En aquel tiempo, Jesús les puso también esta comparación: «¿Puede un ciego guiar a otro ciego? Ciertamente, caerán ambos en algún hoyo. El discípulo no está por encima de su maestro, pero si se deja formar, se parecerá a su maestro.
¿Y por qué te fijas en la pelusa que tiene tu hermano en un ojo, si no eres consciente de la viga que tienes en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano:» Hermano deja que te saque la pelusa que tienes en el ojo’’?, ¿si tú no ves la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo para que veas con claridad, y entonces sacarás la pelusa del ojo de tu hermano.
Reflexión del Evangelio
La Iglesia universal celebra hoy la Fiesta, entre otros santos, en honor a San Juan Crisóstomo. Este Padre de la Iglesia fue famoso por sus discursos públicos y por su denuncia de los abusos de las autoridades imperiales y de la vida licenciosa del clero bizantino.
En razón de su extraordinaria elocuencia que lo consagró como el máximo orador entre los Padres griegos, es considerado el patrono de los predicadores.
En la liturgia del día meditamos los textos: 1Cor 9,16-19.22b.27; Sal 115; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Lucas capítulo 6, del verso 39 al 42, JESÚS hace una comparación dirigida a los fariseos ciegos por el fanatismo y por haberse diseñado una religión a la medida de sus intereses.
La crítica también está dirigida a todos aquellos acostumbrados a criticar las acciones de los demás, sin hacer nada mejor. Por eso es que el Maestro estructura su enseñanza de hoy, con tres sentencias.
Un ciego no puede guiar a otro ciego, un discípulo no puede ser más que su maestro, y nadie debe fijarse en la mota del ojo ajeno si no repara en la viga del suyo propio.
La comparación de los ciegos que guían a otros ciegos estaba destinada a los fariseos que, fundamentados en la rigidez de la ley, que quita la vida, pretendía a orientar a sus fieles, aun cuando ese no era lo que DIOS, le había transmitido.
Invita sus discípulos
Frente a esta desviación, el Maestro invita a sus discípulos a seguir las Enseñanzas que ha traído al mundo, que es Su Palabra que Transforma y hace Nueva todas las cosas, incluido una Nueva manera de proceder y de relacionarse con los semejantes.
La pregunta que sigue, que implica la paja y la viga en el ojo, está bien grabado en nuestra memoria como una buena advertencia.
Es muy común estar siempre dispuestos a criticar los defectos de los demás sin que nos demos cuenta de nuestros propios defectos, que pueden ser incluso mayores que los de ellos.
Y es que el acto de criticar a menudo oculta la fuga de una autocrítica. Porque la crítica exacerbada ofusca la lucidez. Por el contrario, la autocrítica sincera y humilde conduce a la Misericordia y acogida hacia los demás.
Juzgar con facilidad
Al confrontarnos con el texto y colocarnos en el puesto de los interlocutores de JESÚS, vemos que también nosotros juzgamos con mucha facilidad a los demás, pero no nos colocamos en la piel del otro; tenemos y damos muchas ideas, pero no nos comprometemos, no bajamos a la arena de los hechos; sentenciamos sobre mil problemas, pero no ofrecemos soluciones o no nos mojamos para resolverlos.
Incluso, con frecuencia, nos hacemos las víctimas, y gritamos que las causas de todos los males están siempre en los demás. Hasta, por soberbia, proyectamos sobre los otros nuestros propios defectos, negando de esta manera nuestra condición de cristianos, ya que JESÚS llama hipócrita a los que se comportan así.
Por eso es que, escuchando a JESÚS, vemos que, quitando la basura de mi ojo, voy a estar en condiciones de ayudar a los otros, y que, la mejor manera de ayudar a nuestros hermanos es valorizarlo en todo lo que DIOS le ha dado, de bueno, verdadero y digno.
Esto quiere decir, que, nuestras críticas y autocríticas deben de estar fundamentadas en el Amor fraterno, para descubrir, resaltar y valorizar las capacidades de cada uno, y de esta manera lograremos una mayor integración y crecimiento de la comunidad. Ya que, en la humildad, la acogida y la valorización de los otros, es que, se construye la familia y la comunidad Viva y abierta que transforma el mundo.
Señor JESÚS, ayúdanos a purificar los ojos de nuestro rostro y de nuestro corazón porque, solo mirando con los ojos limpios de DIOS, podremos saber que no es imponiendo, no es dominando, ni condenando a nadie, cómo podemos construir un mundo mejor, sino más bien, Amándonos y sirviéndonos unos a otros.
Amén.
Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana
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