Ciudad Guayana.- La fiebre amarilla, conocida también como mal de Siam o fiebre de Barbados, es una enfermedad infecciosa aguda, de rápida evolución, que se transmite por la picadura del mosquito Aedus aegypti.

La gravedad puede ser muy variable; independientemente de su intensidad, una vez padecida, el paciente adquiere la inmunidad de por vida.

Se manifiesta generalmente en brotes epidémicos de alta mortalidad en las regiones de África, América Central y del Sur.

El número de infectados por esta enfermedad ha aumentado en las dos últimas décadas debido a una disminución de la inmunidad de la población, la deforestación, los movimientos de la población, el cambio climático y la urbanización. 

Causas

La fiebre amarilla está causada por un virus que se transmite por la picadura de zancudos. Una persona puede contagiarse si el mosquito se encuentra infectado por el virus.

A pesar de ser una enfermedad que se localiza en países concretos del mundo (sobre todo en Suramérica y África subsahariana), cualquier persona puede infectarse, aunque las personas de mayor edad presentan un riesgo más elevado de alcanzar el estadio grave de la enfermedad. 

Síntomas

Una vez que se contrae el virus y pasado un periodo de incubación de 3 a 6 días, la infección puede desarrollarse en una o dos fases, dependiendo de cómo evolucione la enfermedad:

  • Primera etapa o fase aguda: En este primer periodo, los síntomas más comunes son fiebre, mialgias con dolor de espalda intenso, escalofríos, cefaleas, náuseas o vómitos y pérdida del apetito. Posteriormente, la mayoría de los pacientes mejoran y los síntomas remiten en un plazo de 3 o 4 días.
  • Segunda etapa o fase tóxica: A este estado llegan un 15 por ciento de los pacientes. En este caso, la fiebre se vuelve más elevada y se ven afectados distintos sistemas orgánicos.

Después, el paciente comienza a presentar ictericia y se queja de dolor abdominal con vómitos. Además, pueden producirse hemorragias orales, nasales, oculares o gástricas, sangre en los vómitos o las heces e insuficiencia renal.

La mitad de los pacientes que entran en esta fase mueren en un plazo de 10 a 14 días y el resto se recupera sin lesiones graves en sus órganos. 

Prevención

La vacunación es la medida más eficaz contra el contagio, por lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la recomienda para cualquier viaje fuera de áreas urbanas en países situados en zonas de América Central y del Sur y parte del África Subsahariana.

Esta vacuna debe ser administrada en los centros oficiales de vacunación acreditados por la OMS.

Una dosis proporciona inmunidad durante diez años a partir del décimo día de administración. Provoca efectos adversos, como dolor local, dolores musculares o dolores de cabeza y también puede aparecer fiebre. 

Está contraindicada durante el embarazo, en las personas alérgicas al huevo, en inmunodeprimidos y en niños menores de nueve meses.

Otras medidas de prevención son evitar la picadura de los mosquitos y controlar su reproducción.

Tipos

Los más afectados por la fiebre amarilla son los seres humanos y los monos. Su transmisión se puede producir de un animal a otro o por la picadura de un mosquito. Se puede clasificar en tres tipos atendiendo a sus tres formas diferentes de transmisión.

  • Selvática: Se da en los bosques tropicales. Está causada por la picadura de un mosquito portador. Suele ser poco frecuente pero afecta sobre todo a los monos, que a su vez, pueden infectar a otros mosquitos que se alimentan de su sangre y éstos a las personas que entren en la selva.
     
  • Intermedia: Típica de las sabanas húmedas o semi-húmedas de África. Produce varios casos de manera simultánea y en poblaciones separadas. Causa pocas muertes, pero si no se controla puede generar la epidemia de fiebre amarilla urbana, la más grave.
     
  • Urbana o epidémica: El mosquito Aedes aegypti actúa como agente transmisor entre las personas en zonas de alta densidad de población, pudiendo generar grandes epidemias donde se transmite el virus de una  persona a otra con gran facilidad.

Diagnóstico

El diagnóstico de la fiebre amarilla es difícil, sobre todo en las fases tempranas de evolución.

A veces, puede confundirse con el paludismo grave, el dengue hemorrágico o la hepatitis viral, además de otras fiebres hemorrágicas, como el virus Zika.

Los análisis de sangre permiten detectar anticuerpos específicos frente al virus en las muestras de sangre o en el tejido hepático obtenido en la autopsia.

Estas pruebas requieren personal de laboratorio con gran capacitación, además de materiales y equipos especializados.  

Tratamientos

En lo que respecta al tratamiento, no existe uno específico para la enfermedad. Sólo se pueden llevar a cabo medidas para combatir la fiebre y la deshidratación. En el caso de que se produzca alguna infección bacteriana asociada a la fiebre amarilla podrá tratarse con antibióticos.

En los casos en que los síntomas sean más graves, el tratamiento puede incluir:

  • Hemoderivados para el sangrado severo: Unidad de sangre extraída con un anticoagulante y bolsa autorizados.
  • Introducción de líquidos por vía intravenosa.
  • Diálisis para la insuficiencia renal.

Otros datos

Se denomina fiebre “amarilla” por la ictericia (coloración amarillenta de la piel y las mucosas) que adquieren algunos pacientes.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se calcula que, cada año, se producen en el mundo 130.000 casos de esta enfermedad que causan 44.000 muertes en países endémicos africanos.

Los casos graves que no se tratan, provocan una tasa de mortalidad que puede llegar al 50 por ciento.

Hay varias especies diferentes de mosquitos Aedes y Haemogogus que transmiten el virus. Los mosquitos se crían cerca de las casas (domésticos), en el bosque (salvajes) o en ambos hábitats (semidomésticos).

Con información de Cuidateplus

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