En aquel tiempo Juan proclamaba: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado con agua, pero él los bautizará con Espíritu Santo.

Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él.

Se oyó una voz que venía de los cielos: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco.

Reflexión del Evangelio

En este primer Domingo del año 2024, la Iglesia Universal celebra la fiesta del Bautismo del SEÑOR, con la que se termina el ciclo de la NAVIDAD. El recién nacido en Belén, se ha hecho mayor, toma las riendas de Su Vida y al Bautizarse ante Juan escoge Su Propio Camino. No debió ser fácil, ya que, la Escritura dice que JESÚS pasó 30 años en Nazaret, trabajando como uno más, y viviendo en el hogar de Sus Padres terrenales.

Pero cuando se decidió, ya no tuvo dudas, siguió Su Misión, hasta la entrega total y definitiva, Su Muerte en la Cruz.

En la liturgia del día meditamos los textos: Is 42,1-4.6-7: Sal 28; Hch 10,34-38; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Marcos, capítulo 1, del verso 7 al 11.

Escena del Bautizo de nuestro Señor Jesucristo

En el que se narra la escena del Bautizo de nuestro Señor Jesucristo. Allí Juan propone el símbolo del bautismo, que representa una invitación a cambiar la manera de pensar y de actuar de las personas de su época.

Para comprender mejor este hecho, bien importantes es tener en cuenta que la palabra “bautismo”, viene del término griego «bautizen» que significa; sumergir, lavar, lo que implica una inmersión o ablución en el agua, que es fuente y capacidad de vida, ya que sin ella la tierra sería un desierto, en el que difícilmente los seres humanos pudiéramos vivir.

Por eso es que el pueblo que escucha el llamado de Juan quiere renovarse en las aguas del río Jordán y confesar su falta de fidelidad a la Alianza que DIOS ha hecho con ellos.

Al igual que una gran parte del pueblo de Israel, JESÚS acude al llamado de Juan, pero a diferencia de ellos, para JESÚS, se hace evidente la urgencia de la restauración de la Alianza que DIOS ha dejado como Testamento de Su Voluntad, pues como dice Isaías: «Yo te he llamado para ser Alianza del pueblo y Luz de las naciones» (Is 42,6).

Bautismo de Jesucristo

Es claro que la escena del Bautizo de nuestro Señor JESUCRISTO, que nos narra el evangelio según San Marcos, es claramente Trinitaria, ya que resuena la Palabra «Espíritu Santo», gran Novedad y Energía que viene a dar significado a las aguas del Jordán, instaurando una Nueva Alianza.

Por eso es que el Bautismo de JESÚS, va más allá de la inmersión en el agua, porque se convierte en una Unción del Espíritu, Y a partir de allí su tarea no va a consistir como la de Juan, solo en un llamado en la Conversión, sino en un testimonio de la urgencia y la posibilidad de Instaurar el Reino de DIOS, aquí en la tierra y así Redimir la existencia humana.

Deberes y derechos adquiridos del Bautismo

Al confrontarnos con el texto, nos viene bien recordar los deberes y derechos que hemos adquirido al momento de nuestro Bautismo, que nos incorpora a la comunidad Eclesial, haciéndonos nacer a una Vida Nueva.

Por eso es que para cualquier bautizado que se confiesa seguidor de JESÚS, el Bautismo nos compromete a realizar la misma misión que JESÚS realizó, es decir, ser luz en medio de la gente, que camina sin un rumbo determinado y derrotada por tantas calamidades que a diario debemos soportar.

Ya que, por el Bautismo, al igual que JESÚS, los cristianos nos descubrimos como hijos amados, y enviados por el Padre a Anunciar la llegada de Su Reino.

Por lo que tenemos que llevar una Luz de esperanza a todas las personas que viven en la angustia y en la miseria, y es ese precisamente nuestro gran reto en este momento coyuntural que vive nuestra sociedad: llevar la esperanza a todos aquellos que la hayan perdido o estén a punto de perderla, porque es sacando lo mejor de cada uno de nosotros e invitando a otros a hacer lo mismo, como podemos salir de esta profunda crisis a la que poco a poco nos estamos acostumbrando.

Señor JESÚS, perdona nuestra iniquidad y ayúdanos a construir una comunidad fraterna, en la que cada uno sea luz referencial para los otros y podamos tener una sociedad donde Reine Tu paz y Tu Justicia.

Amén.

Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana

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