«Estigmatizante» y «discriminatorias», así catalogó la Federación de Psicólogos de Venezuela (FPV) y su Tribunal Disciplinario (TD) las «terapias de conversión» a través de un comunicado publicado el lunes, 5 de septiembre, en el cual advirtieron a los profesionales de la salud mental que incurren en «una falta ética grave» al sugerir o realizar tales prácticas.

En el comunicado, recordaron al gremio y los ciudadanos que, de acuerdo a estudios científicos, «la orientación sexual, identidad sexual y expresión de género no son condiciones psicopatológicas. Son expresiones naturales de la diversidad sexual humana que han de ser respetadas en cada persona».

Por tanto, «dado que no son trastornos mentales, no existen tratamientos psicológicos, psicoterapéuticos ni psiquiátricos dirigidos a “curar” la diversidad sexual».

La Federación destacó que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su artículo 21, y el Código de Ética de los psicólogos venezolanos, en su artículo 26, prohíben los actos de discriminación.

Puntualizaron que la Asociación Americana de Psicología (APA), de hecho, establece entre uno de los cinco principios éticos para el ejercicio de la psicología, referencia a nivel mundial, el «respeto por los derechos y la dignidad de las personas».

De modo tal que «deben conocer y respetar las diferencias culturales, individuales y de roles, incluidas las basadas en la edad, el género, la identidad de género, la raza, la etnia, la cultura, el origen nacional, la religión, la orientación sexual, la discapacidad, el idioma y el nivel socioeconómico, y tenerlas en cuenta al trabajar con miembros de dichos grupos».

«La discriminación de cualquier persona por su raza, credo, sexualidad o cualquier otro aspecto, afecta directamente en el deterioro de la salud mental de las personas y de su núcleo social», sostuvieron.

En tal sentido, exhortaron a los medios de comunicación y la población, en general, «a rechazar este fraude que solo trae más sufrimiento físico y emocional a las personas».

No es una enfermedad

En el comunicado, la Junta Directiva de la Federación de Psicólogos de Venezuela (FPV) detalló que «desde 1973, la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) retiró la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales».

La categoría de «homosexualidad egodistónica» (desorden del desarrollo sexual y la orientación) se excluyó en 1988 del Manual Diagnóstico de Enfermedades Mentales (DSM, por sus siglas en inglés). 

Y para 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) removió la homosexualidad de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE); proceso que se abrió también con la transexualidad, «retirada como diagnóstico del DSM en 2013 y del CIE en 2018».

En adición, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y las Naciones Unidas (ONU) prohibieron las intervenciones psicológicas de «conversión o reparativas», sobre las cuales los prenombrados organismos han advertido carecen de justificación médica y representan una grave amenaza para la salud y el bienestar.

Como consecuencia, de acuerdo a lo aseverado por la FPV, las «terapias de conversión» son una violación a los Derechos Humanos e incluso una forma de tortura, «pues vulneran la libertad de los consultantes a la autodeterminación».

«Te liberamos»

Aunque parecen haberse popularizado de manera particular en grupos conservadores y religiosos, las «terapias de conversión» y sus métodos son desconocidos para un sinnúmero de personas, incluso para quienes se someten o son obligados a incurrir en las prácticas «reparativas».

De hecho, según las Naciones Unidas, el término «terapias de conversión», abarca todas las intervenciones que «tienen por finalidad cambiar la orientación sexual de una persona o su identidad de género».

Por consiguiente, «se basan en la creencia de que las personas de orientación sexual e identidad de género diversa/diferente son de alguna manera inferiores, moral, espiritual o físicamente, debido a su orientación o identidad».

Y, al ofrecer una liberación de cargas, culpas o supuestas condenas, ideas que son impulsadas por los actos discriminatorios y discursos estigmatizantes que respaldan los mismos individuos que brindan una «salida», un «te liberamos», es común que resulte «atractivo» para los miembros más jóvenes de la comunidad el concepto de poder «neutralizar» su orientación, en pro de ser aceptados.

Por otro lado, el experto independiente de las Naciones Unidas sobre orientación sexual e identidad de género, Víctor Madrigal-Borloz, puntualizaba en su informe de 2020 los métodos que suelen ser aplicados para lograr la conversión.

Destacó, entre otros, «los abusos físicos, psicológicos y sexuales, así como la electrocución, la medicación forzada, el aislamiento, el confinamiento, las injurias y la humillación». 

Entre los ejecutores, mencionaba las figuras de «proveedores públicos y privados de sanidad mental, organizaciones religiosas, curanderos tradicionales y agentes estatales».

Y advertía que son prácticas «inherentemente discriminatorias, crueles, inhumanas y degradantes». 

Visión compartida por la Federación de Psicólogos de Venezuela (FPV), los cuales aclararon en su reciente comunicado que «los estudios dan cuenta de los efectos nocivos en la salud física y mental de las personas que son sometidas a estas supuestas terapias, entre los que destacan el aumento de trastornos depresivos, de ansiedad y suicidio».

Repudio

La misiva concluyó con el rechazo «categórico» de la Federación de Psicólogos contra «cualquier acto discriminatorio frente a cualquier persona» y su condena hacia «la oferta y prácticas de las mal llamadas terapias de conversión».

«Son procedimientos violatorios de los Derechos Humanos y en consecuencia implican una falta ética gravísima de parte de profesionales de la salud mental que las empleen», agregaron.

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