Evangelio del Día . Marcos 12,2-34

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Marcos 12,2-34: “En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?». Respondió Jesús: «El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es éste: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que estos». El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios». Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas”.

  Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 La Iglesia universal celebra hoy la fiesta entre otros Santos, la fiesta en honor a San Inocencio I, quien fue el Papa n.º 40 de la Iglesia entre el año 401 y 417. Nació en la segunda mitad del siglo IV, en Albano.  Expulsó de la Ciudad Eterna a los perseguidores y detractores de san Juan Crisóstomo. Pero no pudo, a pesar de sus esfuerzos y negociaciones, evitar el saqueo de Roma por Alarico el 24 de agosto del año 410. A petición de san Agustín, condenó la herejía pelagiana año 417. Y ocupó la Sede de Pedro hasta su muerte el 12 de marzo de 417.

  Y la liturgia de hoy nos presenta al Evangelio de JESUCRISTO, según San Marcos capítulo 12, versos del 28 al 34. En el que se presenta un diálogo, entre un maestro de la Ley, que admirado por las respuestas que daba JESÚS, se anima a preguntarle acerca de cuál era el principal mandamiento de la Ley. La cuestión no era tan obvia en aquel momento, ya que, mientras unos maestros afirmaban, que el más importante era el descanso sabático, otros decían que la alabanza a DIOS y la compasión por el prójimo.

   Y hay que tener en cuenta que los preceptos de los judíos eran muchos, al punto que llegaron a codificarse 630 preceptos. JESÚS le responde con lo que está escrito en el Éxodo, Levítico y Deuteronomio, A lo dicho por JESÚS, el maestro de la Ley, agrega que, “amar a DIOS y al prójimo vale más que todos los holocaustos y sacrificios”.

  El encuentro con este hombre de buena voluntad, doctor de la Ley, y sobre todo buscador de la verdad, fue para JESÚS una gran alegría, por eso lo vio tan cerca del Reino de DIOS.  Y nos demuestra que, también en los tiempos de JESÚS había una seria preocupación por conocer en concreto la voluntad de DIOS, pues un número exagerado de disposiciones y normas impedía ver con claridad lo que era realmente importante y decisivo para encontrarse con el DIOS Creador de todas las cosas.

 Al confrontarnos con el texto vemos como JESÚS enuncia el Amor a DIOS y al prójimo como el mandamiento más importante, y que tenemos que hacer realidad en nuestras vidas cada uno de los que nos llamamos sus seguidores, por lo que nos invita a vivirlo como DIOS quiere que lo hagamos, con total entrega de servicio, unos a otros. Y es por eso que, en el Evangelio según San Juan, esta exhortación recibe el nombre de “Mandamiento Nuevo”, porque tiene como fuente y modelo al mismo JESÚS

 Y es que, la respuesta de JESÚS se caracteriza por la claridad con que reconoce el buen deseo de este doctor de la Ley. Que ha sabido unir el amor a DIOS y el amor al prójimo. Hoy también nosotros recibimos una buena respuesta, ya que, sólo el amor a DIOS hace posible el amor al prójimo, y sólo cuando amamos de verdad al prójimo demostramos cuán verdadero es nuestro amor a DIOS nuestro Padre. Y, además, como no podemos ver a Cristo, no podemos expresar nuestro amor por Él. Pero al vecino podemos verle y podemos hacer por él lo que haríamos por Cristo si le viéramos. Por eso para que nuestro trabajo sea fructífero y eficaz, debemos hacerlo con mucha fe. Con la fe en Cristo para cumplir lo que Él nos dice: «Tenía hambre, estaba desnudo, enfermo, sin casa, era extranjero. preso… y me ayudaste”.

 Señor JESÚS, ayúdanos a entender de manera literal Tu mandamiento de “amarnos los unos a los otros”, en el servicio y en la consideración hacia la dignidad del otro, que valen más que cualquier ofrenda en el Templo o cualquier precepto litúrgico. Amén.

Luis Perdomo

 

 

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