Puerto Ordaz.-Lo que era una zona productiva años atrás, se convirtió en un lugar desolado, fantasmagórico y peligroso para los pocos empresarios que aún se debaten entre cerrar, o seguir enfrentándose a la crisis económica del país.
Zona Industrial Los Pinos, parroquia Unare, un sitio de pequeñas y medianas empresas, se resiste a desaparecer. Aún, se consiguen algunas compañías abiertas, sus dueños apuestan al futuro del país; sin embargo, el hampa los azota constantemente.
En septiembre se reportaron más de diez hurtos en este lugar. Robos que ocurrieron en diferentes negocios, uno de los locales fue visitado en cinco oportunidades.
Maleantes se aprovechan de la oscuridad para perpetrar los robos. Se presume que los ladrones vienen de otros sectores, aunque, no se descarta que vivan en Los Pinos, en lugares abandonados.
Reciente visitaron Mercapan, cargaron con todo lo que encontraron. Desconocidos causaron pérdidas millonarias a sus dueños.
Grupo de seguridad
Según, hasta hace poco funcionó un “grupo de seguridad”. Se realizaban reuniones con representantes de los diferentes cuerpos policiales y se hacían patrullajes diurnos y nocturnos, empresarios desconocen las razones por las cuales se dejaron de hacer.
La presencia de la Policía del estado Bolívar, Guardia Nacional, Policía Municipal y Policía Nacional, bajó los robos, meses atrás se incrementaron considerablemente.
Otro de los graves problemas que acontece en la zona industrial, es la falta de alumbrado, las calles se hallan a oscuras, situación que benefician a los delincuentes.
Destrucción masiva
Además, de edificaciones abandonadas, están hoteles desolados, talleres, empresas metalúrgicas, marcas reconocidas y hasta un expendió de bebidas alcohólicas, sus dueños decidieron emigrar por falta de liquidez.
La zona industrial, se convirtió en un lugar fantasma. De noche únicamente transita la delincuencia y en horas diurnas, circular algunas mortales que siguen trabajando en las pocas fábricas que aún mantienen sus puertas abiertas.
Las calles, tienen grandes huecos y los botes de aguas blancas destruyen el poco asfalto de las vías. La maleza se adueñó de las áreas verdes y algunas transversales colapsaron, las mismas, tuvieron que ser clausuradas con barricadas.
Preocupación de los empresarios es alarmante, ellos tienen que hacer de tripa corazón, e incluso muchas veces deben quedarse en sus propiedades a cuidar su patrimonio.
Afectados, piden organización y exhortan al gobernador del estado Bolívar, igual al alcalde Tito Oviedo y representantes de los cuerpos de seguridad para que se unan, con el propósito de combatir la situación de inseguridad en esta localidad.
Bladimir Martínez Ladera
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