“En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: nadie puede servir a dos patrones: necesariamente odiará a uno y amará al otro, o bien cuidará al primero y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al Dinero. Por eso yo les digo: No anden preocupados por su vida con problemas de alimentos, ni por su cuerpo con problemas de ropa. ¿No es más importante la vida que el alimento y más valioso el cuerpo que la ropa? Fíjense en las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, no guardan alimentos en graneros, y sin embargo el Padre del Cielo, el Padre de ustedes, las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que las aves? ¿Quién de ustedes, por más que se preocupe, puede añadir algo a su estatura? Y ¿por qué se preocupan tanto por la ropa? Miren cómo crecen las flores del campo, y no trabajan ni tejen. Pero yo les digo que ni Salomón, con todo su lujo, se pudo vestir como una de ellas. Y si Dios viste así el pasto del campo, que hoy brota y mañana se echa al fuego, ¿no hará mucho más por ustedes? ¡Qué poca fe tienen! No anden tan preocupados ni digan: ¿tendremos alimentos? o ¿qué beberemos? o ¿tendremos ropas para vestirnos? Los que no conocen a Dios se afanan por esas cosas, pero el Padre del Cielo, Padre de ustedes, sabe que necesitan todo eso. Por lo tanto, busquen primero el Reino y la Justicia de Dios, y se les darán también todas esas cosas. No se preocupen por el día de mañana, pues el mañana se preocupará por sí mismo. A cada día le bastan sus problemas”

Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana

La Iglesia universal, celebra hoy, la fiesta entre otros santos en honor a San Romualdo Abad, quien nació en Ravena, Italia, en el año 950. Alrededor del año 1012, fundó el monasterio de Camáldoli, donde impuso reglas aún más severas que las de San Benito, dando inicio a una nueva congregación llamada Camaldulense, en la cual unió la vida cenobítica con la eremítica. Luego de permanecer algunos años en Camáldoli, el santo retornó a sus viajes apostólicos. Pero la muerte lo sorprendió mientras estaba visitando la región de Val-di-Castro, falleciendo el 19 de junio de 1027.

Y la liturgia de hoy nos presenta al Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Mateo capítulo 6, versos del 24 al 34, En la que nuestro SEÑOR da una bellísima catequesis sobre la confianza en la Providencia de DIOS, a sus discípulos de todos los tiempos. Él nos alerta sobre la desviación de pretender servir a DIOS y al dinero, teniendo claro que esta alerta de JESÚS, tiene la intención de poner en su justa dimensión nuestra preocupación por satisfacer nuestra necesidad por la comida y por el vestido, que obviamente tenemos que hacerlo. Pero sin poner en ese objetivo, la centralidad existencial de nuestra vida.

Recordemos que, en el Antiguo Testamento, DIOS orienta a Su pueblo para que escoja entre Él y los falsos dioses. Y en este texto JESÚS afirma que el falso dios es el Dinero, porque nos ofrece felicidad y seguridad para el porvenir, pero nos hace perder nuestra verdadera riqueza, que es el momento presente. Entendámonos: el dinero y la cuenta bancaria son medios necesarios para la sociedad moderna y no se trata de condenarlos; como con todos los medios, se puede hacer de ellos un uso bueno o malo. Pero el dinero es el medio para tener todo lo demás; más aún, es lo que se pone a resguardo para asegurar el porvenir, sin ponernos a pensar que, todo depende de DIOS.

Porque mientras sólo pensemos en asegurar el porvenir, como buenos avaros, acumulando riquezas y bienes materiales, seremos incapaces de vivir verdadera y libremente; ya que descuidaremos el afecto personal, hacia nuestros familiares y amigos, callaremos ante el mal y la mentira, nos desentenderemos de la necesidad y el sufrimiento de los otros, nos arrastraremos ante los de arriba y justificaremos cualquier tropelía, con tal de que podamos lograr nuestro fin.

Al confrontarnos con el texto y ver que no es fácil elegir entre lo que es bueno para todos y lo que es bueno para el bolsillo y nuestros intereses personales, o por nuestras preocupaciones ante esta profunda crisis social y económica que estamos viviendo. Y para lo cual constantemente tenemos una enseñanza vivencial, ya que al encontrarnos con personas que tienen más carencias de bienes materiales que nosotros, que acaban de compartir con otros más pobres lo último que tenían y no por eso se ven afligidos, ni tampoco creen haber hecho algo grande. Eso es vivir “las añadiduras del Reino de DIOS”

Y para poner las cosas en su justo lugar JESÚS, usa la parábola de las flores y de las aves. Ya que, la comparación con las flores y los pájaros no significa que debemos cruzarnos de brazos; pues si DIOS nos hizo con brazos y cerebro, es para usarlos. Más bien JESÚS nos dice que si DIOS cuida y viste de belleza a sus criaturas más ínfimas, también se interesa de que la vida de cada uno de nosotros sea algo hermoso y perfecto.  “Busquen primero el Reino y la justicia de Dios”, se trata aquí de dos cosas muy concretas: el Reino, es decir, una transparencia de DIOS en nuestra vida; Su justicia, es decir, un ordenamiento bajo su Mirada de todo lo que somos y hacemos, para que podamos vivir a plenitud la vida que Él nos regala y hagamos participes de esa plenitud a todos nuestros semejantes.

Señor JESÚS ayúdanos abrir nuestro corazón a la Providencia de DIOS, porque el corazón que se abre sinceramente a DIOS termina por vivir sencillamente de su Palabra y por obrar con un ánimo indiviso en favor de Su AMOR, y le basta con saber que Él cuida de todas Sus Criaturas. Amén.

Luis Perdomo

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