“En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela
En este Décimo Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario, la Iglesia Universal celebra hoy la fiesta entre otros santos, en honor a San Agustín Zhao Rong y 119 compañeros, mártires en China. Canonizado el 1 de octubre del año 2000, Zhao es uno de los 120 mártires chinos que derramaron su sangre en medio de una de las tantas oleadas de persecución de la Iglesia en el imperio chino. Los 120 mártires santos vivieron entre los años 1648 y 1930. Había cuatro sacerdotes, los demás eran niños, catequistas, padres, trabajadores, de entre nueve y 72 años de edad.
En la liturgia del día meditamos los textos: Zac 9,9-10; Sal 144; Rom 8,9.11-13 y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Mateo, capítulo 11, desde el verso 25 al 30. En el que se nos presentan dos acciones de JESÚS, que clarifican perfectamente Su Misión de Intermediario entre DIOS Padre y los hombres. En la primera se narra una corta plegaria de Agradecimiento al PADRE. No es cualquier oración, es una oración responsable y trascendente, que nace en los encuentros cruciales del Padre y el Hijo, que demuestra la cercanía real, sincera y filial. Y es trascendente porque El Padre se Revela en todos aquellos en lo que la vida es vulnerable, y por tener carencias es que sienten con mayor ardor el Obrar de DIOS en ellos.
Recordemos que JESÚS, está dando Gracias al Padre inspirado, por todas las cosas que sus discípulos le habían contado al regreso de la Misión que Él les había encomendado. Y sabiendo JESÚS que ellos eran unas personas muy humildes que no tenían ningún nivel de estudio, pero si un corazón abierto a la Novedad del Reino, por lo que se maravillan de las cosas que DIOS había Obrado en ellos y a través de sus acciones.
En la segunda acción JESÚS nos dice: “Vengan a mí”. Y es que, DIOS siempre ha hecho lo necesario para que, en todo tiempo y lugar, los hombres dispongamos de mil caminos para ir hacia Él, pero sólo con JESÚS tenemos la Revelación del PADRE en la presente vida. “Aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón”: la paciencia y la humildad de JESÚS, nos revela su doble condición de Ser Verdadero DIOS y Verdadero Hombre, porque nunca busca rebajarnos o intimidarnos, sino que por el contrario quiere elevarnos hacia Él.
Al confrontarnos con el texto y ver a JESÚS, afirmando su unión, conocimiento y AMOR con el Padre, al hacer esta sublime y profunda oración, alabando al Padre y exaltando a los pequeños y humildes que acogen su Revelación, podemos entender de una manera clara, la Relación profunda que hay entre JESÚS, los pobres y el DIOS de los pobres, y es evidente que los sencillos y los mansos de corazón, son los más cercanos al corazón del Padre, porque al saberse insignificantes solo se abrazan a la esperanza cierta que les ofrece Cristo JESÚS.
Y, a esos que, con sus cansancios y agobios, solo tienen como alternativa abrazarse al Mensaje de AMOR de JESÚS. Él les promete el alivio, pero a su vez le exige una Configuración con Su Manera de Ser al tener tolerancia y humildad de corazón. Por eso es que hoy es el día, para dejar a un lado nuestras dudas, nuestros problemas y nuestras intolerancias, para seguir Sus Pasos de manera firme y decidida. Y de ese modo hacer realidad el Reino de DIOS en medio de nuestra sociedad, que está cansada de tantas promesas y de tantos “iluminados”.
Señor JESÚS, ayúdanos a dejar a un lado nuestras dudas, nuestros problemas y nuestras intolerancias, para seguir Tus Pasos de manera firme y decidida. Y de ese modo hacer realidad el Reino de DIOS en medio de nosotros.
Amén
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