En aquel tiempo, Jesús, al irse de allí, vio a un hombre llamado Mateo en su puesto de cobrador de impuestos, y le dijo: «Sígueme.» Mateo se levantó y lo siguió. Como Jesús estaba comiendo en casa de Mateo, un buen número de cobradores de impuestos y otra gente pecadora vinieron a sentarse a la mesa con Jesús y sus discípulos.
Los fariseos, al ver esto, decían a los discípulos: «¿Cómo es que su Maestro come con cobradores de impuestos y pecadores?» Jesús los oyó y dijo: «No es la gente sana la que necesita médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan lo que significa esta palabra de Dios: Me gusta la misericordia más que las ofrendas. Pues no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.
Reflexión del Evangelio
La Iglesia universal celebra hoy la Fiesta, entre otros santos, en honor a San Antonio María Zacarías, que nació en Cremona, Italia, en 1502, y murió el 5 de julio de 1539.
Tenía apenas 37 años, pero había hecho labores apostólicas como si hubiera trabajado por tres docenas de años más, en este sacerdote que murió muy joven, sí que se cumplió aquella frase del Libro de la Sabiduría: «Vivió muy poco tiempo, pero hizo obras como si hubiera tenido una vida muy larga».
El Papa León XIII lo declaró santo en 1897. Esta fecha también es muy significativa para los venezolanos, ya que conmemoramos el Día de la Independencia de Venezuela.
La liturgia del día medita los textos: Am 8,4-6.9-12; Sal 118; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Mateo, capítulo 9, del verso 9 al 13.
En el que se narra el llamamiento que JESÚS le hace al recaudador de impuesto Mateo, para que se convierta en un seguidor suyo y lo que genero este gesto: aceptación por parte de Mateo, dejando atrás su vida anterior para aceptar la Misión, donde los primeros contagiados con este encuentro son los de su entorno, y rechazo por parte de los dirigentes del pueblo por creerse inmaculados.
El relato también presenta a las contrafiguras, que como siempre son los fariseos, que se escandalizan al ver a JESÚS tratando con publicanos y pecadores, sentándose a comer en su mesa.
El Maestro les rebate con una cita de la Sagrada Escritura y con un proverbio lleno de sensatez: «desde siempre el puesto del médico ha de estar al lado del enfermo».
Recordemos que en el tiempo en que JESÚS vivió Su Vida terrena, los recaudadores de impuesto eran vistos con hostilidad y desconfianza por parte de los judíos, porque representaban su dependencia política de parte de una potencia extranjera.
La otra razón por la que no gozaban de buena reputación, era porque el contacto con el dinero los llevaba a la corrupción y otros abusos.
Es que las personas que ponen su confianza en el dinero suelen pensar que al tenerlo pueden alcanzarlo todo, incluso la felicidad; tales personas hacen de todo para acumular y tener cada día más, sin importarle el sufrimiento de los otros.
Al confrontarnos con el texto, vemos que el llamado que JESÚS le hace a Mateo, narrada por él mismo con extrema sencillez, subraya que no hay excluidos a priori del Reino, para entrar solo hay una condición: la Fe, es decir la adhesión a la persona de JESÚS. Ya que el Amor demostrado con el seguimiento está por encima de cualquier otro requisito de culto y de observancia.
Por eso, el único requisito que necesitamos los cristianos es mantenernos abiertos a la Misericordia y no considerarse justos o santos, sino pobres que desean y piden la salvación.
Es esa la decisión muy loable que toma Mateo cuando JESÚS le pide que deje de seguir el dinero y lo siga a Él. Y este hombre rechazado por su condición de cobrador de impuestos, no pidió un tiempo para pensarlo, ni siguió en su antiguo empleo por un tiempo, sino que, al escuchar la llamada de JESÚS, inmediatamente se levantó y lo siguió (Mt 9,9).
Esa es la misma actitud que JESÚS, espera de cada uno de nosotros, al llamarnos, que no le pongamos obstáculos, sino que lo sigamos con decisión y entusiasmo, Porque «la mies es abundante y los trabajadores pocos».
Señor JESÚS, permítenos ser conscientes de la sed que tenemos de Ti, y tomando el ejemplo de San Mateo, podamos seguirte siempre y sin vacilación, dejando lo poco o lo mucho que tengamos, para ir al encuentro del Todo que es Tu Buena Noticia de Salvación.
Amén.
Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana
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