En aquel tiempo Jesús iba recorriendo ciudades y aldeas, predicando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios.
Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres, a las que había curado de espíritus malos o de enfermedades: María, por sobrenombre Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de un administrador de Herodes, llamado Cuza; Susana, y varias otras que los atendían con sus propios recursos.
Reflexión del Evangelio
La Iglesia universal celebra hoy la Fiesta, entre otros santos, en honor a San José María de Yermo y Parres. Nació en la Hacienda de Jalmolonga, municipio de Malinalco, México el 10 de noviembre de 1851, y murió el 20 de septiembre de 1904 en la ciudad de Puebla.
Beatificado por Su Santidad Juan Pablo II el 6 de mayo de 1990 en la Basílica de Ntra. Sra. de Guadalupe en la Ciudad de México, y santificado, por el mismo Pontífice, en la Ciudad de Vaticano, el 21 de mayo, del 2000 durante el Año Santo.
La liturgia del día medita los textos: 1Cor 15,12-20; Sal 16; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Lucas capítulo 8, del verso 1 al 3.
Este breve texto se hace un resumen de la actividad misionera de JESÚS, y se presenta a los seguidores del Maestro, tanto a las mujeres como a los hombres, como un equipo de trabajo itinerante que va recorriendo pueblos y ciudades, proclamando la llegada del Reino de DIOS.
El equipo estaba conformado por los Doce y algunas mujeres que se fueron añadiendo a lo largo de la predicación.
Es de hacer notar que, en la memoria del ministerio de JESÚS, comúnmente se hace mención exclusiva de los apóstoles, hombres, llamados por Él, y que le siguieron. Esta es la única vez en los Evangelios que las mujeres son mencionadas entre el grupo de los discípulos de JESÚS.
Entre ellas llama la atención la presencia de Juana, mujer de un alto funcionario de Herodes, lo cual muestra la osadía de la mujer.
Presencia de María Magdalena
Se destaca la presencia de María Magdalena, que al igual que en la Resurrección, aparece de primero, no solo de la lista de las mujeres, sino también de los discípulos en general.
También es importante destacar que cuando se dice que estas mujeres habían sido sanadas de enfermedades y liberadas de demonios, significan las diversas formas de exclusión de la ideología del judaísmo impuesta a las mujeres, es decir, que habían sufrido las consecuencias de la exclusión social y de género.
Por eso es que estas mujeres, y particularmente Magdalena, las liberaron de su exclusión social por JESÚS, e integradas a la vida de la comunidad.
Seguían a JESÚS y servían al grupo, porque ellas entendieron lo que significa el SERVICIO, que es la característica fundamental del Reino.
Equipo misionero
Al confrontarnos con el texto y ver que, alrededor de JESÚS, se reúnen discípulos y discípulas para conformar un equipo Misionero donde cada uno aporta sus dones y sus bienes.
En el que, las mujeres jugaron un papel muy importante en la propagación de las Buenas Nuevas de JESÚS y en la consolidación de la Iglesia Primitiva, ya que las marginaron y pasaron a protagonistas en igualdad de condiciones que los hombres.
Por lo que puede decirse que el cristianismo fue pionero en el surgimiento de una nueva relación social y comunitaria entre hombres y mujeres, que se caracteriza por la libertad, la solidaridad y el servicio,
Es que sin lugar a dudas que el papel de las mujeres fue y sigue siendo significativo en el cumplimiento del mandato de Nuestro Señor, de llevar y hacer discípulos «hasta los confines de la tierra».
Sin diferencias
Por eso es que, en la comunidad de JESÚS, no debe existir diferencias de personas, ni de sexo, solo existe diversidad de funciones. Y aun cuando hay sus excepciones, esa realidad de los primeros tiempos de nuestra Iglesia sigue presentándose hoy día en la mayoría de nuestras comunidades cristianas, ya que todos los espacios de nuestros movimientos y estructuras están copados por la acción decidida y preponderante de las mujeres.
Por eso hoy es el día para preguntarnos: ¿Qué estoy haciendo yo para lograr tener una Iglesia cohesionada, donde todos nos respetemos y nos queramos, sin diferencias de sexo, de raza o clase social? ¿Le he dado el verdadero valor a la dignidad de la mujer, tanto en la familia, en la Iglesia y en el seno de nuestra sociedad?
Señor JESÚS, ayúdanos a darle el verdadero valor a la dignidad de la mujer tanto en la familia, en la Iglesia y en el seno de nuestra sociedad, porque es con su dulzura y con su audacia que podemos construir «la Civilización del AMOR», que todos anhelamos. Amén
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