En aquel tiempo, Jesús se dio cuenta de que sus discípulos criticaban su discurso y les dijo: «¿Les desconcierta lo que he dicho? ¿Qué será, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir al lugar donde estaba antes? El espíritu es el que da vida, la carne no sirve para nada. Las palabras que les he dicho son espíritu, y son vida.
Pero hay entre ustedes algunos que no creen.» Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién lo iba a entregar. Y agregó: «Como he dicho antes, nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre.»
A partir de entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y dejaron de seguirle. Jesús preguntó a los Doce: «¿Quieren marcharse también ustedes?» Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.
Reflexión del Evangelio
La Iglesia Universal celebra la fiesta, entre otros santos, en honor a Santa Inés de Montepulciano. Nació alrededor del año 1270 y murió en el año 1317. Vistió el hábito de las vírgenes a los nueve años, y a los quince, en contra de su voluntad, fue elegida superiora de las monjas de Procene, fundando más tarde un monasterio, sometido a la disciplina de santo Domingo, donde dio muestras de una profunda humildad.
En la liturgia del día meditamos los textos: Hch 9,31-42; Sal 115; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Juan capítulo 6, del verso 61 al 69. en el que se describe la protesta de un grupo numeroso de discípulos por estar en contra de las exigencias y las propuestas de JESÚS, y por esa razón, muchos prefieren abandonarlo.
Muy pertinente es señalar que en torno a este hecho narrado, han surgido muchas conjeturas, para saber el porqué de esta decisión de abandono de un buen número de los primeros seguidores de JESÚS.
Algunos dicen que pudiera ser porque JESÚS, se haya presentado como el Nuevo y Superior a Moisés, que Su Palabra, primero y luego Él mismo se Revela como El Pan Bajado del Cielo, y en tal sentido como la Nueva Revelación de YAHVÉH.
Tampoco logran comprender eso de comer Su Cuerpo y beber Su Sangre, como medios para alcanzar la Vida Eterna, esto supera su tradición, por lo que iba en contra de sus principios religiosos y por eso prefieren abandonarlo.
No se desanima ante el abandono
JESÚS no se desanima por el abandono de la multitud, Él no pretende convencer a los que se van, sino que apela a los Doce, esos que han estado con Él desde el inicio de Su Ministerio, y que han descubierto en Sus Palabras y Hechos, Su Condición Divina.
Y es que los Doce que han decidido quedarse, se han abierto al Espíritu, que los ha llevado a la Confesión Mesiánica y a descubrir que las Palabras de JESÚS son Espíritu y Vida, ya que Comunica el Sentir Amoroso del Padre, por la humanidad.
Al confrontarnos con el texto y tratar de ubicarnos en uno de los dos grupos que resaltan en el texto, es decir entre los que optan por abandonar a JESÚS, porque Él ha hecho una Presentación Muy dura y poco comprensible, de Su Misión.
Y que ellos esperaban que fuera de otra manera, y seguramente también a muchos de nosotros nos ha pasado eso, es decir, ver qué ser cristiano no es nada fácil, ya que amar a quien nos odia y servir a quien nos desprecia, no cabe en nuestra lógica humana, por eso quizás podremos retratarnos en este grupo.
Propuesta de vida de Jesús
Pero, sí, por el contrario, hemos optado por adherirnos a la Propuesta de Vida de JESÚS y poder decir como Pedro: «Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de Vida Eterna», estamos proclamando nuestra Fe absoluta en el Verbo Hecho Carne, y podremos con la fuerza de Su Espíritu vencer esos prejuicios humanos para construir una sociedad solidaria y justa, que no es una quimera, sino una realidad que lo demuestra la existencia del cristianismo a lo largo de más de dos mil años de historia.
Por eso es que JESÚS, quiere que permanezcamos junto a Él para ayudarnos a vencer nuestras durezas de corazón, miedos e indiferencias, y buscar entre todos, la solución a esta profunda crisis social, política y económica que estamos viviendo.
Pero como dice el dicho popular: «no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista», estamos más que seguro, que con el empeño que le sigamos poniendo y la Ayuda de DIOS Todopoderoso, más temprano que tarde, lograremos salir de esta hecatombe que pareciera no tener fin.
Señor JESÚS, solo Tú Tienes el sentido de orientación para nuestras vidas, darnos la fuerza para vencer los miedos y buscar entre todos, la solución a esta profunda crisis social, política y económica que estamos viviendo.
Amén.
Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana
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