«En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos «Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Sean semejantes a los criados que están esperando a que su Señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el Señor, al llegar, los encuentre en vela; les aseguro que él mismo les servirá, los hará sentar a la mesa y los atenderá. Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.»
Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana
La Iglesia Universal celebra la fiesta, entre otros santos, en honor a San Antonio María Claret, que nació en Sallent, Barcelona, el 23 de diciembre de 1807, y murió el 24 de octubre de 1870, en el monasterio cisterciense de Fontfroide, cerca de Narbona Francia. Es el fundador de los Padres Claretianos. Fue misionero en América, Obispo de Santiago de Cuba, escritor de muchos libros, editor y propagador de la obra evangelizadora a través de la imprenta, impulsador de varias congregaciones religiosas, confesor de la reina Isabel II y miembro asistente del Concilio Vaticano I. El 25 de febrero de 1934 la Iglesia le inscribió en el número de los beatos, y el 7 de mayo de 1950 el Papa Pío XII lo proclamó Santo. Felicitaciones a la feligresía de la Parroquia Claret de nuestra Diócesis ubicada en la urbanización Nueva Chirica y sus alrededores.
En la liturgia del día meditamos los textos: Rom 5,12.15b.17-19.20b-21; Sal 39 y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Lucas capítulo 12, del verso 35 al 38. En el que JESÚS da una catequesis a sus discípulos sobre los temas de la vigilancia y la fidelidad. En ese contexto el Maestro exhorta a sus interlocutores para que se mantengan en traje de faena, atentos a la llegada improvisa del Señor, que se ha ido de boda y puede llegar en cualquier momento. Es tan importante y necesaria las actitudes de “vigilancia y fidelidad” que el Señor llama “BIENAVENTURADOS” a quienes las asumen.
El texto distingue claramente, entre estar despiertos y estar dormidos. En el estado de vigilia podemos responder a cualquier llamado, urgencia o desafío, pero cuando estamos dormidos nuestro cuerpo se olvida de las preocupaciones y se abandona a su propio ritmo. Por eso es que: “Tener ceñida la cintura y las lámparas encendidas”, es una invitación urgente a la responsabilidad gozosa, amable y jovial de cada uno, para el servicio hacia los demás. La recompensa tiene algo de increíble, se cambian los papeles, ya que el mismo Señor se pone a servir a los criados, tal como lo ha hecho nuestro Señor JESUCRISTO.
Muy pertinente es destacar que en el tiempo en que JESÚS vivió su vida terrena, al igual que el tiempo que le correspondió vivir las primeras comunidades cristianas, fue una época de grandes cambios para la humanidad, por eso era necesario estar atentos a los signos de los tiempos, que daban pistas sobre lo que DIOS quería para ese momento particular.
Al confrontarnos con el texto, vemos, que se nos hace una invitación a vivir alerta y conforme a nuestra enseñanza cristiana, para poder hacerle frente a estos tiempos difíciles. Pero teniendo claro que estar preparados, no significa que solamente tengamos que aumentar nuestros rezos o nuestras prácticas de piedad, sino que debemos ir más allá, es poner el corazón y toda la vida en manos de los Designios de DIOS.
Porque esta situación tan angustiante que vivimos de crisis, de guerras en distintas partes del planeta, sobre manera en la que está involucrada en el pueblo de Israel solo podemos contrarrestarla si nos aferramos a la orientación que DIOS nos da a través de Su Palabra, presente en la Sagrada Escritura. Y por eso es que este llamado a estar atentos que nos hace el Evangelio de hoy, tiene una inmensa enseñanza para este momento bien particular que vive nuestra sociedad, porque nos invita a compartir la vida y las preocupaciones con nuestros semejantes y porque celebra la esperanza de lucha por un mundo más humano y solidario.
De allí que hoy sea el día para preguntarnos: ¿Qué imagen de Dios tengo: cercano, lejano o ausente? ¿Cómo puedo descubrir a Dios en mí caminar? ¿De qué manera o en cuáles espacios, puedo participar, para buscar una solución a estas calamidades que estamos padeciendo?.
Y con algunas de esas respuestas, debemos saber que nuestra Fe, es la que nos debe mantener despiertos, para descubrir cuál es el rumbo, o que es lo que debemos hacer para contrarrestar este momento de incertidumbre donde pareciera que todo está perdido y cualquier propuesta se desecha o es descalificada, no solo por las que las proponen, sino porque son pocas las esperanza en que tenemos para salir de este atolladero.
Señor JESÚS, Tú nos exhortas para que estemos atentos y dispuestos para el servicio y la entrega hacia nuestros semejantes, tal como Tú lo haces. Ayúdanos a entender este mandato, para poder construir una sociedad de personas con dignidad, sin opresores, ni explotadores. Amén.
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