Ciudad Guayana.- La crisis económica por la que actualmente atraviesa Venezuela, se ha vuelto en un reto para los guayaneses que sustentan sus hogares y dependen de un salario mínimo.

Una de las cosas que hacen para sobrevivir a la crisis, es matar “tigritos” o lo que es lo mismo emprender, ya sea vendiendo o revendiendo cosas que generen un ingreso extra al del sueldo mensual.

María Rodríguez, estilista y madre de cuatro jóvenes, alegó que le tocó renunciar a su trabajo para buscar otras fuentes de ingresos que le ayuden a sufragar los gastos en su hogar.

“Hay que buscar maneras de sobrevivir, si yo estuviera trabajando en una peluquería como hace unos meses, no podría mantener a mis hijos, sobre todo pagar la universidad de mi hija mayor” aseveró.

Además aseguró, que 40 mil bolívares de salario no le alcanza para nada y por ello, compra mercancía en La Línea de Santa Elena de Uairén y la revende en Puerto Ordaz, para poder “medio comer”.

Si bien es cierto, es que muchos de los guayaneses han tenido que dejar sus trabajos como profesionales para dedicarse a la venta informal de productos de primera necesidad.

Es el caso de Alejandro Ramírez, quien tuvo que hacer a un lado su labor como administrador de empresas y trabajar por su cuenta como vendedor informal de comida.

“La verdad es que hoy en día trabajar para una empresa no vale la pena, yo tuve que poner mi título debajo del brazo y hacer el sacrificio por mis niñas que están pequeñas y que no saben nada, de vez en cuando se mata uno que otro tigrito para comer. Realmente uno trabaja es para comer, para más nada”, expresó.

Comerciantes afectados

No solamente quienes compran se han visto afectados por la eminente crisis económica venezolana, comerciantes de Guayana lo viven a diario ante la baja afluencia de clientes.

Más aun teniendo la responsabilidad de solventar el pago por el alquiler del local, el de los empleados y también proveedores.

Una de las comerciantes del Centro Comercial El Trébol, quien no quiso revelar su identidad, aseguró que las ventas han estado muy bajas debido a la misma situación que invade a todos.

“Fijate, son las 11 de la mañana y solo ha comprado un solo cliente desde que abrimos a las 9, para pagar el alquiler y a mis dos empleados debo hacer de tripas corazón porque ellos no tienen la culpa y como sea debo pagar” argumentó.

Asimismo continuó informando que en su nuevo contrato de arrendamiento por el local debe cancelar 50 dólares, el cual es una tienda de ropa íntima relativamente grande.  

Por otro lado, Elena Molidnao comerciante en una mini tienda de cosméticos de belleza, cuenta que por su local mensual paga 30 dólares.

A su juicio, Elena le atribuye la falta de clientes a la inseguridad dentro del Centro Comercial.

“A pesar de que hay vigilantes, no estamos totalmente seguros. Hace poco robaron a otro comerciante en su negocio y le quitaron todo, a los clientes los han robado, por eso cerramos temprano”, dijo.

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