Mateo 6,7-15: “En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando recen, no usen muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No sean como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que les hace falta antes de que lo pidan. Ustedes oren así: “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal”. Porque si perdonan a los hombres sus ofensas, también a ustedes se las perdonará su Padre celestial, pero si no perdonan a los hombres, tampoco su Padre perdonará sus ofensas».
Reflexión: Por el Servicio de Animación Bíblica de la Diócesis de Ciudad Guayana. Responsable: Luis Perdomo.
La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta entre otros santos, en honor a San Policarpo, fue uno de los discípulos del apóstol San Juan Evangelista. Los fieles le profesaban una gran admiración. Y entre sus discípulos tuvo a San Ireneo y a varios santos más. En el año 156 fue martirizado en la Ciudad de Esmirna, dando testimonio de fidelidad cristiana.
Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Mateo, capítulo 6, versos 7 al 15. En el que JESÚS nos dice que, cuando oremos no digamos muchas palabras, sino que, nos presentemos delante de Nuestro Padre con una actitud de Fe confiada. Y nos enseñó el PADRENUESTRO: una oración que contiene siete peticiones concretas; las tres primeras se refieren a DIOS Padre y las cuatro siguientes a las necesidades de los hombres. De esta forma JESÚS nos dice que siempre que recemos tenemos que tener presente a DIOS y los demás, por lo que no se pueden separar, uno del otro.
Por eso es que el PADRE NUESTRO es una oración breve en palabras, pero profunda en contenido, es la oración que JESÚS rezaba y nos enseñó a rezar, es la oración que resume el mensaje evangélico y la práctica de la vida del seguidor de JESÚS, es decir, que es esta, la oración que debe rezar todo cristiano y la que debe vivir cada día de su vida.
Oportuno es destacar que, el PADRE NUESTRO nos hace ver de manera clara, cómo debe vivir un seguidor de JESÚS; ya que manifiesta el estilo de vida de JESÚS y los verdaderos motivos por los que Él hacía las cosas. De tal manera que, oración y acción van unidas: la oración da vida a la acción, y la acción es la concreción de la oración. Y que tal como DIOS PADRE les exigió a los judíos que su vida fuera una total oblación, de la misma manera JESÚS le exige al Nuevo Pueblo de DIOS, que es Su Iglesia, hacer de nuestras vidas cotidiana una total entrega a DIOS, y dar Gracias a DIOS por todo lo que nos pase, porque siempre y cuando estemos actuando de acuerdo a Sus Designios, entonces debemos entender que Esa es Su Santa Voluntad.
Al confrontarnos con el texto, vale la pena recordar la invitación que JESÚS, nos hizo al inicio de la Cuaresma, con respecto a la oración, cuando nos decía que debíamos hacerlo de manera íntima. Hoy debemos ver esta, recomendación como un esfuerzo comunitario, ya que, al ejercitarnos con la oración del PADRE NUESTRO, muy convenientemente sería que la hagamos en el seno de nuestra familia, que es nuestra Iglesia Doméstica, pero no de manera repetitiva o por mero cumplimiento, sino convencidos de que somos el Cuerpo Místico de Cristo, es decir la Iglesia y de la cual. Él es su Cabeza.
Recomendación que como siempre es bien oportuna, sobremanera para los venezolanos, los residentes y los exiliados, que sufrimos un sinnúmero de calamidades, y donde la guinda es esta pandemia, que nos ha condenado al confinamiento. Invitación que debemos asumirla como un imperativo, ya que, para hacer realidad el Reino de DIOS, en la tierra, tenemos que llevar a la práctica las peticiones que le hacemos a DIOS en la oración del Padre Nuestro y debemos cumplir con lo que estamos prometiendo.
Porque si decimos “Hágase Tu Voluntad” debemos dejar que Él actúe, en el momento que Él lo crea conveniente. Si decimos: “danos hoy nuestro pan” entonces no debemos andar afanados por la comida, o por el vestido. Y quizás la más difícil de cumplir sea: “perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”, porque si no logramos tener espacios de encuentros, de paz y de reconciliación, como podemos buscar las soluciones a tantos males que nos aquejan. Y si no perdonamos y más bien andamos pendientes de tener las cosas de nuestros semejantes o de someterlos al escarnio público, entonces cómo podrá DIOS librarnos de tantas tentaciones y de tantos males que nos acechan.
De allí, que hoy sea el día para leer y meditar detenidamente las siete, peticiones que nos presenta el texto y hagamos la oración con intensidad, en un ambiente comunitario, teniendo la plena seguridad de que nuestro PADRE CELESTIAL, nos escuchará. Y al hacerlo asumamos el compromiso de hacerlo desde nuestra condición de hijas e hijos de DIOS, integrando a cada uno de los miembros de nuestras familias, de tal manera que cada uno podamos tomar conciencia de la responsabilidad que tenemos al velar los unos por los otros.
Señor JESÚS, compañero por excelencia en las buenas y en las malas, ayúdanos a vencer nuestras tentaciones del poder y del placer, y acrecienta nuestra Fe para entender que, si actuamos de acuerdo a los Designios de DIOS, Él Hará Morada en medio de nosotros y el mal será apartado de nuestro lado.
Amén.
Luis Perdomo
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