Gagangir (India).- El incesante flujo de camiones militares que transportan tropas y provisiones desde la Cachemira india a Ladakh, región fronteriza con China, escenifica la tensa crisis entre los dos gigantes asiáticos, que esta semana se acusaron por primera vez en décadas del lanzamiento de disparos disuasorios.
Los demás movimientos en esta carretera de montaña normalmente bulliciosa han sido restringidos, a excepción del paso a pie de alguna que otra familia nómada y sus animales.
El pueblo de Gagangir, a unos 80 kilómetros al norte de Srinagar, la principal ciudad de la cachemira india y su capital de verano, marca el último punto al que pueden aventurarse los vehículos civiles, desde donde se multiplica el estruendo de los aviones de las fuerzas aéreas indias al romper la barrera del sonido.
En el punto de control de Gagangir con vistas al río Indus las tropas paramilitares y policías mantienen una estricta vigilancia, especialmente sobre los periodistas.
«No podéis avanzar», ordena un policía a gritos y a golpe de silbato para detener un vehículo con periodistas de Efe y Epa.
Wali Khan, un anciano nómada dedicado a la trashumancia junto a su familia, afirmó a Efe que en los dos últimos días de marcha a pie al borde de la carretera no ha visto «nada más que cientos de camiones militares» viajando montaña arriba, hacia Ladakh.
«Había decenas de ambulancias militares también. Los grandes camiones cubiertos por lonas se movían en cientos», dijo Khan, en pleno trayecto de unos 300 kilómetros junto a su ganado hacia el relativamente cálido sur.
Las autoridades locales cerraron la carretera a finales del mes pasado, después de que un choque cuerpo a cuerpo entre los ejércitos indio y chino en junio en la frontera de Ladakh dejase al menos 20 soldados indios muertos.
ESCALADA DE LA CRISIS
Las tensiones al alza entre los países vecinos aumentaron de nuevo el pasado 8 de septiembre cuando ambos ejércitos se acusaron mutuamente de disparar al aire en la línea de control actual o LAC, la imprecisa frontera de facto entre la India y China.
Es la primera vez en décadas, según registros militares indios, que una de las partes recurre a las balas en algún lugar de los 3.500 kilómetros de frontera repartidos desde Ladakh hasta el lejano Sikkim, en el noreste indio.
La tensión militar entre ambas potencias nucleares comenzó el pasado mayo cuando se acusaron mutuamente de cruzar la disputada frontera en el lago de Pangong Tso, en Ladakh, que alberga la pista de aterrizaje militar a más altura del mundo.
Los países vecinos desde entonces han transportado decenas de miles de tropas junto a artillería, tanques y aviones de combate, a la zona fronteriza.
«Cada día unos doscientos o trescientos camiones militares viajan hacia Ladakh, más de un 30 % de lo usual», dijo a Efe una fuente policial bajo la condición de anonimato.
La disputa fronteriza data de 1962, cuando ambos países lucharon un breve pero sangrienta guerra que finalizó con el establecimiento de la difusa frontera.
Expertos militares y estratégicos temen que los recientes movimientos y choques entre ambos países eleven el riesgo de un conflicto como el de 1962.
«La situación es muy peligrosa y cualquier movimiento mal calculado podría hacer que se descontrolase», dijo a Efe un ex teniente general del Ejército indio, que pidió el anonimato.
El militar retirado aseguró que Nueva Delhi ha ocupado algunas zonas en la frontera y Pekín está tratando de desalojarlas, «igual que el Ejército chino ocupó el banco norte de Pangong Tso en junio», aunque no consideró probable que ambas partes quieran elevar el conflicto.
«Pero tampoco perdamos de vista que han concentrado a una gran cantidad de tropas en la frontera, lo que hace que (la situación) sea peligrosamente impredecible», matizó.
La India y China han mantenido varias rondas de diálogo a alto nivel, tanto diplomático como militar, para desactivar la situación. Pero Nueva Delhi y China padecen de una falta de confianza mutua.
«Va a seguir siendo muy volátil durante bastante tiempo a menos que ambos países resuelvan la disputa fronteriza de forma permanente. En cualquier caso, va a ser un estancamiento peligroso que puede durar meses», dijo a Efe el capitán retirado Bashir Khan.
«No hay una solución inmediata al enfrentamiento», concluyó Khan.
Sarwar Kashani EFE
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