En aquel tiempo Jesús recibió a todos los que le siguieron, les hablaba acerca del Reino de Dios, y curaba a los que tenían necesidad de ser curados. Pero el día había comenzado a declinar, y acercándose los Doce, le dijeron: «Despide a la gente para que vayan a los pueblos y aldeas del contorno y busquen alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar deshabitado.» Él les dijo: «Denles ustedes de comer.
Ellos respondieron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente».
Pues había como 5.000 hombres. Él dijo a sus discípulos: «Hagan que se acomoden por grupos de unos cincuenta». Lo hicieron así, e hicieron acomodarse a todos.
Tomó entonces los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición y los partió, y los iba dando a los discípulos para que los fueran sirviendo a la gente. Comieron todos hasta saciarse. Se recogieron los trozos que les habían sobrado: doce canastos”.
Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana
La Iglesia Universal celebra hoy la Solemnidad de Corpus Christi, que se celebra el jueves siguiente a la Solemnidad de la Santísima Trinidad; aunque en algunos países, como Venezuela, las Iglesias locales deciden trasladarla para el domingo por una cuestión pastoral.
Esta fiesta tuvo su origen a mediados del siglo XIII el P. Pedro de Praga dudaba sobre la presencia de Cristo en la Eucaristía y realizó una peregrinación a Roma para rogar sobre la tumba de San Pedro una gracia de fe. Al retornar, mientras celebraba la Santa Misa en Bolsena, en la Cripta de Santa Cristina, la Sagrada Hostia sangró manchando el corporal. La noticia llegó rápidamente al Papa Urbano IV.
Más adelante el Pontífice publicó la bula “Transiturus”, con la que ordenó que se celebrara la Solemnidad del Corpus Christi en toda la Iglesia el jueves después del domingo de la Santísima Trinidad.
Y la liturgia diaria nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Juan capítulo 16, del verso 12 al verso 15, en el que se narra la versión Lucana de la multiplicación de los Panes y Peces. Con sus gestos Mesiánicos JESÚS Transforma la multitud-masa en comunidad o grupos de 50, predisponiéndolos al Maravilloso del Compartir lo poco o mucho que se tenga.
Y es que el Evangelio deja claro que cuando compartimos, poniendo al servicio de los demás lo poco o lo mucho que tenemos, el resultado es extraordinario, ya que alcanza para todos y además de eso sobra.
Una buena lección para los líderes de nuestro planeta, que, si entendieran y pusieran en práctica el mensaje de JESÚS, no habría hambre, ni exclusión sobre la tierra, porque las palabras: “acumular y acaparar”, serían eliminadas del diccionario social, para ser reemplazadas por: “solidaridad y redistribución equitativa”.
Esa actitud de la mayoría de los líderes del mundo e incluso de muchos que nos llamamos cristianos, es la que en el texto asumieron los discípulos, que tomaron la solución más lógica a la mentalidad del mundo: ¡descartan las multitudes y cada uno se las arregle como pueda! Por eso JESÚS compromete a los discípulos y les enseña el ámbito de la lógica del Reino: el compartir, la sensibilidad al dolor y la necesidad del Hermano.
Porque el sentimiento de JESÚS es la compasión, es decir, ponerse en el lugar del otro, experimentar sus dificultades y sufrimientos.
Al confrontarnos con el texto vemos que la caridad y la solidaridad carece de tiempo, lugar y de otras condiciones. Por eso tenemos que despertar nuestra sensibilidad por los más necesitados.
Ya que, sin esta apertura de corazón, de nuestros bolsillos, de la mente y de nosotros mismo, nunca vamos a entender la dinámica del Reino de DIOS, en la que todos necesitamos de todos, para ser más felices y menos ruines, más solidarios y menos excluyentes.
Es que, con JESÚS, siempre sumamos, nunca restamos, y ante este panorama que tenemos en nuestra sociedad de grandes necesidades de comida, de medicina, del consuelo, del afecto, y de compartir la Palabra de DIOS, se hace más que necesario la participación de cada uno de nosotros, con nuestros talentos y recursos, en la apremiante tarea de ser instrumentos dóciles de DIOS, y entender su mandato: ¡Denle ustedes de comer!.
De allí, que hoy es el día para entender que CRISTO hizo el milagro de la multiplicación de los panes y peces, para que los que nos llamamos sus seguidores, hagamos el milagro de la caridad para tantos hombres y mujeres, que necesitan: pan, instrucción, evangelización, consuelo, y sobre manera aprender a vivir en comunidad, poniendo todos, nuestra parte.
De esta manera se multiplicará la fe y la esperanza y todos podamos tener nuestras necesidades básicas satisfechas.
Señor JESÚS, danos la sensibilidad necesaria, tal como Tú la tuviste para poder sentir el dolor y el hambre que padecen la mayoría de nuestros compatriotas y no solo preocuparnos, sino ocuparnos de sus necesidades, y decir como San Pablo: “ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí”. Amén.
Luis Perdomo
¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!