“En aquel tiempo, envió Jesús a los Doce, con estas instrucciones: “a lo largo del camino proclamen: ¡El Reino de los Cielos está ahora cerca! Sanen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos y echen los demonios. Ustedes lo recibieron sin pagar, denlo sin cobrar. No lleven oro, plata o monedas en el cinturón. Nada de provisiones para el viaje, o vestidos de repuesto; no lleven bastón ni sandalias, porque el que trabaja se merece el alimento.
En todo pueblo o aldea en que entren, busquen alguna persona que valga, y quédense en su casa hasta que se vayan. Al entrar en la casa, deséenle la paz. Si esta familia la merece, recibirá vuestra paz; y si no la merece, la bendición volverá a ustedes. Y si en algún lugar no los reciben ni escuchan sus palabras, salgan de esa familia o de esa ciudad, sacudiendo el polvo de los pies.
Yo les aseguro que esa ciudad, en el día del juicio, será tratada con mayor rigor que Sodoma y Gomorra”.
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
La Iglesia universal celebra hoy, la fiesta entre otros santos, en honor a Santa Priscila. Cuya fiesta fue instituida el año 112 por el Papa Evaristo, y tradicionalmente se considera como la primera mujer cristiana martirizada en occidente, fue asesinada durante la persecución de Claudio y enterrada en la catacumba de Priscila. Desde siglo VIII comenzó a identificarse con Santa Aquila, de modo que el título original fue cambiado a Aquililae et Priscae.
Y la liturgia del día nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Mateo, capítulo 10, verso 7 al verso 15, En el que en el que se narra las instrucciones precisas que JESÚS, da a sus Doce Apóstoles, recién instituido. El evangelista Mateo continuando con el discurso de ayer nos describe fehacientemente la forma, el estilo y el criterio fundamental del actuar misionero.
De acuerdo al relato del Evangelio, la vida y la misión de la Iglesia se fundamenta en la vida y enseñanza que JESÚS, Transmitió a los Apóstoles. De allí la importancia de recordar el envío misionero que JESÚS, hizo a los Apóstoles, junto con las instrucciones, donde les manifiesta las prioridades que deben tener. La primera tarea de los Misioneros, es la predicación del Reino de DIOS, que se ha Encarnado en el mundo, tarea que es enriquecida con el mandato de atender a las poblaciones más necesitadas de la Misericordia de DIOS: los pobres de espíritu, los marginados, los enfermos, los presos, etc.
La segunda tarea, es tener claro que la Gracia que se ha recibido gratis, hay que trasmitirla gratuitamente. Por eso es que no solamente es que no se debe cobrar, sino que todo misionero debe de abandonarse en las Manos del PADRE, Quien provee su sustento. La tercera tarea, es saber que un mundo cargado de violencia, el misionero tiene que ser portador de la Paz de DIOS y es lo que esencialmente debe de transmitir y todos aquellos que no quieran recibirla, se quedarán sin un Puesto en el Banquete de la Vida y serán tratados con el gran rigor de los condenados.
Al confrontarnos con el texto vemos que, ser cristiano es ser misionero, porque cada uno de los que nos llamamos seguidores de JESÚS, hemos de saber que, para poder configurarnos con Él, tenemos que observar sus enseñanzas y mandamientos, cuya prioridad están dirigida a todos los seres humanos que poblamos la tierra, con el Ser y el Hacer de Él mismo: la del Servicio Misericordioso, para que todos podamos entender que DIOS camina con nosotros y que quiere que todos disfrutemos equitativamente las bondades de toda Su Creación.
Por eso es que la Iglesia, comunidad viva, animada por el Espíritu Santo, necesita cada vez más de cristianos comprometidos que estemos dispuesto a asumir un estilo de vida tal como la asumió nuestro Maestro JESÚS, y la que posteriormente asumieron los Apóstoles, predicando el Evangelio con nuestro testimonio y llevando la Misericordia y la PAZ de JESÚS a todos nuestros semejantes.
De allí que hoy sea el día, para preguntarnos: ¿Estoy dispuestos a asumir la Radicalidad del Evangelio, o quiero ser cristianos de caricatura, de apariencia donde mi egoísmo y mi indiferencia puedan más que el llamado que DIOS me está haciendo constantemente?
Señor JESÚS, infunde en el corazón y la mente de cada uno de los que nos llamamos tus seguidores, Tu Espíritu de Misericordia, para que nuestras palabras y especialmente nuestro testimonio, transformen al mundo de acuerdo a Tus Enseñanzas. Amén.
Luis Perdomo
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