Roma.- Las excavaciones de la necrópolis romana de Augustodunum (actual Autun, en Francia) han sacado a la luz un hallazgo excepcional: una copa diatreta, un recipiente de cristal decorado con relieves del mismo material mediante la técnica llamada reticulado. Se trata de un artículo de lujo extremadamente raro y difícil de encontrar, ya que a causa de su fragilidad solo se conservan diez piezas completas en todo el mundo.
«Las copas diatretas son artículos de lujo extremadamente raros y difíciles de encontrar. Solo se conservan diez piezas completas en todo el mundo».
Esta es la pieza más importante de un conjunto de ricos ajuares funerarios desenterrados en la necrópolis. La copa mide 12 centímetros de alto por 16 de diámetro y presenta motivos tallados y letras en relieve con las palabras “Vivas feliciter” (“vive feliz”). Aunque está rota se han encontrado todos los fragmentos, por lo que es posible restaurarla. Los especialistas la han fechado en el siglo IV d.C.
Las copas diatretas eran un artículo de lujo, considerado la culminación del arte romano con vidrio; por su exclusividad y fragilidad, resulta excepcional recuperar una intacta. Michel Kasprzyk, del Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas Preventivas (INRAP), ha calificado el hallazgo como “rarísimo”, ya que “se trata del primer ejemplar de sus características que se recupera completo en la Galia”. La última copa diatreta que se halló completa fue en los años 70, en Taranes (Macedonia del Norte).
Los tesoros de la necrópolis
Este no es el único tesoro que ha dado la necrópolis de Augustodunum, donde se están realizando trabajos arqueológicos desde junio de este año y se han descubierto alrededor de 230 sepulturas de época bajoimperial. En ellas se han encontrado una gran variedad de artículos de lujo como anillos de oro y piedras preciosas, alfileres de ámbar, telas de púrpura con hilos de oro, perlas y otras joyas; además de monedas.
En la necrópolis se han encontrado una gran variedad de artículos de lujo como anillos de oro y piedras preciosas, alfileres de ámbar, telas de púrpura con hilos de oro, perlas y otras joyas.
La riqueza de los ajuares funerarios indica que este era el lugar de enterramiento de la más alta aristocracia de la ciudad romana, que no solo podía permitirse tales artículos sino también el lujo de enterrarlos junto con sus propietarios. La cercanía de la necrópolis a la iglesia paleocristiana de Saint Pierre l’Estier hace penar que se trataba de una de las primeras comunidades oficialmente cristianas, religión que fue legalizada por el emperador Constantino el Grande en el año 313 d.C. y que floreció en esta zona en época medieval.
Con información de Nationalgeographic.com
¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!