En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dice: “No tienen vino”.
Jesús le dice: “Mujer, ¿qué tengo yo que ver contigo? Todavía no ha llegado mi hora”.
Su madre dice a los sirvientes: “Haced lo que él os diga”. Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dice: “Llenad las tinajas de agua”. Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dice: “Sacad ahora y llevadlo al mayordomo”. Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llama al esposo y le dice: “Todo el mundo pone primero el vino bueno y, cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora”.
Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea; así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana
En este segundo Domingo del Tiempo Ordinario la Iglesia Universal celebra la fiesta entre otros santos, en honor a San Marcelo I, En la serie de los Pontífices, ocupa el puesto número 30. Fue Pontífice por un año: del 308 al 309.
Era uno de los más valientes sacerdotes de Roma en la terrible persecución de Diocleciano en los años 303 al 305. Animaba a todos a permanecer fieles al cristianismo, aunque los martirizaran.
Elegido Sumo Pontífice se dedicó a reorganizar la Iglesia que estaba muy desorganizada porque ya hacía 4 años que había muerto San Marcelino, su antecesor. Hoy también se celebra el día de la Infancia Misionera, que es una obra educativa cristiana fundada en 1843, con la finalidad de aprovechar la fuerza misionera de la niñez, y moverlos a compartir la fe y los medios materiales con los niños de las regiones y de las Iglesias más necesitadas del mundo entero.
Y la liturgia diaria nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Juan capítulo 2, del verso 1 al verso 11.
Relato que es exclusivo de la narrativa Juanica, que a diferencia de los Evangelios sinópticos no narra “Milagros”, sino “Signos”. Son siete los “Signos” que Juan, nos presenta en su narrativa, que están estrechamente relacionados con su “Hora” y con la Cena Eucarística.
De esos siete, “las Bodas de Caná”, que se presenta hoy es el primero, el cual marca el inicio de la Acción Misionera de JESÚS, Revela Su Identidad y el sentido de Su Venida, y Manifiesta Su Gloria a los discípulos que creen en Él, y así puedan tener la compresión y el sentido de Su Muerte y Resurrección.
Por eso es que el Signo de las Bodas de Caná, no puede verse simplemente como ausencia de vino, sino que tiene que ser entendido en la Perspectiva del Reino y en la Dinámica de la llegada del Tiempo Mesiánico, que es explicado a través de una serie de simbología donde se hace eco de la Alianza del Sinaí, en la que DIOS Reveló Su Gloria “al tercer día”, para que el pueblo creyera en Su Enviado Moisés.
La Boda de Caná, es también una “parábola de acción”, ya que la conversión del agua en vino, y la abundancia y calidad de este, es símbolo de los Bienes Mesiánicos que se esperan.
El “seis” número de la imperfección, y las tinajas vacías, son símbolos de una religión vacía por la separación entre la vida y la Ley, entre el rito y la alegría, es la caducidad de las mediaciones existentes de ayunos, purificaciones y normas, para la comunión con DIOS.
Los sirvientes representan a los servidores del Reino, que toman conciencia de la llegada del Tiempo Nuevo que inaugura JESÚS.
También es significativo la presencia de María, que aparece como portavoz de Israel, del pueblo fiel, de los “Anawin”, que aún confía en DIOS, y se dirige al ÚNICO que puede hacer que las cosas cambien radicalmente, y que para que esto sea posible hay que hacer “lo que Él diga”.
Finalmente está la “Hora” de JESÚS, que también tiene su “Misterio”, ya que, este Evangelio reserva esta expresión para hablar de la “Hora” de la muerte de JESÚS, de Su Pascua y Resurrección, con la que se instauró la Alianza Nueva y Eterna que se renueva en cada Eucaristía.
Al confrontarnos con el texto, vemos que hay un contraste entre dos grupos de personas: los criados que saben lo que ha pasado, y el mayordomo que no sabe nada. Los criados por la escucha de la Palabra de JESÚS y haberla puesto en práctica, saben que el vino procede de las tinajas que ellos habían llenado de agua.
El mayordomo en cambio no conoce el origen del vino, porque ha estado ausente de ese gran acontecimiento. Con lo que se evidencia, una ironía joánica, ya que el mayordomo representa a todos aquellos “investidos de autoridad” pero que actúan sin tener en cuenta los designios de DIOS, y aquellos que son unos simples criados, pero que están atentos a los designios de DIOS, tienen una superioridad con relación a su jefe.
Por eso es que JESÚS, nos invita insistentemente a tener una relación profunda y personal con Él para que en nuestras vidas reine la alegría producida por el vino nuevo de la Nueva Alianza.
Teniendo en cuenta que para ser Testigos de este Nuevo “Signo de Vida”, es necesario imitar a María, que como fiel discípula está atenta a las necesidades de la gente y a los signos de los tiempos, lo que nos hará caer en la cuenta, que nuestras vidas son grandes tinajas vacías de amor, de esperanza, y de fe madurada.
Lo que nos genera un compromiso, ya que, si queremos ser partícipes del Banquete de la Vida Eterna, entonces tenemos que siempre tener presentes la recomendación de María: “Hagan lo que Él le diga”.
Señor JESÚS, Tu Palabra siempre actual y perenne nos hace caer en cuenta que nuestras vidas personales y comunitarias son grandes vasijas vacías de amor, de esperanza, y de fe, por eso es que hoy como nunca queremos seguir la recomendación de María, “hacer lo que Tú nos digas”. Amén.
Luis Perdomo
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