En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo y no harás amistad con tu enemigo.» Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores, para que así sean hijos de su Padre que está en los Cielos.

Porque él hace brillar su sol sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre justos y pecadores. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué mérito tiene? También los cobradores de impuestos lo hacen. Y si saludan solo a sus amigos, ¿qué tiene de especial? También los paganos se comportan así.

Por su parte, sean ustedes perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el Cielo.

Reflexión del Evangelio

La Iglesia universal celebra hoy la fiesta entre otros santos, en honor a San Marcos y Marcelino, hermanos gemelos y mártires, hijos de San Tranquilino y Santa Marcia. Condenados a morir, en el tiempo de los crueles edictos de Diocleciano.

Al traspasarlos con lanzas, murieron pronunciando el nombre de Jesús y María, el 18 de junio de 286. Sus cuerpos fueron enterrados en un lugar llamado de las Arenas, donde se construyó un cementerio. Luego sus reliquias fueron trasladadas a Roma.

La liturgia del día medita los textos: 1Re 21,17-29; Sal 50; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Mateo capítulo 5, del verso 43 al 48.

Este se resalta a la última oposición entre la Ley antigua y la nueva. Con este enunciado se cierra la serie de seis novedosas propuestas hechas por JESÚS. Y llegamos también a la meta máxima que el Maestro, nos indica: «¡sean perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto!».

Es que, el Antiguo Testamento hablaba de amar al prójimo, pero se trataba de solidaridad entre los miembros del pueblo de Dios. Con el Evangelio de JESÚS, no se trata solo de una ampliación de aquello, sino que es la entrada a un mundo totalmente diferente.

Por lo que, el AMOR cristiano alcanza aquí su máxima dimensión. Ya que, Amar a quien está a nuestro lado, a nuestro familiar, a nuestro amigo que nos felicita, que le agradamos, eso lo hacen la mayoría de las personas.

Pero los que nos consideramos seguidores de JESÚS, y por consiguiente hijos de DIOS debemos acercarnos con AMOR hasta a aquellos con los cuales estamos separados por desconocimiento, por odios, por revanchismo, o por distintas maneras de pensar, o de obrar.

Recibiendo a su padre

Al confrontarnos con el texto y ver que, la misión que JESÚS recibió del PADRE, fue la de Revelar el misterio del AMOR Divino en su plenitud. Un AMOR que se hizo visible en todas las etapas de Su vida terrena.

Por eso es que, la Persona de JESÚS, no es otra cosa sino AMOR, que se Dona y se ofrece Gratuitamente. Y es ese el cambio radical que el Maestro quiere que asumamos sus seguidores, en el entendido que somos limitados, y que lamentablemente en vez de fortalecer lo bueno, sacamos a relucir son nuestras maldades y nuestros bajos instintos.

Por eso es que, el primer paso es el de reconocer nuestras limitaciones y nuestra fragilidad. Y a partir de allí, entregarnos en las manos de quien nos Configura con Él y nos hace entrar en el camino de la perfección de Su AMOR, que es Su mayor Cualidad, Para amar a todos, como DIOS Ama, incluso a los enemigos.

Actuando así no seremos cómplices del amor calculador y egoísta, ya que, salimos de nuestro pequeño mundo, para descubrir y amar a todos nuestros semejantes, y de esta manera construir el Reino de DIOS, en la temporalidad de lo terrenal.

Meta difícil

A primera vista, es una meta bien difícil atender o cumplir.  Pero JESÚS, no nos pide nunca aquello que no podemos hacer. Al invitarnos a ser perfectos como el PADRE; JESÚS nos está diciendo que no podemos vivir el Amor a la mitad y nos propone la radicalidad del Evangelio.

Y a hacer todo lo que podamos, para configurarnos con el modo de actuar de DIOS, que se dona y ofrece gratuitamente a buenos y a malos, a pobres y a ricos, a negros, indios y blanco, a mujeres y a hombre es decir a todas sus criaturas, para que todos tengamos la posibilidad de ordenar nuestras vidas de acuerdo a Su Proyecto de Felicidad y podamos tener un lugar en el Banquete de la Vida Eterna.

Señor JESÚS, imprégnanos de Tu AMOR para poder entender que nuestra entrega y servicio hacia los demás, debemos hacerla con el único objetivo de reconocer que somos hermanos y de esta manera vencer las barreras de la intolerancia y de los egoísmos.

Amén.

Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana

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