En aquel tiempo se le acercó a Jesús un leproso, que se arrodilló ante Él y le suplicó: «Si tú quieres, puedes limpiarme.» Sintiendo compasión, Jesús extendió la mano y lo tocó diciendo: «Quiero, queda limpio.»

Al instante se le quitó la lepra y quedó sano. Entonces Jesús lo despidió, pero le ordenó enérgicamente: «No cuentes esto a nadie, pero vete y preséntate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que ordena la Ley de Moisés, pues tú tienes que hacer tu declaración.»

Pero el hombre, en cuanto se fue, empezó a hablar y a divulgar lo ocurrido, de tal manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en el pueblo; tenía que andar por las afueras, en lugares solitarios. Pero la gente venía a él de todas partes.

Reflexión del Día

En este Sexto Domingo del Tiempo Ordinario la Iglesia Universal celebra la fiesta en honor a Nuestra Madre María, bajo la advocación de Nuestra Señora de Lourdes, en la que se hace referencia a las dieciocho apariciones de la virgen María que Bernadette Soubirous, afirmó haber presenciado en la gruta de Massabielle, a orillas del río Gave de Pau, en las afueras de la población de Lourdes, Francia, en 1858.

Puede decirse que el mayor milagro de Lourdes consiste quizás no tanto en sus curaciones espectaculares, sino en la atmósfera de oración confiada de los peregrinos y en la unidad de la fe de los pobres y ricos, los sanos y los enfermos. Es por eso que hoy también se celebra la jornada mundial por los enfermos.

Sanación del leproso

En la liturgia del día meditamos los textos: Lev 13,1-2.44-46: Sal 31; 1Cor 10,31-11,1; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Marcos, capítulo 1, del verso 40 al 45. En el que se relata la sanación de un leproso, con una actitud profundamente humana, de JESÚS, ya que se «conmueve hasta las entrañas».

También se destaca que, JESÚS como buen Maestro, comprende el significado de la proximidad de un leproso y asume el riesgo de entrar en contacto con él, porque quiere que esa persona encuentre su lugar en la compleja y excluyente sociedad de su época, pero al mismo tiempo busca la mayor discreción en ese gesto que transgrede las leyes civiles y religiosas de su pueblo, y por eso es que una vez que sana al leproso, lo manda a presentar su ofrenda al Templo.

El texto nos ayuda a entender la Acción Amorosa de DIOS, que se acerca a la humanidad con los gestos sanadores de JESÚS y la respuesta de los beneficiarios de su Acción, que, no tienen miramientos a la hora de pregonar su bondad.

Por eso es que la alegría de este hombre sanado y salvado, desborda toda previsión, y no solamente es que no se mantiene quieto, sino que quiere que todo el mundo se entere, por lo que a partir de allí JESÚS debe permanecer en las periferias el resto de la jornada misionera.

Sentimientos y compasiones descritas

Al confrontarnos con el texto, y ver como son descritos tanto los sentimientos de profunda Compasión que demuestra JESÚS por ese hombre atormentado por la terrible enfermedad de la lepra, y, por otro lado, la alegría de aquel que es limpiado de ese mal, con el que venía sufriendo.

Sentimientos que nos permiten también a nosotros, sentir una inmensa satisfacción por saber que DIOS se hace uno de nosotros para sentir en carne propia nuestros problemas y ayúdanos a superarlos.

Por eso es que JESÚS recupera la vida de todos los marginados que se encuentra en su camino para enseñarnos la verdadera dimensión del Amor de DIOS, por sus criaturas predilectas, que se manifiesta en estos milagros que realiza el Maestro por devolverle la calidad de vida a todos los seres humanos, logrando además que sean reinsertados en la sociedad.

Acciones de Amor y de solidaridad que Él quiere que todos los que nos llamamos sus seguidores, hagamos con nuestros semejantes.

El amor

El AMOR es el acto sublime del ser humano, donde de alguna manera refleja la Bondad y la Misericordia de DIOS. Porque solo el que vive por el Amor y para el Amor, es capaz de imponerse a todos los obstáculos, incluidos sus propios prejuicios, para acercarse a los excluidos y andrajosos y darle la atención requerida y el respeto a su dignidad de hijo de DIOS.

Por eso es que hoy es el día para recordar el Mandamiento de AMOR de nuestro Señor JESUCRISTO y nuestra Misión de colocarnos al lado de los que sufren.

Tenemos que tener claro que DIOS, nos habla a través de la lectura asidua de Su Palabra de manera personal o comunitaria, para invitarnos a llevar a la práctica Sus Designios, en el encuentro y la solidaridad con los que pasan hambre, con los enfermos y en general con los que sufren las exclusiones de todo tipo.

Señor JESÚS, Ayúdanos a reflejar en nuestras actuaciones diarias Tu Bondad y Tu Misericordia. Dejando a un lado nuestros prejuicios, para acercarnos a los excluidos y andrajosos, y darle la atención requerida y el respeto a su dignidad de hijos de DIOS.

Amén.

Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana

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