En aquel tiempo, Jesús vio a un cobrador de impuestos, llamado Leví, que estaba sentado en el puesto donde cobraba. Jesús le dijo: «Sígueme.» Leví se levantó; lo dejó todo y empezó a seguirlo. Leví le ofreció un gran banquete en su casa, y con ellos se sentaron a la mesa un buen número de cobradores de impuestos y gente de toda clase.
Al ver esto, los fariseos y los maestros de la Ley que eran amigos suyos expresaban su descontento en medio de los discípulos de Jesús: «¿Cómo es que ustedes comen y beben con los cobradores de impuestos y con personas malas?» Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: «No son las personas sanas las que necesitan médico, sino las enfermas. No he venido para llamar a los buenos, sino para invitar a los pecadores a que se arrepientan.
Reflexión del Evangelio
La Iglesia Universal celebra la fiesta, entre otros santos, en honor a los siete santos fundadores de la Orden de los Siervos de María: Bonfilio, Bartolomé, Juan, Benito, Gerardino, Ricovero y Alejo.
Siendo mercaderes en Florencia, se retiraron de común acuerdo al monte Senario para servir a la Santísima Virgen María, fundando una Orden bajo la Regla de San Agustín, aprobada por la Santa Sede en 1304.
Son conmemorados en este día, en el que falleció, ya centenario, el último de ellos, Alejo, en el año 1310.
En la liturgia del día meditamos los textos: Is 58,9b-14; Sal 85; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Lucas capítulo 5, del verso 27 al 32, donde se narra el llamado que JESÚS le hace a Leví, para que integre al grupo de Sus colaboradores más inmediatos es decir los Apóstoles.
Leví que a la postre se convertiría en Mateo, no se rehúsa, sino que, por el contrario, da una respuesta digna de una meditación: «dejándolo todo se levantó y lo siguió» (Lc 5,28).
Tres momentos
En este pasaje del Evangelio, podemos observar en tres momentos. El primero es el encuentro de Leví con JESUCRISTO. Él era un publicano, pero su respuesta inmediata a la invitación del Señor muestra un aspecto especial de su corazón, pues, aunque vivía en las riquezas, no estaba totalmente apegado a ellas.
Leví fue capaz de dejar de lado las cosas materiales, para dejarse interpelar por la voz y la mirada del Señor. Esto transformó radicalmente su vida, y es que una persona que tiene una experiencia profunda de JESUCRISTO no vuelve a ser la misma.
En el segundo momento que se relata en el Evangelio, es en el que Leví pasa de la contemplación a la acción, ya que la experiencia que Leví tuvo del Amor de JESUCRISTO, no solo le llevo al agradecimiento, sino también a la de comprometerse en el servicio de atraer a otros a la causa de JESÚS.
Por eso «Leví le ofreció en su casa un gran banquete, en la que había un gran número de publicanos» (Lc 5,29).
Y el tercer momento es la catequesis que JESÚS le da a los fariseos, en respuesta a sus críticas puritanas: «No he venido para llamar a los buenos, sino para invitar a los pecadores a que se arrepientan» (Lc 5,32).
Jesús sigue tocando puertas
Al confrontarnos con el texto vemos que, JESÚS sigue tocando las puertas de nuestro corazón, y por eso nos trae como ejemplo el llamado y la respuesta que da un pecador que por su ocupación era un excluido, marcado por el desprecio social.
Pero cuando sintió la «mirada de DIOS», posarse sobre él, entonces se produce el milagro de vivir con un corazón sanado de prejuicio, del miedo, y de la egolatría que frecuentemente embarga a todos los seres humanos.
Esta es la vocación y misión a la que como cristianos estamos llamados a vivir. Primero a dejarnos interpelar por el AMOR de Jesucristo para, después, compartirlo con los demás, conscientes de nuestra miseria, pero también de la grandeza y Misericordia del Señor, que nos las transmite a través de Su Espíritu, para poder vencer todas las barreras existentes en nuestra sociedad, con la que nos sana de nuestras malas intenciones y de nuestros prejuicios.
Y esa es la enseñanza suprema que el Maestro quiere darnos hoy, la de vivir un discipulado incluyente y comprometido con los más necesitados, sin mirar su condición social, política, económica o religiosa.
Por eso es que este tiempo de Cuaresma que recién estamos iniciando, es el tiempo propicio para pedirle a DIOS, que, en medio de las calamidades y las tentaciones del mundo, escuchemos Su llamado y respondamos con firmeza y sin vacilación tal como lo hizo Leví.
Señor JESÚS, gracias por hacerme parte de Tus colaboradores. Líbrame de mis prejuicios y malas intenciones, para poder acercar a otros, a Ti, de manera que ellos también puedan tener la experiencia transformadora de Tu AMOR.
Amén.
Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana
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