En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Ganasen amigos con el dinero injusto, para que, cuando les falte, los reciban en las moradas eternas.
El que es fiel en lo poco también es fiel en lo mucho; el que no es honrado en lo poco, también es deshonesto en lo grande. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fueron fiel en lo ajeno, ¿quién les dará lo que le pertenece?
Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.
Oyeron esto los fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él. Jesús les dijo: «Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro. La arrogancia con los hombres Dios la detesta.
Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana.
La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta entre otros santos en honor a San Martin de Tours, Obispo. Quien nació en Hungría. Su padre fue un veterano militar, por esta razón Martín a los 15 años ya vestía el uniforme militar. Una noche vio en sueño a JESÚS, después de haber vestido a un pobre.
Enseguida fue a Poitiers y allí San Hilario se encargó de Catequizarlo. En el año 371 fue invitado a Tours donde fue aclamado como Obispo, por toda la población. Falleció en Candes en el año 397.
En la liturgia del día meditamos los textos: Rom 16,3-9.16.22-27; Sal 144; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Lucas capítulo 16, del verso 9 al 15. En el que JESÚS, continuando con su discurso que narraba el Evangelio de ayer, da tres sentencias sobre el manejo del dinero y el afán de poseerlo.
En la primera sentencia, exhorta a sus oyentes a utilizar los bienes en favor de los demás, de esta manera se consiguen «amigos», como en la parábola del administrador astuto, pero no para que los amigo retribuyan el favor recibido, sino para que DIOS actúe como fiador y le reciba en el Banquete de la Vida Eterna.
La segunda sentencia enseña que nadie es dueño absoluto de las riquezas materiales, ya que los bienes de este mundo se tienen en «administración», y los que sean fieles en la administración de esos bienes en favor de los otros hijos de DIOS, el Señor le Otorgará los Bienes Verdaderos de la Vida Eterna.
La tercera sentencia es para llamar la atención sobre el peligro de considerar a los bienes materiales como si fueran un dios que lo puede todo.
Muy pertinente es saber qué griego para escribir la palabra dinero o riqueza se escribe: «manmónas» y «Manmón» es el nombre del dios del dinero, indicando así que fácilmente puede confundirse el dinero con un dios y fácilmente caer en el pecado de la idolatría.
Y es que el dinero ofrece a quienes le rinden culto la falsa creencia de que al tenerlo han solucionado todos los problemas de su vida, por lo que los convierte en opresores de sus semejantes y en astutas criaturas de las tinieblas.
Al confrontarnos con el texto, vemos que se nos hace una invitación a revisar las actitudes tan diversas que suscitan el dinero y la riqueza en el corazón del ser humano.
Teniendo en cuenta que no se trata de una condena al dinero por ser dinero y a la riqueza por ser riqueza, se trata más bien de un llamado a todos los que nos consideramos seguidores de JESÚS, para que en todo momento sepamos discernir cuál es exactamente nuestra posición en relación con los bienes materiales.
Y por eso es que el Maestro nos comparte la enseñanza del empleador que no puede servir a DIOS y al dinero.
Ya que lo ideal es que el seguidor de JESÚS tenga en el centro de su proyecto de vida los Valores cristianos de la Justicia, la Fraternidad y la Solidaridad, pero lamentablemente sucumbimos ante la fragilidad de la carne y nos dejamos llevar por las angustias y las ambiciones, y en vez de conformarnos con cubrir nuestras necesidades existenciales y la de nuestras familias, a muchos de nosotros se nos abre un afán desmedido por el tener y el poder, sin tener en cuenta que el dinero es un simple medio para la sobrevivencia y no un fin en sí mismo.
Por eso es que JESÚS nos dice que el que ama al dinero más que a DIOS termina haciendo toda clase de males con el fin de acumular mayores riquezas, y nos muestra como el camino para la realización del ser humano que es la libertad de conciencia, la solidaridad con los semejantes y la búsqueda del bien común.
Con esta Enseñanza se demuestra que JESÚS Es el DIOS solidario que sale al Encuentro del ser humano para enseñarnos a vivir como humanos, y que, sintiéndonos todos hijos de DIOS, podamos todos disfrutar y utilizar las Bondades de Su Creación, en beneficio de todos.
Señor JESÚS, ayúdanos a dejar a un lado nuestros intereses egoístas, que nos convierten en indiferentes e insolidarios, para ir tras la búsqueda del bien usual y de esta manera servirte a Ti y no al dinero. Amén.
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