“En aquel tiempo, un hombre joven se le acercó a Jesús y le dijo: «Maestro, ¿qué es lo bueno que debo hacer para conseguir la vida eterna?» Jesús contestó: «¿Por qué me preguntas sobre lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Pero si quieres entrar en la vida, cumple los mandamientos.» El joven dijo: «¿Cuáles?» Jesús respondió: «No matar, no cometer adulterio, no hurtar, no levantar falso testimonio, honrar al padre y a la madre y amar al prójimo como a sí mismo.» El joven le dijo: «Todo esto lo he guardado, ¿qué más me falta?» Jesús le dijo: «Si quieres ser perfecto, vende todo lo que posees y reparte el dinero entre los pobres, para que tengas un tesoro en el Cielo. Después ven y sígueme.» Cuando el joven oyó esta respuesta, se marchó triste, porque era un gran terrateniente”.

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana

La Iglesia universal celebra hoy la Fiesta, entre otros santos, en honor a San Esteban de Hungría, nació en el 975 en Esztergom. Su nombre original era Vajk, de origen pagano y murió el 15 de agosto del año 1038, día de la Asunción. Este santo tiene el honor de haber convertido al catolicismo al reino de Hungría.

Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Mateo, capítulo 19, del verso 16 al verso 22. En el que se nos narra, un diálogo entre JESÚS y un hombre joven y rico. Este hombre ha sido seducido por la persona de JESÚS y quería saber a través de sus Palabras cómo se adquiere la vida eterna, y JESÚS le dirá que, aunque uno observe los mandamientos, no por eso «merecerá» la Vida Eterna; pues la salvación es siempre un regalo de DIOS. Y para ello es necesario quedar libre de todo apego a los bienes materiales y sentimentales de este mundo.

Por eso es que JESÚS Aprovecha para darle una catequesis y le descubre los diversos aspectos de la Ley, que lo llevará alcanzar la Vida Eterna, lo reenvía al Padre, como lo hace siempre. y le da tres respuestas: a) Uno solo es el Bueno, El PADRE; b) Cumple los mandamientos de la Ley; c) vende todo lo que tienes y compártelo con los pobres. Porque Amar al Padre significa ser perfectos a la manera del Padre y trabajar por Su Reino, de manera Solidaria y Generosa.

Muy pertinente es destacar que este llamado al joven rico ha sido siempre considerado como el modelo de la vocación de un verdadero discípulo de JESÚS, ya que sin la pobreza efectiva y voluntaria no se logrará jamás la unión con DIOS, que debe de ser el fin último de un verdadero cristiano. Pero lamentablemente cuando ponemos nuestros apegos en las cosas materiales y ellas se apoderan de nuestro corazón, nos apartamos del Camino Trazado por JESÚS y es ahí donde el Evangelio nos hace temblar, ya que nos coloca en la disyuntiva de los apegos o el Seguimiento.

Al confrontarnos con el texto, vemos que la pobreza y seguimiento entran en conflicto con la riqueza del joven. Para tristeza de todos triunfa la riqueza. No comprendió el joven que, en JESÚS y los pobres estaba su gran tesoro, y por estos vale la pena dejarlo todo. Por eso es que, JESÚS, nos propone a los discípulos de todos los tiempos, el paradigma de la perfección de sus verdaderos seguidores, que siempre deben conjugar los verbos: “compartir y seguir”, para darle fundamento al cumplimiento de Su Misión.

Porque se puede ser una buena persona, cumpliendo las normas básicas de la religión o de la sociedad, pero solo se es un verdadero cristiano, quienes comparte con los otros, lo poco o lo mucho que tengan y eso es configurarse con JESÚS, para ser propagadores del Reino y de esta manera labrarse un puesto en el Banquete de la Vida Eterna, que es una Gracia de DIOS, reservada a los que hayan renunciado a medirlo todo según los criterios del dinero y de la seguridad que este da. Por eso es que hoy es muy oportuno preguntarnos: ¿estoy dispuesto a dejarlo todo por el seguimiento a JESÚS? ¿Mi compromiso cristiano es para figurar, o de verdad es una entrega total, de servicio y de AMOR hacia mis semejantes?

Señor JESÚS, revístenos de la fuerza de Tu Espíritu, para saber calibrar el genuino valor de las cosas y al conjugar perfectamente los verbos: “compartir y seguir” logremos configurarnos con Tu manera de Ser y de Hacer, que nos permita sentir como nuestros los problemas de los demás. Amén.

Luis Perdomo

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