“En aquel tiempo, fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor». Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.» Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?» Y Jesús les dijo: «Sin duda me recitaréis aquel refrán: «Médico, cúrate a ti mismo»; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm.» Y añadió: «Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Elíseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.» Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana
La Iglesia universal celebra hoy la Fiesta, entre otros santos, en honor a Santa Rosa de Lima. Su fama de santidad era tal, que es la primera santa que antes de ser canonizada fue proclamada, de manera excepcional, patrona del Perú, del Nuevo Mundo y de Filipinas. Fue laica y no religiosa, una terciaria en la orden de Santo Domingo. Nació en Lima, en 1586 y falleció el 24 de agosto de 1617, a los 31 años. Fue canonizada por el papa Clemente X en 1671, y se convirtió en la primera santa de América.
Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas, capítulo 4, del verso 16 al verso 30. En el que JESÚS, va a la Sinagoga de Nazaret, y después de leer el libro de Isaías, le explica al pueblo que en Él se cumple lo que está escrito en el pasaje que acaba de proclamar. Ya que el Espíritu Santo lo ha Ungido para cumplir Su Misión de Mesías, llevando a los pobres la Buena Noticia de que DIOS otorga la liberación y el perdón de los pecados para todos.
Muy pertinente es señalar que el Evangelista para presentar la relectura del libro de Isaías omite la parte que se refiere “al día de la Venganza de nuestro DIOS” (Is 62,2), porque el tiempo de JESÚS, es tiempo de Misericordia y no de Venganza. Además de eso le añade dos promesas más, de otros capítulos del libro: “DIOS dará la vista a los ciegos” (Is 42,7) y “la libertad a los oprimidos” (Is 58,6). El Evangelista también hace una relectura del poema del Siervo del Señor, descrito: “como mi elegido”, en que DIOS se complace, porque “he puesto en Él mi Espíritu” (Is 42,1). Profecía que se cumple en JESÚS, que ha sido Ungido en el Bautismo y en Quien DIOS se Complace (Lc 3,22), como Rey para decretar “el año de la Gracia”, es decir “el año del Jubileo” (Lv 25,8-17).
Y con los ejemplos de lo que hicieron los Profetas Elías y Eliseo, JESÚS quiere mostrar que la Salvación está destinada a toda la humanidad y no solo al pueblo de Israel, ejemplos que suscitan una indignación en los presentes, al punto de quererlo matar. Hecho que marca el destino de JESÚS que al igual que todos los Profetas fueron martirizados por decir la VERDAD.
Al confrontarnos con el texto y ver que JESÚS no fue bien recibido por sus contemporáneos, nos damos cuenta que el rechazo y la persecución forman parte de las amenazas que rodean al discipulado cristiano. Y ese coraje de JESÚS, que a pesar de todos los obstáculos que se le presentaron, llevo hasta las últimas consecuencias la Misión que le había encargado el PADRE, debe de ser un ejemplo constante para Sus seguidores de todos los tiempos, con el cual debemos desarrollar nuestra Misión en situaciones conflictivas y en entornos adversos.
Por eso es que tenemos que asumir de este texto, que es el eje de la labor Misionera de JESÚS, algunos criterios prácticos para la ejecución de nuestra Misión: lo primero: es que es fundamental conocer la realidad local, para ubicar el Anuncio; lo segundo: es que el Anuncio de la Buena Noticia, tiene que tener destinatarios precisos: los ciegos, los menesterosos, los excluidos, los oprimidos, los presos, los explotados; tercero: superar el discurso para hacer realidad el Anuncio con el testimonio de vida; y cuarto: asumir con valentía las consecuencias de este programa profético.
De tal manera que si hacemos una revisión de nuestra conducta de vida y la cotejamos con estos criterios prácticos que hemos enumerado, entonces podremos concluir si somos o no somos unos auténticos seguidores de JESÚS, dispuestos a dar Testimonio de nuestro compromiso cristiano en los distintos espacios donde interactuamos.
Señor JESÚS, te pedimos encarecidamente que renueves en nosotros los Dones que hemos recibido del Espíritu Santo, para poder llevar a cabalidad nuestra Misión de ser Mensajeros de Tu Gracia y Tú Misericordia a todos nuestros semejantes. Amén.
Luis Perdomo
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