Jerusalén.- Tras expirar esta madrugada el plazo de Beny Gantz para formar gobierno en Israel, este sigue negociando con el Likud de Benjamín Netanyahu, para tratar de cerrar un pacto para un Ejecutivo de unidad que pueda ser validado por una mayoría del Parlamento, y evitar así su disolución y unas cuartas elecciones.
Esta mañana, el presidente Reuvén Rivlin trasladó el mandato de la formación del ejecutivo a la Knéset o Parlamento, por lo que Israel tiene ya una fecha límite para que algún diputado consiga una mayoría simple de 61 apoyos: el próximo 7 de mayo. De no lograrlo, se disolverá la Cámara y habrá unos nuevos comicios generales, tras tres en menos de un año.
Netanyahu y Gantz, líderes de los dos partidos más votados, siguen siendo quienes cuentan con más probabilidades de conseguir los apoyos necesarios en el plazo de 21 días otorgado al Parlamento, con un gobierno de unidad entre ambos como la opción más realista, algo que planean seguir negociando en un encuentro que mantendrán esta noche.
Tras haber alcanzado sus equipos negociadores un principio de acuerdo para la formación de un Gobierno de emergencia nacional donde rotarían en el cargo de primer ministro, los representantes del Likud trajeron a la mesa un tema tan importante para Netanyahu como inadmisible para Gantz: la implementación de medidas para proteger al actual primer ministro de la Justicia en el marco del juicio por corrupción en su contra.
UNIDAD, PERO «NO A CUALQUIER PRECIO» , SEGÚN GANTZ
El primer quiebre en las negociaciones fue el intento del Likud de influir en la toma de decisiones en torno a la composición del Comité de Nombramientos Judiciales, algo que Gantz consideró un ataque a la democracia. Queremos un gobierno de unidad, pero «no a cualquier precio», dijo entonces.
El segundo, que según fuentes de Azul y Blanco, partido de Gantz, se habría producido anoche, se debió a un intento de Netanyahu de lograr medidas que limiten las decisiones del Tribunal Supremo, al que lleva meses atacando con una dura retórica, y evitar que este impida su continuidad en el cargo. La corte ha tenido en la mesa demandas de que prohíba gobernar o formar gobierno a un acusado de delitos, pero aún no se ha pronunciado sobre ello.
«Lo que está pasando tiene que ver únicamente con el juicio contra Netanyahu, el resto es una cortina de humo», opina el analista político israelí Amir Oren, que enfatiza a Efe que el único interés del primer ministro es «salirse con la suya» en el juicio que comenzará el mes que viene y en el que deberá defenderse de las acusaciones de fraude, abuso de confianza y cohecho.
Según Oren, el objetivo del mandatario es agregar una cláusula por la cual, de ser impedido por el Supremo para ejercer su función, la Knéset se disuelva inmediatamente y sean los jueces quienes carguen con la responsabilidad de haber conducido al país a unos nuevos comicios. Esto, valora, podría influenciarlos al considerar su caso y afectar su decisión.
Más allá de que las negociaciones entre los dos mayores partidos para un gobierno de unidad continúen, el hecho de que el mandato se haya trasladado al Parlamento abre una serie de alternativas.
ALTERNATIVASO URNAS
Tanto Gantz como Netanyahu podrían intentar prescindir del otro y apelar a posibles tránsfugas del otro bando que les permitan alcanzar los 61 apoyos. Este escenario se presenta más factible para el líder del Likud, cuyo bloque de 59 diputados parece inquebrantable, mientras que los 61 apoyos con los que contaba su rival al recibir el mandato para formar gobierno parecen más dispersos y divididos que nunca.
A esto, habría que agregar la posibilidad, temida por Netanyahu, de que el Supremo decida que el juicio en su contra lo obliga a abandonar el cargo, ante lo cual cualquier otro miembro de su partido tendría la oportunidad de negociar un gobierno de unidad con Azul y Blanco.
De no funcionar ninguna de estas opciones, los israelíes acudirán una vez más a las urnas para intentar sacar a su país de un bloqueo político que le mantiene con un Gobierno en funciones desde diciembre de 2018.
Pablo Duer EFE
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