EFE
Caracas.- La Federación de Trabajadores de la Industria Eléctrica Venezolana (Fetraelec) denunció este lunes la masiva «fuga de cerebros» en este sector, que atraviesa horas bajas en medio de la crisis de migración que sufre Venezuela que, de acuerdo con datos de la ONU, supera los 4 millones de personas.
«Hay fuga de cerebros» en la estatal Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec), dijo a periodistas Reinaldo Díaz, miembro de la junta directiva de Fetraelec, durante una protesta de empleados públicos que reclamaban mejoras salariales y el fin de la grave crisis venezolana.
Díaz dijo luego a Efe que al menos 20.000 trabajadores han abandonado la industria eléctrica venezolana en los últimos 12 meses, lo que ha provocado la sobreexplotación de la plantilla.
«En Corpoelec se han ido en los últimos doce meses al menos 20.000 trabajadores (…), esta falta de personal está generando una desprofesionalización en el sector, generando condiciones inseguras en los puestos de trabajo», añadió al reportar tres muertes en el último año.
El pasado viernes, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Agencia de Refugiados de las Naciones Unidas (Acnur) indicaron de manera conjunta que el número de venezolanos que han abandonado su país por la crisis ha superado la barrera de los 4 millones.
Con todo, el Gobierno de Nicolás Maduro, a través del canciller Jorge Arreaza, desestimó esta cifra y acusó a Acnur de intentar retomar una «matriz migratoria» contra Venezuela.
«La derrota y el desespero los lleva a reciclar temas, readecuando la obsesiva agresión contra el país», indicó el domingo el canciller en su cuenta de Twitter.
La estatal industria eléctrica de Venezuela, en tanto, atraviesa su propia crisis desde hace un lustro, cuando comenzaron los apagones que se agudizaron en marzo pasado.
Entonces, dos fallas en el central hidroeléctrica de Guri, la más importante del país sudamericano, provocaron sendos apagones que se prolongaron durante días.
El Gobierno de Maduro achacó las fallas a sabotajes cibernéticos dirigidos desde Estados Unidos, al tiempo que acusó a la oposición local de atacar y dejar fuera de servicio varias unidades termoeléctricas.
Pero el antichavismo desestimó estas denuncias y apuntó a la desinversión como la principal causa de los apagones.
Además, la facultad de ingeniería de la Universidad Central de Venezuela rebatió en un informe la tesis de sabotaje que ofreció el Gobierno de Maduro para explicar los apagones.
Aunque en Caracas los cortes eléctricos han dejado de ser frecuentes, en al menos 20 de los 23 estados del país avanza un plan de racionamiento que deja sin suministro durante varias horas a los ciudadanos, con las consecuentes caídas de los servicios de telefonía móvil, internet, bombeo de agua y movilidad financiera.
En paralelo, Venezuela, el país con las mayores reservas probadas de petróleo en el planeta, atraviesa por una acuciante crisis económica que se expresa en escasez e hiperinflación, un indicador que, de acuerdo con el Parlamento, cerró 2018 en casi 1.700.000 %, aunque según cifras del Banco Central los precios se aceleraron 130.060,2 % el año pasado.
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