Ciudad Guayana.- “ El enfrentamiento duro un minuto”, así recuerdan los funcionarios  Braulio Ramos y Pedro Acosta el hecho que quedó grabado -no solo en las redes sociales- sino en el recuerdo de decenas de guayaneses quienes transitaban por la avenida Atlántico a la altura del semáforo de Río Negro, el 15 de mayo del año 2019.

Eran las siete de la mañana y los funcionarios motorizados adscritos en ese momento al Centro de Coordinación Policial  Los Olivos, se dirigían a prestar un apoyo a la zona Unare,  cuando un carro  les hizo seña que una camioneta Toyota Tacoma de color negro que pasaba por el lugar,  había sido robada.

Inició una pequeña persecución, y el  auto robado se detuvo exactamente en el semáforo de Río Negro, momentos que aprovecharon los uniformados para neutralizar a los antisociales.

 Ambos dispararon y la acción generó una balacera, uno de los pistoleros murió en el sitio y el segundo pudo huir, los funcionarios resultaron heridos.

¿Quiénes son los funcionarios?

Braulio Ramos Alvarado  Oficial Agregado de la Policía del Estado Bolívar y  Pedro Acosta Fajardo Supervisor Agregado de la PEB.

Un ángel me ayudó

El oficial Braulio Ramos recibió el día del suceso, cuatro balas en su cuerpo 3 en el brazos izquierdo, y una bala en el pecho (justo arriba del chaleco antibalas, donde no llega blindaje).

Tuvo dos operaciones  y  un mes de recuperación. La bala nunca tocó hueso,  pero casi llega al corazón.

Recuerda que un “ángel” lo ayudó, pues en el momento de la balacera, una vez neutralizado uno de los delincuentes, el observó que el oficial Acosta tenía un río de sangre en la cara luego de recibir un tiro.

“Por la misma adrenalina yo no tomé en cuenta que me habían disparado varias veces, una vez que mi compañero fue auxiliado  por un Toyota Corolla azul  modelo Baby Camry , y llevado a la clínica Ceciamb ,  quedé desorientado pidiendo también auxilio y varios carros me ignoraron”, lo recuerda con tristeza.

Sin embargo escuchó una voz que provenía de un Toyota Yaris blanco, que le decía “varón para dónde lo llevo”, al montarse en aquel vehículo particular, le comentó al chofer, “lléveme al hospital Uyapar, me voy a morir”. 

El señor le dijo textualmente “usted no se va a morir, repita conmigo, la sangre de cristo tiene poder”, esa frase quedó hasta la fecha  plasmada en la mente y en el corazón de Braulio.

Seguidamente el pastor evangélico,  tomó una de sus manos y comenzó a orar, en ese momento el radio de la policía se activó (quedó pegado)  y  todo el personal de la PEB escuchó  “en vivo” aquel  clamor a través de la  oración, pidiendo a Dios por la vida del policía.

Al llegar al hospital Braulio se desplomó, tenía una bala en el pecho que había recorrido casi llegando al corazón.

Hoy agradece a Dios porque siempre ha estado de su lado, este joven ha recibido en su corta vida, 13 impactos de balas, dos puñaladas y un arrollamiento, en hechos diferentes.

Con orgullo reconoce la dedicación y el amor de su mamá,  quien es una maestra de carrera. También reconoció el apoyo de sus compañeros y en especial en aquel entonces supervisor jefe PEB José Betancourt.

Aprendí a vivir el momento, no hay después

El otro oficial herido en aquella balacera de “un minuto”  fue  Pedro Acosta.

“Recuerdo que el 15 de mayo del 2019, como todos los días me comuniqué con mi esposa, pues mi familia vive en Ciudad Bolívar  y siempre  a las 7 de la mañana llamo para saber de ella y de mis hijos”.

 Era un día normal, donde salimos a cumplir con nuestra labor, pero la vida nos cambió por un instante.

Una vez nos informan del vehículo robado, lo encontramos en el semáforo y dimos la voz de alto, uno de los delincuentes se bajó y fue chequeado por mi compañero Braulio.

 Mientras  yo abría la puerta trasera de la camioneta,  un hombre me disparó directo a mi cara y por instinto también disparé.

 Acosta recibió  un tiro en la mandíbula, tuvo  reconstrucción maxilofacial. La bala recorrió desde la cara hasta el hombro.

Su diagnóstico: Traumatismo facial por arma de fuego complicado con fractura conminuta de mandíbula.  La cirugía: Revisión, reducción y osteosintesis con placas de titanium sistema 2.0

Acosta nunca perdió el conocimiento cuando lo hirieron y en ese momento bañado en sangre,  solo  pensaba en no volver a ver a sus hijos.

“Aprendí que hay que vivir el momento. No planifico nada, no prometo nada, para mi existe es el ahora”, dijo.  

Aprendí en la Escuela de Policía lo que nos dijo un profesor,  “un enfrentamiento de la vida real no es como las películas que son a distancia y por horas, aquí es muy cerca y  duran solo minutos”,  y así nos sucedió.  

Por este hecho ambos recibieron  condecoraciones por la  Cruz del Policía y el Congreso de Angostura por acto Heroico en el Servicio. 

 

Osnelly Sánchez Madrid

redacció[email protected]

 

 

Aquí pueden recordar el video

 

 

 

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