En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo. Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.
Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.» Jesús le contestó: «Está escrito: No sólo de pan vive el hombre».
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo.» Jesús le contestó: «Está escrito: Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto».
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: «Encargará a los ángeles que cuiden de ti», y también: «Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras».
Jesús le contestó: Está mandado: «No tentarás al Señor, tu Dios». Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión
Reflexión del Evangelio
La Iglesia Universal celebra hoy el Primer Domingo de Cuaresma, en el que iniciamos un camino de preparación por el desierto, con nuestro sueños y esperanzas, también con nuestras derrotas y desilusiones.
Viviendo la experiencia de un DIOS cercano, que nos anima a seguir su ejemplo.
Que se hace Hombre en la Persona de JESÚS, y que es capaz de desinstalarse de las estructuras de poder para proponer el REINO de DIOS en medio de nosotros.
Liturgia del Día
En la liturgia meditamos los textos: Dt 26,4-10; Sal 90; Rom 10,8-13; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Lucas capítulo 4, del verso 1 al 13. En el que se describe el comienzo de la vida pública de JESÚS, siguiendo el modelo del inicio de la historia del pueblo de Israel que relata el libro del Éxodo.
JESÚS es conducido por el Espíritu Santo al desierto, de la misma manera en que el pueblo de Israel es conducido por DIOS y que es llamado Hijo (Ex 4,22-23), donde fue tentado durante cuarenta días y cuarenta noches (Dt 8,2); allí sintió hambre (Dt 8,5) al igual que JESÚS (Lc 4,2), con una notable diferencia y es que el pueblo de Israel se olvidó de DIOS buscando posesión de los bienes de la tierra (Dt 6,10-13), y se rebeló contra DIOS exigiéndole milagros (Ex 17,1-7; Núm. 11,4-6).
En todas estas pruebas el pueblo de Israel, recién liberado por DIOS del dominio egipcio, fue infiel. En cambio, JESÚS se muestra como el Auténtico Hijo de DIOS, que tentado por el diablo permanece fiel de todas las pruebas y tentaciones a las que responde con frases tomadas del libro del Deuteronomio, mostrando así su total conformidad con la Voluntad de DIOS contenida en la Sagrada Escritura.
Las tres tentaciones buscan lo mismo, que JESÚS ceda a las tendencias egoístas de su naturaleza humana en provecho personal, sacando ventaja de Su relación filial con DIOS: «si eres el Hijo de DIOS…».
JESÚS en vez de falsear Su relación filial, se reafirma en ella y rechazando la tentación con la Fuerza del Espíritu y de la Palabra, vence Sus Propias tentaciones que le vienen de Su participación en nuestra condición humana, débil y egoísta, y de esta forma reafirma Su Fidelidad al Padre, teniendo una actitud firme, de obediencia total a Sus Designios.
De esta manera JESÚS rescata la dignidad de nuestra condición humana, para hacernos partícipes del Banquete de la Vida Eterna. Tal como lo afirma la Escritura: “Por la obediencia de uno, todos hemos sido salvados” (Rom 5,18).
Al confrontarnos con el texto y vernos retratados en la soledad y el silencio, junto a las tentaciones que le correspondió vivir a nuestro Señor JESUCRISTO en el desierto.
También nosotros al entrar en esa soledad y silencio, que es la interioridad de nuestra propia vida, para hacer un careo entre las múltiples tentaciones que me acechan y las respuestas que doy, sea de rechazo o de aceptación complaciente, a esas tentaciones.
Y es que, cada uno de nosotros vivimos nuestra existencia cristiana en medio de dos realidades tensas. En una parte, está el deseo de vivir nuestro compromiso Bautismal con todas sus consecuencias y exigencias y, por otra parte, está las continuas tentaciones y seducciones del ambiente cultural y social en el que nos desenvolvemos.
Por lo que es necesario mantenerse en una continua CONVERSIÓN, propio de quienes hemos iniciado el camino, pero conscientes de que no hemos llegado a la meta y no sabemos lo que puede pasar en el viaje.
Por eso es que hoy es el día para preguntarme: ¿Cuáles son mis tentaciones de voluntad o de poder? ¿Cuáles son mis horas más difíciles? ¿En las horas que me he sentido confiado, en cuáles me he concentrado en fidelidad o en exigencia a DIOS? ¿Quiero correr la aventura de seguir a JESÚS, a pesar de los obstáculos que se me puedan presentar, teniendo la certeza de que Él me ayudará a vencer estas pruebas?
Señor JESÚS, si Tú mismo que Eres el DIOS Encarnado, padeciste las penurias de las necesidades, pero con la Fuerza del Espíritu y de la Palabra, venciste al tentador, dame la fortaleza necesaria para poder vencer mis múltiples tentaciones del poder, del querer y del tener.
Amén.
Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana
¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!