En éste tiempo donde la pandemia ha sido de impacto a nivel mundial, que ha abarcado el pensamiento del ser humano en su totalidad, ligado a un constante desespero y sufrimiento. Éste acontecimiento ha tocado las puertas de cada hogar, ya sea por pérdidas de empleos, escasez de productos de primera necesidad y muerte de seres queridos. Los medios de comunicación han tomado la labor de mostrar la triste realidad, nuestros ojos han visto el mal, la injusticia sigue en aumento, el amor se apaga poco a poco en el corazón del hombre. Ésta pandemia ha traído innumerables males en nuestra sociedad.
Por otro lado estamos siendo testigos de muchas prácticas religiosas. Se está usando la situación para traer juicio al ser humano. La Biblia se está utilizando para poner ante los ojos de los hombres tres palabras “Fin del mundo”. Es decir, todo lo que está ocurriendo se lo atribuyen al juicio de Dios en contra del ser humano pecador. Se han levantado “profetas”, “pastores”, “evangelistas” que han sembrado terror en aquellas personas vulnerables que no conocen realmente el significado del evangelio. ¿Cuál es el medio que están usando éstos líderes religiosos? La fama, el chantaje, la mala interpretación bíblica y de esta forma mover masas, aprovechándose del miedo.
El hijo de Dios no fue un tipo de influencer negativo de su época buscando obtener fama, tampoco fue un líder despiadado que inyectaba terror a las personas para su propio beneficio. Sus palabras acerca del arrepentimiento fueron genuinas y el principio de esta ideología fue el amor hacia un pueblo inmerecido. Su propósito consistía en expandir el mensaje de salvación. El maestro comenzó a predicar palabras de vida, el amor fluía de sus labios. Comió con los pobres, se sentó a la mesa de personas repudiadas, sanó enfermos, transformó vidas. La autoridad de Cristo no fue para hundir al ser humano, no fue para condenar errores, mucho menos para juzgar, sino que fue para la sanación espiritual del hombre.
La pandemia no debe ser vista como parte del juicio de Dios. No es tiempo de contribuir con estos vientos de doctrinas. La iglesia tiene el llamado de sanar, curar, proteger al sufrido. Esa es la verdadera imagen de un cristiano.
¿Cómo la iglesia puede sobrellevar el miedo?
Éste hecho histórico ha tocado la fragilidad humana, la limitación, la vulnerabilidad. Somos seres necesitados del otro. Ante una situación de enfermedad de dolor o de muerte nos da la oportunidad de reflexionar, de viajar a nuestro interior, de pensar con claridad para saber realmente como estamos viviendo, como son nuestras actitudes. Una de las barreras es el miedo, que nos lleva a actuar de maneras poco comunitarias e irracionales, sin pensar en el otro e incluso sin pensar en nosotros mismos. Solo la fe puede cambiar ese miedo a una confianza plena y absoluta en el Señor. Él nos ha dado diversas herramientas para enfrentar la vida y una de ellas es la creatividad que nos mantiene alerta ante la adversidad. Esta es la oportunidad de crear, de reinventarse. Es momento de soñar despiertos con una mente renovada en la esperanza. No es el fin del mundo, solo es el tiempo de un cambio de corazón.
Mariangeles Ladera
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