Evangelio del Día. Juan 13,31-35

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«En aquel tiempo, cuando Judas salió del cenáculo, Jesús dijo: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Les doy un mandamiento nuevo: que se amén unos a otros; como yo los he amado, ámense también ustedes. La señal por la que conocerán todos que son mis discípulos será que se amen unos a otros.»

Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela.

La Iglesia Universal celebra en este Quinto Domingo de Pascua, la fiesta entre otros santos, en honor a San Isidro labrador, nacido en el Mayrit musulmán fue un labrador mozárabe que estuvo posiblemente al servicio de la familia Vargas y de otros tantos señores terratenientes como Francisco Vera. Fue beatificado por el papa Paulo V el 14 de junio de 1619, y el 12 de marzo de 1622 canonizado por Gregorio XV, junto a San Felipe Neri, Santa Teresa de Jesús, San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier.

 Y la liturgia diaria nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Juan capítulo 13, del verso 31 al verso 35. Narrativa enmarcada en el discurso de despedida de JESÚS, es la última Cena con sus amigos, porque ha decidido poner Su Vida en manos de sus enemigos. Y lo ha hecho libremente por su gran Amor a la humanidad. Por eso es que la perícopa presenta un dramático contraste entre Judas que sale de la comunión con el Maestro y con la comunidad y JESÚS que va a entrar en la Hora definitiva de Su Gloria, donde desborda Su AMOR hasta el extremo. Y esa entrega generosa demuestra que el AMOR es más fuerte que el odio.

 Para Juan, es en esta hora de la Pasión de JESÚS cuando se Revelará Su Gloria, certificando de manera definitiva la autenticidad de Su Ministerio, Vocación y Misión. Y es en esta Hora de Su Entrega por Amor a todos, en la que se disipará las dudas entorno a Verdadera identidad y se ofrecerá el único culto que realmente agrada al Padre, el que Su Hijo Amado le brinda, cumpliendo Su Voluntad de dar vida entregando Su Propia Vida. También en este Camino de Glorificación del Padre haciendo Su Voluntad hasta las últimas consecuencias, ofreciendo su vida para darle vida a sus hermanos, el Hijo encuentra Su Propia Glorificación. Y lo asume con una profunda confianza: el Padre no lo abandonará, sino que le va a corresponder.

 Es en este momento de la Hora definitiva por Su Pascua y Su Confianza absoluta en el Padre, cuando JESÚS deja a Sus discípulos Su Más Preciado Tesoro, Su Testamento Espiritual, Su Mandamiento Nuevo, el Mandamiento del AMOR. Un Mandamiento que no se entiende en el sentido legal, sino más bien vital, testimonial, aquello por lo que todos sabrán que son propiedad Suya y que le pertenecen. De esta forma se deja ver claramente la importancia y la necesidad del discipulado en un Amor como el Suyo y Su Valor testimonial ya que hace creíble el Camino de JESÚS y en cierto sentido condiciona el éxito o fracaso de la Misión de Sus discípulos

 De allí lo importante para entender este gesto, donde se nos regala la clave para seguir a JESÚS. Recordemos que en el Antiguo Testamento se nos invitaba amar, pero con medida humana: «Amarás a DIOS sobre todas las cosas» (Dt 6,4ss); «Amarás al prójimo como a ti mismo» (Lv 19,18), en el Nuevo Testamento JESÚS Nos da la medida Divina del AMOR que es el AMOR sin medidas, sin fronteras, sin retroceso. Amar como Él AMA, hasta las últimas consecuencias.

 Al confrontarnos con el texto vemos que Nuestro Señor JESUCRISTO en Su última cena, busca preparar a sus amigos para las difíciles circunstancias que deberán afrontar. Condensa en pocas palabras la Misión del discípulo: Amar como Él nos AMA. Ya que el AMOR sin medida a los hermanos será la carta de presentación para sus discípulos. Porque Amar como JESÚS AMA es abrirse a la realidad diversa de los hermanos, especialmente a los más pobres, ponerse al servicio, trabajar juntos por la dignidad, la libertad, la justicia y la paz, procurando elegir siempre los medios más afines al Reino de DIOS.

 Y como herederos de ese Testamento espiritual de JESÚS también nosotros estamos llamados a dar a DIOS aquel culto que se realiza y se consuma en una vida como la suya, entregada por los hermanos en un Amor también como el suyo. Porque no es la muerte violenta e injusta de JESÚS la que redime, sino Su vida ofrendada libre y conscientemente por sus hermanos. Solo una vida así puede combatir eficazmente la injusticia que destruye y rompe la comunión entre los hermanos y con DIOS. ¿Es este Testimonio de una vida entregada en el AMOR como la de JESÚS, por el que el mundo nos reconoce como discípulos de JESÚS?

  Por eso es que el seguimiento a JESÚS exige cumplimiento radical del Mandamiento del AMOR y no acepta otro Testimonio de sí mismo, que no sea una praxis coherente con el Proyecto del Padre, que es la Solidaridad y el Servicio a los hermanos, con lo cual hay una identificación plena con DIOS UNO y TRINO.

 Señor JESÚS, Gracias por hacernos entender que la Gloria de DIOS consiste en que los hombres y las mujeres vivamos la plenitud Tu Mandamiento de AMOR, al cual nos adherimos libremente y con la Fuerza de Tu Espíritu demos Testimonio sirviendo y amando a nuestros semejantes. Amén.

Luis Perdomo

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