“En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: Como el Padre me amó, así también los he amado yo: permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo he cumplido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho todas estas cosas para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea completa. Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos, y son ustedes mis amigos, si cumplen lo que les mando. Ya no les llamo servidores, porque un servidor no sabe lo que hace su patrón. Los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que aprendí de mi Padre. Ustedes no me eligieron a mí; he sido yo quien los eligió a ustedes y los preparé para que vayan y den fruto, y ese fruto permanezca. Así es como el Padre les concederá todo lo que le pidan en mi Nombre. Ámense los unos a los otros: esto es lo que les mando”.

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana

La Iglesia Universal celebra en este Sexto Domingo de Pascua, en este caminar de la Vía Lucis. En este día también se celebra la fiesta, en honor a San Isaías Profeta, cuyo nombre en hebreo significa: «Yahveh es salvación». fue uno de los profetas mayores de Israel, cuyo ministerio tuvo lugar durante el siglo VIII a.C. Y que, tuvo lugar en el Reino de Judá durante las monarquías de Uzías, Jotán, Acaz, Ezequías y Manasés. Después de Cristo y de Moisés, el más grande profeta de todos los siglos ha sido Isaías, es el profeta de la Confianza en DIOS. Quiere que, aunque las situaciones de la vida sean terribles, jamás dejemos de confiar en que DIOS llegará con su gran poder a ayudarnos y defendernos. Anuncia un Mesías o Salvador, de la familia de David, portador de paz y de justicia, cuyo oficio es encender en la tierra el amor hacía DIOS.

Y la liturgia diaria nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Juan capítulo 15, verso 9 al verso 17, En el que JESÚS, hace una especie de síntesis de lo que es la esencia o fundamento de Su Misión o Proyecto de Vida para la humanidad, el cual gira entorno al Sentimiento del AMOR, que Nace de las Entrañas del PADRE, y que Él la Comunica de manera Total. Ya que nada de lo que podamos decir sobre el Querer de DIOS, queda fuera de Su Actividad Apasionante en favor de hacer Realidad el Reino de DIOS en la tierra.

Buscar la paz, luchar contra las injusticias, invitar a los pecadores y excluidos para hacerlos partícipes y protagonistas de Sus Buenas Nuevas, sanar enfermos, transformar el egoísmo en solidaridad, para multiplicar los pocos panes y peces en alimentos abundantes para multitudes, son la expresión del AMOR de DIOS que en JESÚS se hace Visible, que lo corona ofrendando Su Propia vida terrena en la Cruz, porque, “No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos”.

 Y para entrar en esa dinámica de AMOR que es la Propia Esencia de JESÚS, Él establece una diferencia entre ser amigo y ser sirviente, ya que el sirviente no elige, sino que obedece. El amigo, a diferencia del sirviente, acepta libremente la invitación de asumir un nuevo estilo de vida, al entrar en intimidad con quien lo llama, Configurándose con Él para producir frutos que brotan del AMOR mutuo. Por eso es que responder a ese llamado para entrar en círculo de los amigos de JESÚS, sigue siendo la gran decisión existencial de todos aquellos que pretendemos ser Sus seguidores.

 Al confrontarnos con el texto, y hacernos un examen de conciencia como comunidad eclesial, podemos ver que una de las grandes problemáticas que sufre actualmente nuestra Iglesia es la ruptura entre la vida y la Fe, entre lo que decimos creer y lo que hacemos en la relación con nuestros semejantes. Situación que es provocada por la incomprensión o la infidelidad al Mandamiento del Amor que nos da JESÚS.

Por eso es que la Voz del Maestro nos alerta en la necesidad de rescatar la práctica del Amor y de la Solidaridad en la comunidad de discípulos, porque es la manera de que otros se vean en ese espejo.

 Será por eso que, JESÚS mismo nos marca la pauta, al decirnos: “Ámense, como Yo los He amado”, ya que, Él es el modelo del Amor perfecto, del Amor desmedido y entregado por la humanidad. Es ese Amor desbordante, el que debe de ser criterio de vida para la comunidad, la cual exige una comprensión de una manera distinta del ser humano, pasando de la relación de poder: amo-siervo; jefe-empleado; intelectual-analfabeta; oligarca-excluido; a una relación de íntima fraternidad: amigo-amigo, en la que exista el conocimiento del otro, que me permita sentir en carne propia sus alegrías y sus penas.

 Porque la vida y la Fe se relacionan y se hacen una, cuando verdaderamente asumimos en libertad la experiencia del AMOR. Y si somos conscientes y consecuente con nuestro compromiso Bautismal, entonces la Presencia de la Iglesia tendrá sentido y podrá seguir siendo ese hermoso instrumento de Redención que Nuestro Señor JESUCRISTO, Instauró con Su Sacrificio de AMOR al Dar Su Vida por todos nosotros.

Señor JESÚS, ayúdanos a entrar en Tu dinámica de Amor Fraterno y liberador, que nos permitan tener la suficiente entereza para poder afrontar las realidades de dolor y de muerte que se nos presentan a diario, producto de nuestras propias ambiciones e iniquidades. Amén.

Luis Perdomo

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