En aquel tiempo al conocer la muerte de Juan Bautista, Jesús se alejó discretamente de allí en una barca y fue a un lugar despoblado. Pero la gente lo supo y en seguida lo siguieron por tierra desde sus pueblos. Al desembarcar Jesús y encontrarse con tan gran gentío, sintió compasión de ellos y sanó a sus enfermos.
Cuando ya caía la tarde, sus discípulos se le acercaron, diciendo: «Estamos en un lugar despoblado, y ya ha pasado la hora. Despide a esta gente para que se vayan a las aldeas y se compren algo de comer».
Pero Jesús les dijo: «No tienen por qué irse; denles ustedes de comer».
Ellos respondieron: Aquí sólo tenemos cinco panes y dos pescados. Jesús les dijo: «Tráiganmelos para acá»
Y mandó a la gente que se sentara en el pasto. Tomó los cinco panes y los dos pescados, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los entregó a los discípulos. Y los discípulos los daban a la gente. Todos comieron y se saciaron, y se recogieron los pedazos que sobraron: ¡doce canastos llenos! Los que habían comido eran unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños».
Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana
La Iglesia universal celebra hoy la Fiesta, entre otros santos, en honor a San Alfonso María Ligorio, quien fue un religioso napolitano. Obispo y fundador de la Congregación del Santísimo Redentor cuyos miembros se conocen como Redentoristas. Nació en Marianella, Reino de Napoles, el 27 de septiembre de 1696 y murió en Pagani Reino de Napoles, el 1 de agosto de 1787. Canonizado en 1839 y proclamado «Doctor de la Iglesia» en 1787, es patrono de los abogados católicos, de los moralista y de los confesores.
Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Mateo, capítulo 14, del verso 13 al verso 21. En el que se hace un resumen de la actividad de JESÚS, para destacar Su Aflicción y Compasión, unido al relato de la primera multiplicación de los panes, en la versión de San Mateo. Son momentos bien humanos de nuestro Señor JESUCRISTO, y es que luego de recibir la noticia de que Juan había muerto Él buscó la soledad. Ya que la oración, el silencio y la soledad, son una buena compañía para los momentos de catarsis o de grandes decisiones. Esos momentos se le presentan juntos a JESÚS, ya que, Él tiene el dolor por la muerte de un ser querido y el desafío de cumplir con Su Misión de hacer realidad el cambio de mentalidad de los seres humanos, por eso es que ante el hambre de la multitud Él les presenta el desafío a sus discípulos: «Denle ustedes de comer».
Y es que el Evangelio deja claro que cuando compartimos, y ponemos al servicio de los demás lo poco o lo mucho que tenemos, el resultado es extraordinario, porque alcanza para todos y además de eso sobra. Sin lugar a dudas que es una buena lección para los líderes de nuestro planeta, que, si entendieran y pusieran en práctica el mensaje de JESÚS, no habría hambre, ni exclusión sobre la tierra, porque las palabras: «acumular y acaparar», serían eliminadas del diccionario social, para ser reemplazadas por: «solidaridad y redistribución equitativa».
Lamentablemente esa actitud de la mayoría de los líderes del mundo e incluso de muchos que nos llamamos cristianos, es la que en el texto asumieron los discípulos, que tomaron la solución más lógica a la mentalidad del mundo: ¡descartan las multitudes y cada uno se las arregle como pueda! Por eso JESÚS compromete a los discípulos y les enseña el ámbito de la lógica del Reino: el compartir, la sensibilidad al dolor y la necesidad del Hermano. Porque el Sentimiento de JESÚS es la Compasión, es decir, ponerse en el lugar del otro, experimentar en carne propia, sus dificultades y sufrimientos.
Al confrontarnos con el texto vemos que la caridad y la solidaridad carece de tiempo, lugar y de otras condiciones. Por eso tenemos que despertar nuestra sensibilidad por los más necesitados. Ya que, sin esta apertura de corazón, de nuestros bolsillos, de la mente y de nosotros mismo, nunca vamos a entender la dinámica del Reino de DIOS, en la que todos necesitamos de todos, para ser más felices y menos ruines, más solidarios y menos excluyentes.
Y es que, con JESÚS, siempre sumamos, nunca restamos, y ante este panorama que tenemos en nuestra sociedad de grandes necesidades de comida, de medicina, del consuelo, del afecto, y de compartir la Palabra de DIOS, se hace más que necesario la participación de cada uno de nosotros, con nuestros talentos y recursos, en la apremiante tarea de ser instrumentos dóciles de DIOS, y entender su mandato: ¡Denle ustedes de comer!.
De allí, que hoy es el día para entender que CRISTO hizo el milagro de la multiplicación de los panes y peces, para que los que nos llamamos sus seguidores, hagamos el milagro de la caridad para tantos hombres y mujeres, que necesitan: pan, instrucción, evangelización, consuelo, y sobre manera aprender a vivir en comunidad, poniendo todos lo que tengamos al servicio de todos. De esta manera se multiplicará la Fe y la Esperanza y todos podremos tener nuestras necesidades básicas satisfechas.
Señor JESÚS, danos la sensibilidad necesaria, tal como Tú la tuviste para poder sentir el dolor y el hambre que padecen la mayoría de nuestros semejantes y no solo preocuparnos, sino ocuparnos de sus necesidades. Amén.
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