“En aquel tiempo, Jesús le dijo a la multitud: “aquí tienen otra figura del Reino de los Cielos: una red que se ha echado al mar y que recoge peces de todas clases. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla, se sientan, escogen los peces buenos y los echan en canastos, y tiran los que no sirven.

Así pasará al final de los tiempos: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los buenos, y los arrojarán al horno ardiente. Allí será el llorar y el rechinar de dientes.» Preguntó Jesús: «¿Han entendido ustedes todas estas cosas?» Ellos le respondieron: «Sí.»

Entonces Jesús dijo: «Está bien: cuando un maestro en religión ha sido instruido sobre el Reino de los Cielos, se parece a un padre de familia que siempre saca de sus armarios cosas nuevas y viejas.» Cuando Jesús terminó de decir estas parábolas, se fue de allí.

Reflexión del Evangelio

La Iglesia universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor a San Ignacio de Loyola, quien fue un militar y luego religioso español, surgido como un líder religioso durante la Contrarreforma.

Nació en Loyola, el 23 de octubre de 1491 y murió en Roma, el 31 de julio de 1556. Fundador de la Compañía de Jesús, más conocida como los JESUÍTAS.

El papa Gregorio XV lo canonizó el 12 de marzo de 1622. Felicitaciones a todos los Jesuitas, al colegio Loyola, a la UCAB, y a sus egresados por su fiesta.

Liturgia del Día

En la liturgia del día meditamos los textos: Ex 40,16-21.34-38; Sal 83: y el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, según San Mateo capítulo 13, del verso 47 al 53.

En el que se narra la parábola de la red, que es compartida, por el Maestro en un ambiente de pescadores, alrededor del lago, es la última de las parábolas que aparecen en el Evangelio de Mateo, y lleva al final una explicación dada por JESÚS, parecida a la del trigo y la cizaña.

Y es que el Reino es una pesca que exige trabajo y dedicación, y como hay peces de todas las especies, tal como pasa con el trigo y la cizaña, también aquí hay peces que no sirven y son desechados.

Tiempo para todo

En resumen, puede decirse que hay un tiempo para pescar y un tiempo para seleccionar los peces. Conviven buenos y malos, hasta que llega el tiempo del juicio, con una suerte bien diferenciada. Por lo que hay Plenitud y Abundancia, pero también hay un discernimiento final de la historia donde solo permanecen los pescados del Reino.

Por eso es que JESÚS al final de Su discurso nos pone un ejemplo hermoso para explicar mejor Su Mensaje. Es el caso del maestro de la Ley convertido en discípulo del Reino, que debe sacar como el padre de familia, las cosas antiguas y las nuevas, para ponerlas en diálogo fraterno y constructivo.

Debe de hacer memoria de la Ley y los Profetas, de las vivencias del Pueblo del Primer Testamento y de la Novedad del Reino Inculturado en toda la humanidad, ya que no es destrucción de lo Antiguo, sino Plenitud de la Promesa que se hace Realidad con la llegada del Reino.

Hablar en una red

Al confrontarnos con el texto y ver que, JESÚS al hablarnos de una red, nos recuerda que la Iglesia está hecha para la Misión de ser «pescadores de hombres», aún a sabiendas de que muchos entramos y no perseveramos, ya que la Iglesia como Madre y Maestra, le da a conocer el Reino de DIOS a los que entran en ella, pero no está segura de que no los perderá.

Lo que hace pensar a muchos, que, lo ideal sería tener una comunidad perfecta, integrada por hombres y mujeres, irreprochables, en la que todos podamos descubrir el obrar de DIOS en nuestra vida personal y comunitaria.

Pero Cristo que sabe de nuestras limitaciones y de las tentaciones del mundo, no quiere una Iglesia cerrada donde solo estemos los que nos creemos santos, ya que, no por el hecho de encerrarse en sí misma la Iglesia estará más segura de tener solo a los buenos, ni es esta la manera como la Iglesia salva al mundo, sino más bien conviviendo con los avatares de cada día y con las tentaciones que nos acechan a todos.

Una Iglesia Santificada

Por eso es que JESÚS, quiere una Iglesia Santificada por el Espíritu Santo, donde los pecadores conscientes de nuestras limitaciones y de nuestros pecados nos cobijemos en Ella, para arrepentirnos y purificarnos, y a través de ese cambio de vida.

Lo que nos permitirá entender que todos los seres humanos por muy ruin que sean, están llamados a arrepentirse y a disfrutar de la gloria del Banquete Eterno. Por eso hoy es el día para preguntarnos: ¿Qué retos nos plantea nuestro entorno y cómo podemos actuar para ser verdaderos pescadores del Reino?

Señor JESÚS, ayúdanos a entender que, en la red de Tu Iglesia, tenemos que estar justos y pecadores, para que los más santos ayuden a convertir a todos aquellos que estamos urgidos de Tu Misericordia y juntos transformemos la iniquidad y el egoísmo, en justicia y solidaridad.

Amén.

Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana

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