En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? Ellos contestaron: Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.
Él les preguntó: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?, y Simón Pedro tomó la palabra y dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
Jesús le respondió: ¡Dichoso tú, Simón, ¡hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo.
Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.
Reflexión del Evangelio
La Iglesia universal celebra hoy, la fiesta en honor a la Cátedra de San Pedro, que nos recuerda el primado y autoridad del Apóstol Pedro, el primer Papa de la Iglesia.
Esta autoridad le es conferida por Cristo cuando le dice, según el Evangelio que leemos hoy: «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará».
La palabra «Cátedra» significa asiento, sede o trono. Es la raíz de la palabra «catedral», la iglesia donde un obispo tiene el asiento desde el que predica.
Los obispos, como sucesores de los Apóstoles, alientan a la Iglesia a caminar y permanecer fieles al mensaje del Evangelio, en cada tiempo y lugar. Y el Papa, obispo de Roma, hace las veces de Pedro, signo de unidad y vínculo de caridad en toda la Iglesia.
En la liturgia del día meditamos los textos: 1Pe 5,1-4; Sal 22; y el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, según San Mateo capítulo 16, del verso 13 al 19. donde se narra la llegada de JESÚS y sus discípulos a la región de Cesarea de Filipo, al norte de Israel.
Allí les pregunta a sus acompañantes, sobre la opinión que tiene la gente, de Él.
Aunque lo identifican con un profeta, la respuesta no es exacta, por eso JESÚS, interpela directamente a los suyos, con quienes desde hace un tiempo prolongado ha venido conviviendo y actuando, y por lo que pueden dar una respuesta más completa.
Confesión
Simón en nombre del grupo, confiesa la dignidad Mesiánica: es el Cristo, es decir el Mesías, en quien y por quien actúa El DIOS Vivo.
Esta expresión cobra importancia como fórmula de Fe, ya que hace referencia al DIOS Verdadero presente en el devenir histórico de la humanidad, en contraste con los ídolos, que son creaciones humanas absolutamente transitorias.
JESÚS, felicita a Simón por su respuesta y le confiere una garantía: «ser piedra de cimiento», para la comunidad que profesa la Fe en JESÚS, como Mesías.
El cambio de nombre: «Tú eres Piedra», indica el encargo que recibe. Asumiendo así una nueva Vocación, una nueva Misión, y un nuevo destino.
Por lo que puede decirse que Pedro es la «Roca fundante», en la que descansa la Nueva Comunidad Mesiánica.
¿Quién dicen ustedes que soy yo?
Al confrontarnos con el texto, sentimos también nosotros esa pregunta lacerante: ¿Quién dicen ustedes que soy yo? Ya que la pregunta es siempre actual: ¿Quién es JESÚS? ¿Un gran hombre, un bienhechor de la humanidad, un profeta, un libertador?
Por supuesto que es todo eso, pero ¿y nada más? Si solo es un gran hombre en todas sus dimensiones y facetas posibles, entonces podremos decir como San Pablo: «vana es nuestra fe» (1Cor 15,2).
Porque si JESÚS no es DIOS, nos quedamos en un limbo y podremos preguntarnos: ¿Quién nos enseñará hoy a vivir como seres humanos? ¿A quién haremos llegar estos gritos interiores de gran desesperación por las turbulencias que se han cernido sobre nosotros?
Y si estamos claro, de que JESÚS es el Hijo de DIOS, que se Hizo hombre para enseñarnos a vivir como humanos y de esta manera encausar a la humanidad hacia el Proyecto de felicidad que DIOS ha tenido desde siempre para todos los seres humanos.
Compromiso con la vida cristiana
Entonces pudiéramos escuchar la voz de nuestra conciencia: ¿Qué dice la gente de tu compromiso de vida cristiana? Ojalá seamos capaces de responder correctamente, pero no con fórmulas prefabricadas, sino con una vida consagrada al servicio de los demás.
Y mirarnos en la conducta de Pedro, que, siendo un rudo pescador, sin formación académica, pero con un gran corazón, supo descubrir, amar y anunciar a JESÚS, como el Mediador entre DIOS y los hombres.
Señor JESÚS, ayúdanos a configurarnos contigo para hacerle frente a los males que se han cernido sobre nosotros. Y danos un corazón noble como el de Pedro, limitado y siempre expuesto a la equivocación, pero dispuesto a dejarse corregir y amar por Ti.
Amén.
Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana
¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!