Evangelio del Día. Mateo 11,25-27

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“En aquella ocasión Jesús exclamó: «Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, pues así fue de tu agrado. Mi Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo se lo quiera dar a conocer”

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.

 La Iglesia universal celebra hoy la fiesta entre otros santos, en honor a San Camilo de Lelis. Nació en Abruzzos, Italia, en 1550. Siguió la carrera militar, igual que su padre. Le apareció una llaga en un pie, que lo hizo dejar la carrera de las armas e irse al Hospital de Santiago en Roma para que lo curaran. En el hospital de Roma se dedicó a ayudar y atender a otros enfermos, mientras buscaba su propia curación. Aunque tuvo que soportar durante 36 años la llaga de su pie, nadie lo veía triste o malhumorado. Con sus mejores colaboradores fundó la Comunidad Siervos de los Enfermos el 8 de diciembre de 1591. Ahora se llaman Padres Camilos. Murió el 14 de julio de 1614, a los 64 años.

 Y la liturgia del día nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Mateo, capítulo 11, verso 25 al verso 27, donde se narra una oración, en la que JESÚS agradece al Padre, “Su Revelación” a los pequeños. No es cualquier oración, es una oración responsable y trascendente, que nace en los encuentros cruciales del Padre y el Hijo, que demuestra la cercanía real, sincera y filial. Y es trascendente porque El Padre se Revela en todos aquellos en lo que la vida es vulnerable, y por tener carencias es que sienten con mayor ardor el Obrar de DIOS en ellos.

 Recordemos que JESÚS, está dando gracias al Padre inspirado, por todas las cosas que sus discípulos le habían contado al regreso de la misión que Él les había encomendado. Y sabiendo JESÚS que ellos eran unas personas muy humildes que no tenían ningún nivel de estudio, pero sí, un corazón abierto a lo Novedad del Reino, se maravilla de las cosas que DIOS había Obrado en ellos y a través de sus acciones.

 También hay que tener en cuenta que cuando JESÚS dice: “has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla”, no se refiere a que los sabios y entendidos están excluidos de la Fe, sino que, la gloria de DIOS requiere que la Fe nunca aparezca como un privilegio de los sabios, pues la sabiduría humana no proporciona lo que es esencial, sino que más bien lo oculta. Estos sabios y entendidos son los autosuficientes de las élites de Israel y los poderosos de este mundo. Ellos están bien instalados en sus privilegios y no quieren cambios, rechazando el Anuncio de JESÚS.

 Al confrontarnos con el texto y ver a JESÚS, afirmando su unión, conocimiento y AMOR con el Padre, al hacer esta sublime y profunda oración, alabando al Padre y exaltando a los pequeños y humildes que acogen su Revelación, podemos entender de una manera clara la Relación profunda que hay entre JESÚS, y todos aquellos que son excluidos y despreciados, y es evidente que los sencillos y los mansos de corazón, son los más cercanos al corazón del Padre, porque al saberse insignificantes solo se abrazan a la esperanza cierta que les ofrece Cristo JESÚS.

 También hay que tener claro, que ocultar este proyecto de Vida a sabios y entendidos, no es negar su participación, sino más bien cuestionar la sabiduría de quienes creen conocer mucho, pero que desconocen y hasta maltratan a los que ellos consideran inferiores. Estos son los sabios de papel que han cerrado el corazón, y los ojos ante los designios de DIOS.

 De allí lo oportuno del contenido de la oración de JESÚS, que expresa una transformación de los valores tradicionales de las sociedades que promueven el individualismo, y la ambición desmedida sin importarles los medios para alcanzar los fines. Por eso es que, no son los sabios y entendidos, encerrados en sí mismos buscando su promoción personal y su prestigio, los preferidos de DIOS, sino los sencillos y humildes que buscan el Reino de DIOS, dejándose guiar por Sus designios. De allí que hoy es el día, para preguntarnos: ¿Cómo ser sabio al estilo de JESÚS, en nuestras familias, en nuestras comunidades y en nuestros centros de trabajo o de estudio, de tal manera que nuestros semejantes puedan contagiarse de la Sabiduría de DIOS?

 Señor JESÚS, danos la fuerza de Tú Espíritu, que nos haga sensibles, y sencillos para asumir la sabiduría como la capacidad de entender y aprender los designios de DIOS y hacer su voluntad en los espacios donde nos desarrollamos. Amén.

 

Luis Perdomo

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