Madrid, España. Una estación espacial de dos kilómetros de largo; una recreación de la Grande Salle Pierre Boulez para estudiar el retorno en condiciones seguras de la Filarmónica de París; o un aula con diferentes sistemas de ventilación y un alumno contagiado con covid; son «gemelos virtuales» que permiten replicar el mundo en tres dimensiones para buscar soluciones reales.

La suma de ciencia, de las tecnologías de la información, de la ingeniería de datos y la inteligencia artificial han acelerado la introducción de los «gemelos virtuales» para simular diferentes situaciones y explorar las posibles respuestas, y entre ellas a las que ha desencadenado la crisis sanitaria, económica y social a causa de la pandemia.

¿Cuánto de segura es la reapertura de los teatros o las salas de conciertos para el público tras el confinamiento? ¿cómo circula el aire en la Grande Salle Pierre Boulez? ¿qué efectividad tienen las mascarillas para el público? ¿y para la orquesta? ¿cómo se propagan las partículas en esa sala cuando una persona tose? ¿cuál es la colocación más eficaz de los sistemas de ventilación o de las sillas en un aula?

Los «universos virtuales», en los que numerosas empresas y centros de investigación trabajan ya en todo el mundo, permiten además articular muchas de esas soluciones con un impacto mucho menor sobre el medio ambiente o el cambio climático, ya que utilizan modernas tecnologías y herramientas bajas en carbono.

Lo hacen varias empresas, y de una forma colaborativa y altruista más de quinientos empleados de una de esas multinacionales han sumado sus conocimientos para crear una estación espacial virtual con unas dimensiones de 2,2 kilómetros de largo y 800 metros de diámetro, con más de 10.000 piezas, zonas de recreo, sistemas para proporcionar comida a los tripulantes y hasta plantas para el procesamiento de los residuos.

Los propios trabajadores de una multinacional del sector (Dassault Systèmes) impulsaron en varios países un proyecto colaborativo y pusieron en marcha la iniciativa «Gran Challenge» y sumaron sus conocimientos en «una nube» para tratar de demostrar la capacidad que tienen estos «gemelos virtuales» de transformar el diseño industrial y de encontrar soluciones a muchos de los problemas actuales.

Cuando los trabajadores completaron la estación espacial virtual y comprobaron su funcionamiento replicaron el artilugio en una maqueta a escala real, siguiendo las instrucciones que recibían de su «gemelo virtual» para incorporar todos los detalles, lo que ha implicado, además de a cientos de científicos o tecnólogos, a profesionales de la industria del metal, de la impresión en tres dimensiones, de la electrónica o de la iluminación.

El director general de la empresa para España, Nicolas Loupy, ha explicado que se trata de una tecnología incipiente con gran capacidad para la recreación y simulación de escenarios y el desarrollo de prototipos con un enorme potencial de crecimiento y aplicación en varios ámbitos, y ha observado que los más utilizados han sido en el sector industrial y aeroespacial pero que se abren camino con fuerza en la medicina.

En ese sentido, Loupy ha explicado a EFE la posibilidad de simular órganos del cuerpo humano y su funcionamiento, de profundizar en el conocimiento de enfermedades congénitas y de avanzar en los tratamientos personalizados, pero también de gestionar grandes infraestructuras o núcleos urbanos, ya que un «gemelo virtual» permite incluso recrear una ciudad y planificar los servicios esenciales durante una pandemia o una movilidad más eficiente y sostenible.

«Qué pasaría si…»; es la ventaja de los universos virtuales, que permiten recrear en menos tiempo y con un coste menor escenarios y replicar de una manera casi perfecta la realidad o diferentes situaciones realizando todas las pruebas y recreando diferentes condiciones antes de poner en marcha un servicio o un producto «real».

 EFE noticias

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