a rebosar en la sesión nocturna tras un nuevo día de intenso, agobiante y húmedo calor en Flushing Meadows, Alcaraz se medía con un Zverev mermado y que el lunes sobrevivió a un partido maratoniano y extenuante de cuatro horas y 47 minutos frente al italiano Jannik Sinner (6).
En cambio, el de El Palmar ha hecho gala en este ‘grand slam’ de un tenis muy efectivo -y a tramos absolutamente brillante- que le ha permitido plantarse en la semifinal de este Abierto de EE.UU. habiendo jugado más de tres horas solo en uno de sus cinco partidos (contra Daniel Evans, tres horas y 11 minutos).
Este dato contrasta, por ejemplo, con el memorable encuentro de cuartos que disputó el murciano contra Sinner el año pasado y que acabó con triunfo para Alcaraz casi a las tres de la madrugada y tras más de cinco horas.
«Me siento realmente cómodo jugando en esta pista, jugando en Nueva York. Estoy mostrando mi mejor nivel», dijo Alcaraz nada más vencer a Zverev.
«El año pasado fue realmente duro ya que desde la cuarta ronda jugué cinco sets hasta la final. Ahora me estoy sintiendo genial, fuerte física y mentalmente. Estoy preparado para disputar una gran batalla con Medvedev en la semifinal», agregó.
A Alcaraz, que tiene el mejor balance del año en la ATP (58-6 y seis títulos), le espera ahora un duelo mayúsculo ante Medvedev, vencedor del Abierto en EE.UU. en 2021 y a quien domina por 2-1 en sus tres precedentes hasta ahora.
Los dos últimos fueron este año y acabaron con triunfo para Alcaraz: la final de Indian Wells y las semifinales de Wimbledon.
Por el otro lado del cuadro, Djokovic se verá las caras con el estadounidense Ben Shelton (47), la sorpresa de este ‘grand slam’. Esta es además la primera vez desde 2018 en la que tres campeones en Nueva York (Alcaraz, Djokovic y Medvedev) llegan a las semifinales del último ‘grande’ del año.
DOMINIO DE MENOS A MÁS
Impreciso y errático en el comienzo, Alcaraz no arrancó especialmente fino, tanto que acumuló nueve errores no forzados en los cinco primeros juegos.
Frente a él, un Zverev sólido no parecía haber jugado casi cinco horas hace tan solo dos días.
Le costó a Alcaraz, serio y con aire contrariado, encontrar sensaciones y dar con la tecla. No hacía tanto calor como durante la mañana y la tarde -aunque las gradas se veían muchos abanicos improvisados- pero el murciano andaba casi tan espeso como el día en Nueva York.
Con 3-3, Alcaraz sufrió mucho ante un Zverev que estaba restando con mucha confianza. Tuvo dos bolas de ‘break’ el alemán, pero el español apretó los dientes y salvó ese momento delicado (4-3).
Quizá lamentando la oportunidad perdida, el de Hamburgo tembló en el siguiente juego y perdió su saque tras un buen resto a contrapié de Alcaraz (5-3).
Al todavía número uno le bastó con esa rendija para entrar en tromba: sumó un juego en blanco con su servicio y cerró con un grito el set tras 48 minutos, no son in antes dejar a Zverev sin palabras tras varios golpes milagrosos que acabaron en la línea.
A falta de un tenis espectacular y arrollador, Alcaraz presumió de efectividad frente a un Zverev que parecía haber rendido a un nivel elevado pero que ya iba un set abajo.
Alcaraz creció a partir de ahí. Todavía seguía coleccionando demasiados errores no forzados, pero empezó a meter presión a Zverev con su derecha y comenzó a bordar golpes magistrales aquí y allá.
Uno de esos momentos brillantes llegó con un resto espectacular, que combinó con un revés cruzado a la línea, para romper el servicio de Zverev y allanar el camino segundo set (2-1).
Su tenis todavía no era todo lo fluido que probablemente desearía, pero Alcaraz, concentrado y firme (y con la aprobación silenciosa a lo lejos de su entrenador, Juan Carlos Ferrero), dominaba a un Zverev que poco a poco se venía a menos.
Alcaraz tenía la situación bajo control y sus destellos se hicieron cada vez más frecuentes. Eso pasó con un derechazo explosivo y supersónico que sacudió a la grada. Recuperados del estallido, los espectadores del Arthur Ashe acabaron de pie aplaudiendo el 5-2 del español tras un nuevo ‘break’.
Con un sonoro «vamos», Alcaraz finiquitó el segundo set acercándose a su versión más apabullante mientras que a Zverev se le estaba agotando la gasolina.
El teutón pidió la asistencia del fisioterapueta antes de empezar la tercera manga, pero para entonces ya parecía que su cuerpo no le daba para más.
«Todo lo que sea un ‘rally’ largo te beneficia», le insistió Ferrero a un Alcaraz que aún tuvo que lidiar en ese último set con tres oportunidades de rotura más para Zverev (el alemán terminó el encuentro con un doloroso 0 de 5 en puntos de ‘break’).
Recurriendo más a su dejada, Alcaraz esperó su momento y ese llegó con una rotura para el 5-4 que le sirvió para sellar el triunfo y extender su romance con Nueva York.
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