“Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. En esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «la Paz esté con ustedes». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «la Paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos”.
Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela.
La Iglesia Universal celebra hoy el día de PENTECOSTÉS, que es la Fiesta de la llegada del Espíritu Santo, una Gracia de Nuestro Señor JESUCRISTO, para acompañar a la Iglesia hasta la Consumación de los tiempos, que ha Nacido por Su Soplo, para ser Misionera, Anunciadora y Transmisora de la Vida de DIOS, en medio de la humanidad, que está urgida de Su Presencia. Hoy también se celebra en Venezuela el día del Seminario, felicitemos y oremos por nuestros Seminaristas y por las vocaciones sacerdotales.
Y la liturgia diaria nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Juan capítulo 20, verso 19 al verso 23, en el que, se relata el encuentro de JESÚS RESUCITADO con los discípulos que estaban encerrados por miedo a la persecución de los judíos. Miedo que puede traducirse como la falta de Fe en la Resurrección de JESÚS, que tenían sus discípulos. Por lo que puede decirse que este escrito es un himno al miedo convertido en alegría de ver a JESÚS RESUCITADO, que rompe los cerrojos de las puertas para Insuflarles Su Espíritu, a fin de que pueda salir a contagiar al mundo de la llegada del Tiempo de la Gracia.
Por eso es que el primer Anuncio del Resucitado es:” SHALOM” que significa: “la Paz esté con ustedes”, que es una invitación y una propuesta, a que la confianza y la serenidad ocupen el lugar del miedo. Es el mismo JESÚS de siempre, preocupado por sus hermanos, deseosos de devolverles la confianza perdida, preocupado por sus temores y falta de Fe. Por eso Sopla sobre ellos, al estilo del PADRE CREADOR, que sopló sobre el rostro del ser humano recién creado para que fuera un ser viviente (Gn 2,7), con cualidades bien definidas para relacionarse con sus semejantes y juntos formar comunidad.
De tal manera que el Soplo del Espíritu de JESÚS sobre la comunidad cristiana de todos los tiempos debe de impulsarnos a “salir al encuentro de las personas, las familias, las comunidades y los pueblos, para convocarlos y compartir el Don del Encuentro con Cristo, que ha llenado nuestras vidas de sentido, de Verdad, de Amor, de Alegría y de Esperanza. Por lo que no podemos quedarnos de manera pasiva en nuestros Templos” (DA 548).
Al confrontarnos con el texto y ver que la Misión de la Iglesia, bajo la Inspiración permanente del Espíritu Santo, es siempre un Acto Creador de Vida, que tiene su origen en el Soplo de JESÚS sobre sus discípulos a los que les Transmitió al Espíritu Santo, para darle una Nueva Vida a la Comunidad y confiarles la misma Misión que el PADRE le había confiado a Él, la de ir a Proclamar al mundo la Buena Noticia del Reino de DIOS, y la de Transmitir a todos los que crean la Gracia y el Poder del Espíritu Santo. Hecho que nos llena de alegría al saber que esa Gracia de Nuestro Señor JESUCRISTO, no ha parado, sino que ha perdurado de generación en generación, lo que nos permite decir que Su Espíritu “ha hecho morada en nuestros corazones” (Jn 14,23).
Bueno es saberlo, ya que muchas veces hemos pensado que el Espíritu Santo actúa desde afuera. Pero esta enseñanza nos ayuda a entender que el Espíritu actúa desde lo más profundo de nuestro corazón, que DIOS lo colocó allí, para que pudiéramos llegar a vivir nuestra propia experiencia de Su Plenitud. Lamentablemente nos hemos encerrado en nuestros propios egoísmos, en nuestros orgullos e indiferencias, con lo que le cerramos la posibilidad al Espíritu de ser el dinamismo Transformador de nuestras Vida.
También debemos recordar que, el mayor desafío que desde siempre ha tenido que afrontar la comunidad cristiana, es hacerse presente y dar Testimonio en los lugares donde más amenazada está la vida, o cuando se nos presente los mayores obstáculos para nuestra Misión, lo cual es un recordatorio de que no lo podemos hacer por nuestras propias fuerzas. Ya que solo lo podremos hacer viviendo a plenitud nuestro PENTECOSTÉS, que es El Soplo del RESUCITADO.
Por eso es que, en este día tan especial, JESÚS RESUCITADO, SEÑOR de la Vida, y Centro Vivificador de nuestra comunidad creyente, nos dice: “la paz esté con ustedes”, con las que nos Transmite Su Espíritu, para darnos la fuerza necesaria para afrontar cualquier tipo de amenaza, y hacer realidad la Vida del Crucificado RESUCITADO, en mundo que luce atribulado y con pocas esperanzas.
Señor JESÚS, Infunde en nosotros la Fuerza de Tu Espíritu Santo, para poder cumplir con nuestra Misión de ser portadores de Tu Esperanza.
Teniendo claro que la Misión debe siempre comenzar donde la Vida esté más amenazada, ese fue el riesgo que Tú asumiste y ese es el que nosotros debemos asumir. Amén.
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