En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.

Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!

Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana

Hoy celebramos el primer Domingo de Adviento y el inicio de un nuevo año litúrgico, en la que nos estaremos confrontando con el Evangelio según San Marco, correspondiente al ciclo B. Es tiempo para iniciar nuevos proyectos con actitud positiva y esperanzadora. Este Adviento tendría que ser mejor que el del año pasado y el de todos los anteriores, pero inferior a los que nos falta vivir, si seguimos la lógica que nos traza la historia de Salvación.

En la liturgia del día meditamos los textos: Is 63,16b-17.19b Sal 79; 1Cor 1,3-9; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Marcos, capítulo 13, desde el verso 33 al 37.

En el que JESÚS le comparte, a sus discípulos, la parábola de los servidores fieles, que forma parte del discurso escatológica de la narrativa de Marco.

Y es la respuesta que le había formulado uno de sus discípulos: ¿Cuándo sucederá los últimos tiempos? La parábola es muy breve y cuyo objetivo era el de evitar interpretaciones precisas y confiadas sobre el final de los tiempos.

Porque una cosa es no saber “el día, ni la hora” y otra cosa es vivir como si el SEÑOR dueño de la casa no estuviera con la comunidad.

Por lo que es necesario estar siempre en actitud despierta, porque “Solo DIOS conoce el día, y la hora”, de ese ansiado momento.

Muy pertinente es destacar que las primeras comunidades cristianas habían malinterpretado el discurso de JESÚS sobre su segunda venida, la Parusía, y por eso los evangelios sinópticos y también Pablo en la segunda carta a los Tesalonicenses hacen una advertencia para corregir estas desviaciones y resaltan la necesidad de los discípulos de todos los tiempos a estar siempre preparados haciendo realidad en todo lugar y momento el Mandato de Nuestro Señor JESUCRISTO de “amarnos los unos a los otros”.

También es importante señalar que el Evangelista Marco no está preocupado por la “venida escatológica” de un DIOS que llega de manera esplendorosa.

De hecho, Marcos no resalta la Ascensión de JESÚS como lo hace Lucas, porque para la Comunidad de Marcos, JESÚS nunca se ha ido. Y por eso es que la Misión de la Comunidad es encontrar a JESÚS en Galilea (Mc 16,7).

Desde Galilea, que, para los entendidos, “no salía nada bueno”, formar la nueva Casa de DIOS, donde cada persona es invitada a trabajar por la conformación de la Comunidad/Casa, donde se vivan los valores de la igualdad y la justicia, es decir, ajustada a los valores cristianos.

Por lo que es necesario que todos los que decidan comprometerse con el Mandato del Maestro tengan una actitud de vigilancia en observar estos valores y una disposición de servicio hacia sus semejantes.

Al confrontarnos con el texto, y sumarle nuestras preocupaciones constantes por el fin de los tiempos, ya que todas estas calamidades que nos ha tocado vivir, junto a tantas guerras en distintas partes del mundo y asesinatos perpetrados por criminales con poco temor a DIOS, nos hacen pensar que pareciera que estamos viviendo «el final de los tiempos».

Sin embargo, como siempre el Maestro nos reconforta, para que agarremos pausa ante la inquietud y nos invita a estar vigilante para descubrirlo en cada acontecimiento de nuestras vidas y en el rostro de cada uno de nuestros semejantes.

Por eso es que este llamado a «estar vigilantes», lo hace en una doble dirección: la primera es una advertencia para todos aquellos cristianos, que nos hemos olvidado de nuestro compromiso con DIOS y nos hemos dejado absorber por las desviaciones del mundo.

La segunda advertencia es para los cristianos que creemos que el fin es inminente y que da igual lo que hagamos.

Por lo que hay que tener claro que no podemos dejar enajenarnos por actitudes que desvirtúan el Mandato Tajante del SEÑOR de la Casa: «estén prevenidos», sino que debemos comprometernos más, en el servicio hacia nuestros semejantes, y en la lucha constante para revertir las adversidades con la Ayuda de la Palabra de DIOS, saboreando de esta manera la Presencia Constante del EMMANUEL, que nunca se ha ido, sino que “está con nosotros hasta el final de los tiempos” (Mt 28,20).

Señor JESÚS, ayúdanos a entender que estar vigilantes, es una actitud de servicio permanente y de lucha ante las adversidades de cada día.

Esta manera podremos confirmar que Tú Eres el EMMANUEL, que caminas con nosotros hasta el final de los tiempos. Amén.

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