El empleo de tejidos sintéticos como el poliéster y el nylon domina el mercado actual: ha crecido exponencialmente en las últimas décadas debido a su bajo coste y alta disponibilidad.
Sin embargo, este despegue ha generado enormes problemas ambientales, como residuos (puede tardar hasta 400 años en descomponerse), microplásticos en los océanos, baja tasa de reutilización, sobreproducción y desperdicio. A esto se le suma el fenómeno del fast fashion, que ha acentuado la crisis medioambiental del sector textil.
Según un estudio de la Fundación Ellen MacArthur, en los últimos años la producción de ropa se ha duplicado y el tiempo de uso de cada prenda ha disminuido un 36%, lo que ha generado un volumen de residuos sin precedentes.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la moda es responsable del 10% de las emisiones globales de carbono, por encima de las de los vuelos internacionales y el transporte marítimo juntos.
Además, según datos del Parlamento Europeo, una persona de esta región del planeta consume de media anual casi 26 kg de textiles y se desprende de unos 11 kg. La mayoría de esta ropa usada (87%) acaba incinerada o depositada en vertederos.
Unión Europea consume al año casi 26 kg de textiles y se desprende de unos 11 kg
Ante esta crisis ambiental la industria textil busca alternativas que reduzcan su huella ecológica sin renunciar a la calidad ni al diseño. Entre ellas, el lyocell emerge como una alternativa que no solo minimiza el desperdicio, sino que, en su elaboración, también evita la emisión de productos nocivos al medio ambiente, a diferencia de otros procesos de producción textil que generan altos niveles de contaminación.
Otras de las grandes ventajas del lyocell son su versatilidad y su excelente comportamiento funcional, que permite sustituir otras fibras de mayor impacto ambiental sin comprometer la calidad del producto final.
Sus características incluyen menor uso de agua (para unos vaqueros de este material se necesitan diez litros; si son de algodón, la cifra aumenta a 20.000), suavidad y confort (ideal para ropa de uso diario, ropa deportiva y textiles para el hogar), alta resistencia (sin los inconvenientes de los tejidos sintéticos), regulación de la humedad (su liberación de humedad es superior a la del algodón) y alta absorción de pigmentación (permite la aplicación de colores intensos y duraderos con menor uso de productos químicos).
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