Expertos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina, encontraron a un peculiar pez nadando en un pequeño charco cerca de la cuenca del río Iguazú, al cual denominaron como ‘Argolebias adrianae’. 

«Esta pequeña especie es notable por prosperar en un ambiente siempre cambiante y poco predecible, donde el pulso temporal de disponibilidad de agua danza al ritmo caprichoso del clima de la región», así lo detalla el estudio publicado en el portal web de CONICET.

Según las descripciones dadas por el informe, se trata de un pez que forma parte de la especie Killi, suelen habitar en África y América, y tienen una amplia capacidad de adaptación para subsistir en espacios acuáticos efímeros.

«En realidad, los que sobreviven son los huevos, que pueden estar meses enterrados en el fondo de charco, que es de arcilla y restos de plantas en descomposición, resistiendo el desecamiento», resaltó un especialista del CONICET y autor del proyecto, Martín M. Montes.

Habilidad de adaptación 

El hábitat del ejemplar es un pequeño charco que mide 4 metros y tiene una profundidad de 45 centímetros, presentando a su alrededor piedras basálticas y árboles. Durante los tiempos de sequía, la tierra se recubre de hojas y ramas, manteniendo la humedad. 

Los killis estacionales logran sincronizar sus ciclos de vida con ciertos patrones de secado y llenado del hábitat, haciendo predecible su regulación ante las variaciones de precipitación y cambios climáticos.

Solo se tenía conocimiento de tres especies del género Argolebias, hasta el descubrimiento del ‘Argolebias adrianae’ en la cuenca del río Iguazú.

«La historia de A. adrianae tiene profundas implicaciones en el contexto de la crisis global de biodiversidad. Esta especie recién descubierta nos insta a enfrentar un desafío crucial: la dificultad de identificar y describir la biodiversidad de especies en el mundo antes de que caigan en las sombras de la extinción», puntualizó un científico del CONICET y coautor del estudio, Felipe Alonso.

«Los killis estacionales, en particular, son altamente vulnerables, con cerca de la mitad de sus especies en Sudamérica enfrentando algún grado de amenaza debido a sus tamaños corporales reducidos, sus rangos geográficos limitados y su dependencia intrínseca de hábitats acuáticos que son especialmente vulnerables a modificaciones».

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