Quito.- En Ecuador, cuya población está confinada obligatoriamente a permanecer en sus domicilios para atajar la expansión del coronavirus, los fieles católicos han debido recurrir a la tecnología para mantener su fe en activo.
Así lo indicó el arzobispo de Quito, Alfredo José Espinoza, tras enfatizar que en Ecuador «la Iglesia no se ha cerrado, lo que se han cerrado son los templos», como una medida de precaución para proteger a la población de la mortal COVID-19.
La pandemia, que ha llegado con fuerza a Ecuador, donde más de 1.800 personas han dado positivo para coronavirus, ha obligado al país a tomar precauciones extremas, como el aislamiento obligatorio de las familias en sus casas.
Es tiempo de una iglesia doméstica
«Es el tiempo de vivir una Iglesia doméstica», subrayó Espinoza al comentar que una de las herramientas para mantener la fe y la tradición entre la población creyente ha sido la celebración de «misas virtuales».
El prelado remarcó que, ante la situación que vive el país, los sacerdotes de las diferentes parroquias han tenido que acudir a las redes sociales y al internet para, entre otras cosas, transmitir las celebraciones eucarísticas y difundir los mensajes de la curia.
Sobre todo, añadió Espinoza, el internet ha facilitado la llegada de «folletos, que contienen oraciones» o actividades de interacción con las familias, en este tiempo de internamiento domiciliario.
Ese ejemplo también lo ha difundido el papa Francisco, que el pasado viernes celebró una misa seguida por cientos de millones de personas en todo el mundo, desde sus casas, recordó el arzobispo quiteño.
La iglesia organiza una semana santa virtual
«La Iglesia sigue trabajando» para «animar la fe de nuestro pueblo que es creyente», remarcó y dijo que una labor que ha demandado mucho esfuerzo es la organización de la próxima Semana Santa.
«Como ya se sabe, las procesiones de Semana Santa no se van a realizar», ni tampoco el tradicional «Arrastre de caudas», que se suele escenificar en la Catedral de Quito, mencionó Espinoza.
Sin embargo, una comisión del Episcopado alista las «celebraciones de Semana Santa», que «se van a transmitir vía internet» y que también demanda la organización desde las propias parroquias, agregó.
Además enfatizó que queda muy claro que «hay que evitar el contacto» directo entre personas para impedir que el coronavirus se siga propagando.
La fe se vive en casa
Por eso, en este tiempo, «la fe se vive en casa, aunque siempre se ha vivido en familia», añadió el prelado que envió varios consejos o «tips» a sus fieles.
Para recibir misa dijo, las familias deben ubicar el monitor o el ordenador en un lugar adecuado, donde se congregue la familia, y «uno debe vestirse como si fuera realmente a la Iglesia, también debe prepararse espiritualmente» y seguir la eucaristía como si estuviera en un templo.
¿Dónde está Dios?
Sin embargo, Espinoza aceptó que la actual situación ha levantado inquietudes en la gente, pues algunas personas han preguntado con mayor insistencia: «¿Dónde está Dios?».
«Si salimos de esta pandemia con la bendición de Dios, tenemos que saber que Dios nos está pidiendo algo nuevo, vivir desde el amor, no desde el individualismo», remarcó el prelado.
«¿Qué me pide Dios en mi vida, en mi familia, en el día a día, en mi compartir… Es una reflexión muy profunda» que los creyentes deben hacerse, enfatizó Espinoza.
Mientras, los padres, también en aislamiento, ofrecen sus misas por internet a través de plataformas que permiten comulgar hasta unas cuarenta familias, según comentó a Efe el sacerdote Jhonny Hermida.
Él ofrece la eucaristía en horarios «habituales» y comparte con sus fieles los asuntos de la Iglesia, aunque también escucha y dialoga sobre la situación actual.
Los templos católicos lucen vacíos, como toda la ciudad, pero la fe se congrega en casa, en tiempos de coronavirus, subrayó Hermidia, quien asegura que la fe no entiende de confinamientos y se expresa en comunidad.
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