En aquel tiempo, como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vinieron unos y le preguntaron a Jesús: “Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?”.
Jesús les contesta: “¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Mientras el esposo está con ellos, no pueden ayunar. Llegarán días en que le arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán en aquel día. Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto, lo nuevo de lo viejo, y deja un roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana
La Iglesia universal celebra hoy la fiesta entre otros santos en honor a San Antonio Abad. Que vivió entre los años 251 al 356 d.C. por lo que vivió 105 años en la parte céntrica de Egipto. De extraordinaria fama por sus milagros y consejos. Es el padre de los Cenobitas y del Monacato Oriental.
Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio de Jesucristo según San Marcos, capítulo 2, del verso 18 al 22. En el que se narra la enseñanza que da JESÚS, ante una pregunta que se le ha formulado, en cuanto al ayuno, ya que sus discípulos no lo hacían, tal como era y es la tradición judía. Por eso se resalta el hecho de que, los discípulos de Juan y de los fariseos sí guardan ese precepto, mientras que los discípulos de JESÚS no lo hacían.
El Maestro en Su respuesta no anula la práctica del ayuno, pero si la relativiza, ya que, por encima de la práctica de la piedad, está la práctica del Amor y la defensa de la vida. Porque cuando se Ama al estilo de JESÚS, el sacrificio por el otro, la donación gratuita y generosa sustituye toda práctica que se queda en lo externo y lo ritual. Por eso, da esa enseñanza tan puntual: “cuando se está en compañía del Novio, no hay que estar haciendo penitencias inútiles. Cuando la razón de la alegría ya no está presente, entonces sí que habrá que ayunar”.
Y es que JESÚS fue un judío amante de sus tradiciones y costumbres, pero profundamente innovador, ya que le dio, el sentido verdadero a muchas prácticas religiosas de su tiempo y marcó el camino para distinguir entre el ritualismo y el verdadero sentido de alabanza a DIOS.
Porque las prácticas y costumbres religiosas tienen valor y sentido cuando nacen de un corazón renovado por la escucha de la Palabra de DIOS, que se abre a los designios de DIOS, para dar sentido a los ritos, preceptos y ceremonias, de lo contrario se convierten en rutinarios y vacíos, y no sirven de nada.
Al confrontarnos con el texto, tenemos necesariamente que revisar nuestras prácticas penitenciales con esta gran enseñanza que hoy nos da nuestro Maestro, ya que, si nuestro compromiso por la Justicia y la Paz no los convertimos en una norma de vida, todas las prácticas devocionales pierden validez. Porque, estas serán válidas en la medida en que trabajemos y hagamos realidad el compromiso por lograr la mejoría de vida de nuestro núcleo familiar y de todos nuestros semejantes.
Por eso es que “el Vino Nuevo”, que es el Amor, la Justicia, la Fraternidad, la Solidaridad, la Honestidad, y la Sinceridad, que JESÚS Predicó y Vivió no puede estar en los “odres viejos” del egoísmo, la mentira, la injusticia, la hipocresía, la desconfianza, la insolidaridad y el individualismo. Porque, “el Vino Nuevo” pide un cambio de mente y corazón, de actitudes y forma de vivir; un deseo de querer hacer las cosas de otra manera, sin aferrarse a viejos esquemas y tradiciones individualistas.
Lo que nos hace recordar la invitación constante y permanente a la CONVERSIÓN que JESÚS nos hace de manera personal y comunitaria. Invitación que es reiterada hoy por el Maestro de manera especial, llamándonos “amigos del novio”, y que aunque estemos atribulados y amenazados por la pandemia, por la escasez de alimentos y medicinas, por el desempleo o salarios indignos, por la partida permanente o transitoria de seres queridos, el Maestro nos pide que asumamos la alegría de sentirnos Amados por Él, porque “si Él está con nosotros, quien podrá contra nosotros” (Rom 8,31).
Señor JESÚS, aleja de nosotros las penitencias inútiles y abre nuestros corazones, para que seamos los odres nuevos que den acogida al amor, a la fraternidad, a la justicia, y a la solidaridad y de esta manera tengamos la alegría permanente de estar siempre haciendo Tu Voluntad. Amén.
Luis Perdomo
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