En Venezuela, la tasa inflacionaria de septiembre (2022) alcanzó el 11.5 %, la inflación interanual escaló a 157 % y la acumulada se situó en 111.8 %; así lo comunicó el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) en su reciente informe, respecto al Índice Nacional de Precios al Consumidor.
Las cifras, con base a lo reseñado por el OVF el jueves, 06 de octubre, implican una tendencia alcista «clara» de los precios, 157 % el aumento anual.
La canasta alimentaria, en este sentido, registró un valor de US $375 que, al compararlo con septiembre de 2021, devela un incremento de 23.05 %; datos que, según el Observatorio, aluden a la disminución del poder adquisitivo del venezolano.
Y es que el salario mínimo actual (130 bolívares) alcanza para cubrir un aproximado de solo 4 % de los costos asociados a la canasta.
En tanto, el rubro con mayor aumento fue educación (un 40.7 %), debido al inicio del año escolar pautado para el 03 de octubre, afirmó el OVF; luego, el equipamiento del hogar en 25.6 %, seguido de bienes/servicios diversos con 21.7 % y los alimentos con 19.5 %.
Tal aceleración de la tasa inflacionaria venezolana, explicó el Observatorio, ocurre en un contexto de significativa intervención del Banco Central de Venezuela en el mercado cambiario, cuyo fin enunciado es procurar «estabilizar» la tasa de cambio.
«En efecto, en septiembre de 2022, el BCV perdió US $181 millones y US $909 millones entre diciembre 2021 y septiembre 2022», detalló.
Entre 10 y 12 bolívares
Las estimaciones de firmas económicas venezolanas, en contraste, proyectan el supuesto de que el dólar termine 2022 en un rango entre los 10 y 12 bolívares.
La cotización de la divisa americana se mantuvo durante las últimas semanas en los 8 bolívares, tanto en el indicador del Banco Central de Venezuela (BCV) como en el mercado paralelo, reseñó Efecto Cocuyo; sin embargo, instituciones como Síntesis Financiera, dirigida por las economistas Tamara Herrera y Ruth Krivoy, aseguran que «el tipo de cambio puede cerrar el año por debajo de 10 bolívares por dólar».
El organismo estimó, en su reporte financiero más reciente, que el tipo de cambio oficial podría terminar en 9.26 bolívares por cada dólar; mientras que, en el mercado paralelo, alcanzaría los 9.50 bolívares por dólar.
En cambio, los cálculos de Albus Data presentan un escenario con mayor incremento. Para su director Henkel García el dólar podría cerrar 2022 entre los 10 y 12 bolívares.
Ahora bien, ambas coinciden en que las proyecciones dependerán de las estrategias y políticas económicas a aplicar por el ejecutivo durante los últimos meses del año (noviembre y diciembre), épocas de tradicional gasto acelerado; además de la capacidad del Banco Central de Venezuela para continuar con sus intervenciones en la banca (inyecciones de dólares públicos).
Como dato orientativo, en Síntesis Financiera calcularon que el Banco Central requerirá un promedio de 800 millones de dólares cada mes para las intervenciones cambiarias en la banca nacional: entre 60 y 70 millones de dólares en las semanas con un gasto fiscal moderado, y una inyección entre 80 y 110 millones de dólares durante los desembolsos fiscales más fuertes en la economía.
Hambre crónica
Por otro lado, durante una entrevista concedida a Unión Radio, el miércoles 5 de octubre, Marianella Herrera, directora del Observatorio Venezolano de Salud y nutricionista, opinó referente a la situación socioeconómica del país desde la arista de la salud pública.
Comentó que, aun cuando era posible hacer un análisis respecto a la línea de pobreza en Venezuela, considerando solo el ingreso familiar, «no es fácil el abordaje de la pobreza desde una sola perspectiva».
Afirmó que «estaríamos dejando de entender y estudiar múltiples aspectos que empeoran a medida que la situación económica empeora».
Para ella, si bien la alimentación debe ser una de las principales garantías a exigir al Estado, aclaró, «tiene que venir acompañada de sistemas públicos, educación y salud pública para poder decir que tenemos calidad de vida».
Y agregó que las condiciones del país son consecuencia, en parte, de no haber «orientado las políticas públicas de manera adecuada».
Asimismo, expresó su «preocupación» por el hambre crónica: « hay una serie de fallas que se van a ir presentando a largo plazo»; entre ellas, destacó el desarrollo y crecimiento de los niños.
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