“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: en verdad les digo: Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida la destruye; y el que desprecia su vida en este mundo, la conserva para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Y al que me sirve, el Padre le dará un puesto de honor”.
Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela
La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor a San Lorenzo, quien nació en Huesca en el año 225, y murió el 10 de agosto del 258 en Roma, es decir a los 28 años de edad. Cuando Sixto fue nombrado Papa en el año 257, Lorenzo fue ordenado diácono, y encargado de administrar los bienes y tesoros de la Iglesia y el cuidado de los pobres. La leyenda dice que cuando el Emperador Valeriano I, exigió que Lorenzo entregase las riquezas de la Iglesia, Lorenzo reunió a los ciegos, los cojos, los viudos, los huérfanos y los leprosos y los presentó, diciendo: «Éste es el tesoro de la Iglesia.» El emperador condenó a San Lorenzo a ser flagelado y morir asado sobre una parrilla, en donde padeció martirio. Es el patrón de los bibliotecarios, estudiantes y de los diáconos permanentes.
En la liturgia del día meditamos los textos: 2Cor 9,6-10; Sal 111; y el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, según San Juan capítulo 12, del verso 24 al verso 26. En el que se recoge las palabras de JESÚS, sobre la importancia de vivir una vida de entrega a los demás tal como Él lo hizo en su vida terrena, es decir llevando una vida de Testimonio o de Martirio al estilo del Maestro.
Muy fuertes y contundentes nos parecen estas Palabras del Maestro, que al expresarla parece dirigir una alerta a la manera como desarrollamos nuestras vidas y cómo podemos estar preparados a la hora de dar nuestro último aliento, ya que la muerte del hombre, no es tanto la muerte en sí, porque esto es algo natural por el que todos tenemos que pasar, sino el hecho de morir solos, sin DIOS. De esta carencia es de la que nos está previniendo JESÚS, para que, llegado ese momento crucial, no estemos en los brazos de lo absurdo, sino que estemos en la Presencia de DIOS.
Bien pertinente es saber que mártir, significa testigo, que da testimonio con su propia vida. Y que los Evangelios sinópticos tratan a menudo de las exigencias radicales que se necesitan para ser discípulo de JESÚS. Por su parte el Evangelista Juan las resumen en el destino de la muerte y Gloria del propio Cristo, que todo seguidor suyo debe revivir. Lo hace en esta breve parábola del grano de Trigo, que, para producir vida, tiene que morirse, ya que sin la muerte no hay fecundidad.
También es bueno recordar que, el tema de la semilla aparece en otras parábolas, pero mientras que en ellas significa la Palabra o el Reino de DIOS, en esta es Cristo mismo, quien como grano de trigo debe morir para ser fuente de vida para toda la humanidad. Produciéndose así un accionar hermoso, en el que la Vida Nueva y la posibilidad cierta de la cual todos podemos ser partícipes, tiene su origen en este gesto tan Amoroso y sin comparación que tuvo JESÚS con nosotros.
Al confrontarnos con el texto podemos descubrir la invitación que nos hace JESÚS, para asumir un compromiso de vida acorde con la Voluntad de DIOS, aunque ese propósito implique cargar cruces o vayan en dirección contraria a nuestros apegos e intereses. Porque “aborrecerse a sí mismo”, nos ubica en el contexto de tomar conciencia y dejar a parte todas las expectativas y todos los prejuicios con los que normalmente asumimos una meta o unos planes y la manera como nos desencantamos cuando la alcanzamos o como nos frustramos por no alcanzarlos.
Y seguramente esas frustraciones, traiciones y derrotas, nos han hecho preguntarnos: ¿Qué sentido tiene mi vida? ¿Cómo puedo levantarme de esta situación tan difícil? ¿A quién puedo acudir? Las respuestas a estos interrogantes nos las da el Evangelio de hoy, ya que nos dice, que, solo siguiendo a JESÚS y Configurándonos con Él podemos, encontrar respuesta y sentido a nuestra vida personal y comunitaria, venciendo los obstáculos y asumiendo con alegría y mucha esperanza las dificultades, que como todo son pasajeras y efímeras. Porque Tal como JESÚS nos dice, en este propósito no estaremos solos, ya que Él estará con nosotros, y “Su Padre nos dará un puesto de honor” (Jn 12,26).
Señor JESÚS, las realidades inhumanas de la incertidumbre, el conformismo y la indiferencia con las que nos enfrentamos diariamente, nos provocan ira e impotencia, ayúdanos a Configurarnos Contigo para vencer esos sentimientos y tener el Puesto de Honor que Tú nos Prometes.
Amén
¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!