El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, tras ganar la segunda vuelta de las elecciones, este domingo. EFE/EPA/NECATI SAVAS

Recep Tayyip Erdogan se ha consolidado en el poder tras ganar con el 52 % de los votos las elecciones presidenciales celebradas el domingo en Turquía, las más reñidas de los 20 años que lleva en el poder, sacando rédito de su imagen de líder fuerte, pese a la difícil situación económica.

El presidente ha logrado su tercer mandato -hasta 2014 fue primer ministro- frente a Kemal Kiliçdaroglu, el líder socialdemócrata que había aglutinado tras él a buena parte de la oposición y de la sociedad turca, desde kurdos e izquierdistas a nacionalistas, en lo que parecía el intento definitivo de apartar a Erdogan del poder.

Los mensajes de felicitación de dirigentes como los presidentes de Francia, Emmanuel Macron, de Estados Unidos, Joe Biden, de Rusia, Vladímir Putin, o del primer ministro británico, Rishi Sunak, demuestran, más allá de la habitual cortesía diplomática, la imagen de líder mundial que Erdogan se ha labrado.

Así lo interpreta el politólogo Rasit Kaya, que señala ese factor como uno de los que explican el enorme apoyo que aún tiene Erdogan, pese a la crisis económica, el desgaste del poder, y su creciente autoritarismo.

«La clase baja, que sufre principalmente las dificultades económicas, compra su imagen de líder mundial. Creen que Erdogan llevó a Turquía a donde está ahora, como una de las grandes potencias del mundo, logrando la paz entre Rusia y Ucrania, no doblegándose ante EE.UU. y Occidente, y construyendo una gran potencia militar con los avances en la industria de defensa», señala este experto.

«No importa si es verdad o no, la gran cantidad de medios de comunicación progubernamentales les hicieron creer en esto», explica en referencia al control de la información que tiene el Gobierno, en un país donde la libertad de prensa y el número de cabeceras independientes y críticas lleva años en retroceso.

De hecho, aunque la previsión de muchos analistas era que la elevada inflación, del 45 %, y la bajada de la lira a mínimos históricos, evitarían una nueva victoria de Erdogan, lo cierto es que el presidente se ha impuesto con claridad entre las clases más desfavorecida de las regiones de Anatolia central y del norte del país.

«El elevado coste de la vida ha afectado negativamente a los pobres y a los trabajadores, pero el Gobierno impidió que la ‘olla’ se vaciara por completo con diversos programas de ayuda. El Gobierno no erradicó la pobreza, pero fue capaz de gestionarla», escribe Aziz Çelik, experto en políticas sociales.

El bloque opositor ha reconocido la victoria de Erdogan y ahora afronta al desafío de mantenerse unido y tratar de ganar las elecciones locales dentro de diez meses.

Kiliçdaroglu no ha hecho ninguna referencia a dimitir a frente del partido socialdemócrata CHP, el principal de la oposición, e incluso ha tratado de sacar un mensaje positivo de la derrota.

«En estas elecciones ha surgido claramente la voluntad del pueblo de cambiar un Gobierno autoritario, a pesar de todas las presiones. Hemos vivido el proceso electoral más injusto de los últimos años», ha asegurado.

El diario opositor Cumhuriyet, señala hoy que las elecciones no han sido justas y que se han producido con líderes opositores en prisión y con Erdogan usando en su favor toda la maquinaria del Estado, al tiempo que se bloqueaba la presencia pública de Kiliçdaroglu.

En una entrevista con la emisora CNN, Erdogan ha respondido a quienes le acusan de «dictador» que él ha concurrido y ganado en la primera, el pasado 14 de mayo, y en la segunda vuelta de las elecciones.

En un discurso la noche electoral, Erdogan dijo a sus seguidores que el próximo objetivo es ganar las elecciones locales, especialmente recuperar las alcaldías de grandes ciudades como Ankara y Estambul, que su partido, el islamista AKP, perdió en 2019.

Además, insistió en ignorar la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y prometió que mantendrá en la cárcel a Selahattin Demirtas, ex líder del partido prokurdo y de izquierdas HDP, tercero en el Parlamento.

«Las elecciones han puesto de manifiesto la polarización del país. Esta polarización se institucionalizará aún más. Hemos perdido el carácter de sociedad. Es muy probable que la polarización y las nuevas políticas autoritarias continúen hasta las elecciones locales», aseguró a EFE Selçuk Candansayar, jefe del departamento de Psiquiatría de la Universidad de Gazi.

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