En aquel tiempo, entró Jesús a un poblado y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que se sentó a los pies del Señor y se quedó escuchando su palabra. Mientras tanto Marta estaba absorbida por los muchos quehaceres de la casa.
A cierto punto Marta se acercó a Jesús y le dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para atender? Dile que me ayude.» Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, tú andas preocupada y te pierdes en mil cosas: una sola es necesaria. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada».
Reflexión del Evangelio
La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor a San Demetrio de Tesalónica. Nacido en Tesalónica, Grecia hacia el año 270 d.C. Logró desde temprana edad un alto cargo en el ejército romano.
Sin embargo, a pesar de su puesto, seguía fiel a sus creencias cristianas, al punto de proclamar el Evangelio entre sus compañeros y procurar algunas conversiones.
En virtud de ello, fue hecho prisionero y llevado ante el emperador Maximiano, ante quién proclamó su fe, por lo que fue condenado a muerte y ejecutado, según la tradición, el 26 de octubre del año 306.
Liturgia del Día
La liturgia del día meditamos los textos: Gal 1,13-24; Sal 138; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Lucas capítulo 10, del verso 38 al 42. en el que se narra la llegada de JESÚS, en calidad de huésped, a la casa de dos mujeres.
Ellas son Marta que, cumple religiosamente sus deberes de hospitalidad para con el invitado, pero no acude a su enseñanza, y María que, por el contrario, asume la condición de discípula y se coloca a sus pies, dándole la mayor importancia y dejando todo lo demás en un segundo plano.
A Marta no le queda tiempo para estar con JESÚS, quizás a muchos de nosotros nos pasa igual, porque le ponemos tanto empeño a la manera de servir y de trabajar, en el hogar o en la comunidad, que nos dejan cansados y vacíos, sin poder Escuchar a Cristo cuando se hace presente.
Ya que Él quiere que lo encontremos en nuestro quehacer diario, «trabajando y orando», para fortalecernos y darnos Su Paz para nuestro descanso. Y es que en la vida de hogar hay cantidad de cosas que parecen necesarias, como limpiar, preparar la comida, cuidar de los hijos, etc.
Pero si con todo eso ya no queda tiempo para escuchar a los demás, ¿de qué vale esa vida?
¿Qué actitud tomar?
Al confrontarnos con el texto, y situarnos en la encrucijada para decidir si tomamos la actitud de Marta o la de María, se nos plantea un dilema existencial, por lo que nos generan honda reflexiones sobre cuál de estas actitudes hemos decidido asumir en nuestra relación con el Maestro y en nuestra relación con nuestros hermanos.
Ya que nuestra vida cristiana, la podríamos estar orientando de una manera equivocada como Marta, no solo en relación con nuestros semejantes, cuando andamos muy preocupados por el ritualismo, o los formalismos, que no hacen aflorar los signos visibles que nos lleva a comprobar de que estamos más preocupados por lo externo, que por entrar verdaderamente en sintonía con DIOS.
También cuando tratamos de comunicarnos con Nuestro Creador, sin Escuchar Su Palabra y acudimos a Él exponiendo muchas veces nuestras inquietudes, sin entender que Él de antemano ya conoce nuestros problemas y limitaciones.
Necesidad de entender
De allí lo necesario de entender que orar es tomarse el tiempo para escuchar, para meditar en silencio la Palabra de DIOS, es acallar nuestros deseos para poner más atención en lo que DIOS, quiere decirnos.
Recordemos que hay ciertas religiones no cristianas, donde la gente aprende a poner su espíritu en paz y silencio, alcanzando una verdadera serenidad, mientras nosotros a veces entramos a la oración con todas nuestras preocupaciones vanas, y después nos vamos de nuevo con ellas, y con la frustración de no haber obtenido respuestas, porque no hemos sabido o no hemos querido escuchar a DIOS.
Por eso es que el texto nos invita a asumir la actitud de María que escucha y se deleita con la Enseñanza del Maestro, ella rompe con el paradigma tradicional sentándose a los pies del Maestro, cosa insólita para la sociedad de su tiempo, que no veían con buenos ojos que las mujeres fueran discípulas, sino que estuvieran ocupadas en los quehaceres de la casa.
Y es que, para asumir la Novedad del Reino, tal como lo hizo María, hay que romper paradigmas y estar dispuestos a la Escucha de la Palabra para dejarse transformar por Ella que «Hace Nueva todas las cosas» (Ap 21,5).
Señor JESÚS, ayúdanos a tomar la decisión correcta para el beneficio de nuestras vidas, que es la escucha de Tu Palabra, y de esta manera dejaremos a un lado muchas actividades que consideramos importantes e imprescindibles, pero que no nos alejan de Ti y de Tu Mandamiento de Amor.
Amén.
Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana
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