En aquel tiempo, bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: «Dichosos los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tienen hambre, porque quedarán saciados. Dichosos los que ahora lloran, porque reirán.

Dichosos ustedes, cuando los hombres los odien, y los excluyan, y los insulten, y proscriban su nombre como malo, por causa del Hijo del hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían sus padres con los profetas. Pero, ¡ay de ustedes, los ricos!, porque ya tienen su consuelo.

¡Ay de ustedes, los que ahora están saciados!, porque tendrán hambre. ¡Ay de los que ahora ríen!, porque harán duelo y llorarán. ¡Ay de ustedes cuando todo el mundo los alabe! Eso es lo que hacían sus padres con los falsos profetas.

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana

En este Sexto Domingo del Tiempo Ordinario la Iglesia Universal celebra la fiesta entre otros santos, al Beato Jordán de Sajonia, quien nació en el castillo de Burgberg, Westfalia, hacia el año 1176 y murió el 13 de febrero de 1237, en las costas de Siria frente a Ptolemaida, San Juan de Acre, actual Akko.

Tras las huellas de santo Domingo de Guzmán, al que sucedió como maestro general de la Orden, este apóstol infatigable que evangelizó dentro y fuera de Europa, es considerado patrón de la obra de las vocaciones dominicanas».

 Y la liturgia diaria nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Lucas capítulo 6, del verso 17 al verso 26.  En el que se presentan las Bienaventuranzas en la versión Lucana, que a diferencia de Mateo presenta sus propias particularidades.

Mientras Lucas coloca en un lugar llano, el discurso sobre las Bienaventuranzas, en el Evangelio según San Mateo, es en una montaña, lo otro es que en la versión Lucana sería más preciso decir que son la Bienaventuranzas y las malaventuranzas, que no aparecen en Mateo.

 Mientras Mateo le da un enfoque espiritual a esta enseñanza, Lucas encara los problemas sociales de su época, poniendo en ambos planos la confrontación, mencionando a pobres y ricos, hambrientos, y opulentos, los que se divierten y los que sufren, situaciones que caracterizaban a su tiempo.

También es importante destacar que los que padecen estos males sociales son felicitados porque su situación va a cambiar, producto del esfuerzo comunitario y no porque estén sufriendo. Compromiso que es asumido en la comunidad cristiana de los primeros tiempos, donde todos deben compartir los bienes de modo que no haya más pobre, porque todos compartían con generosidad y alegría lo poco o mucho que tenían.

La última Bienaventuranza se refiere a los cristianos perseguidos, y quizás tenga en cuenta el decreto del imperio romano donde se afirmaba que “no era lícito ser cristiano”. En ese caso no se promete un cambio de situación en este mundo, sino el premio del Cielo.

A las Bienaventuranzas siguen tres lamentos sobre los “ricos”, que en la tradición Lucana son rodos aquellos que viven preocupados por la acumulación de muchos bienes, pero no los comparten, porque solo buscan asegurar lo efímero de la vida terrenal, sin tener en cuenta que no lo podrán llevar con ellos.

Los “ricos” por lo tanto reciben ese consuelo aquí en la tierra, pero por obrar así, quedarán privados de los Bienes del Reino que nos Ha Traído JESÚS.

Al confrontarnos con el texto, vemos que seguir a JESÚS es un desafío para el estilo de vida cómodo que propone nuestra sociedad, ya que al tratar de llevar a la práctica este programa de vida propuesto por Jesús, generan rechazo e incomodidad en los poderosos y en los que aspiran desenfrenadamente la acumulación de bienes más allá de sus propias necesidades, por eso es que la enseñanza de las Bienaventuranzas y malaventuranzas son un escándalos para el statu quo de las sociedades de todos los tiempos. Porque llamar Bienaventurados a los pobres, a los hambrientos, a los que lloran, a los odiados, insultados y proscritos a causa del nombre de JESÚS, no cabe en la mente de los creen que tener riquezas, así sean mal habidas son sinónimo de bendición y no es así.

Y tal como dijimos antes, Lucas contrapone las Bienaventuranzas, una correspondiente malaventuranza, porque en nuestros entornos se nos presentan dos estilos de vida radicalmente opuestos, al estilo de los que buscan el Reino de DIOS y de los que buscan egoístamente su realización personal.

Dos maneras diferentes de vivir y por lo mismo dos expresiones distintas: “Bienaventurados” vs “Ay de ustedes”, teniendo en cuenta que el mensaje de la Bienaventuranza no es un premio, sino que es la Proclamación del Reinado de DIOS, que ve en los pobres, hambrientos, tristes y perseguidos, sus Predilectos, no porque sean buenos o virtuosos, sino porque su situación de opresión e inhumanidad le resulta insoportable al DIOS de la Vida y la Misericordia, que Ama la Justicia, es este el Mensaje que quiere darnos JESÚS.

Por lo que hay que tener en cuenta que muchas veces hemos adulterado las Bienaventuranzas, cuando predicamos la resignación de un sufrir acá sin desesperarnos porque DIOS nos hará ricos y felices en el más allá y eso es una traición al Evangelio. Por eso es que al ser las Bienaventuranzas una alegre noticia, queda prohibido el buscar ser pobre, o pasar hambre o estar triste como normativa ética, porque para JESÚS la pobreza y la miseria son un escándalo que va contra DIOS. Situación que nos genera un gran desafío a todos los que nos consideramos discípulos de JESÚS, que es la de hacer Bienaventurados a los pobres, compartiendo con ellos, los pocos o muchos bienes que tengamos, y eso es seguir las huellas del que, “siendo rico, se hizo pobre por nosotros”.

Señor JESÚS, Ayúdanos a entender que los pobres, hambrientos, tristes y perseguidos, son Tus Predilectos, no porque sean buenos o virtuosos, sino porque su situación de opresión e inhumanidad, Te resulta insoportable, porque Tú Eres el DIOS de la Vida y la Misericordia. Amén.

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