EFE
Gaza.- Gaza aguarda una contundente respuesta israelí en las próximas horas tras el lanzamiento anoche de un cohete desde la Franja, cuya autoría nadie ha reclamado pero del que el Ejército acusó a Hamás y que destrozó una vivienda en la región central de Israel e hirió a siete personas, incluidos tres menores.
El nuevo repunte de tensión ha dejado a la región sumida en la incertidumbre de qué va a ocurrir en las próximas horas, mientras el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha anunciado su precipitado regreso desde Estados Unidos para abordar la crisis.
El Ejército israelí ha cortado los accesos al enclave palestino bajo bloqueo y ha desplegado dos brigadas adicionales de tropas de infantería y blindadas en las inmediaciones de Gaza, pero por el momento no ha llevado a cabo un ataque de represalia, como suele hacer inmediatamente después de ser lanzados cohetes.
El liderazgo del movimiento islamista Hamás en Gaza aguarda la respuesta armada, y ha evacuado las instalaciones militares, oficinas y residencias de sus principales líderes.
En la Franja la gente hace acopio de pan y otros alimentos, así como de combustible, para estar preparados ante cualquier eventualidad, y en la mayoría de las escuelas públicas los niños han sido devueltos a sus casas.
Se repiten las llamadas de teléfono para estar al tanto de la situación de los seres queridos y también las cancelaciones de reservas en hoteles de quienes tenían previsto entrar en la Franja hoy y no pudieron tras el cierre de la frontera israelí, o los que tendrán que renovar su estancia al haberse quedado encerrados en el enclave.
Trabajadores humanitarios y periodistas internacionales han quedado dentro del enclave sin poder salir tras el cierre precipitado por Israel del cruce militar de Erez, en el norte.
«Temer que se libre una nueva guerra es normal, porque las guerras no diferencian entre niños, hombres mayores o mujeres. Y cuando Israel lanza una guerra sobre Gaza golpea dolorosamente y provoca pérdidas de bienes y víctimas entre la gente», lamenta a Efe Eman Abu Rahmah, una joven madre de 27 años que hace acopio de alimentos.
Por su parte, la Cámara Conjunta de Operaciones de Gaza, que incluye a los brazos armados de varias facciones políticas encabezadas por Hamás, advirtió a Israel de las repercusiones de un ataque y aseguró que responderá «de inmediato» ante daños «contra edificios o gente y sus propiedades», según informó en un comunicado.
En Israel solo transcienden las declaraciones del estamento de seguridad, mientras el liderazgo parece reservar sus palabras hasta la vuelta desde Washington de Netanyahu, que había viajado para participar en la conferencia del Comité de Asuntos Públicos Estadounidense-Israelí (AIPAC) y reunirse con el presidente, Donald Trump.
«Temo que la próxima guerra esté en camino», dice a Efe el israelí Amit Castelnuovo, de 51 años y residente de la comunidad agrícola («moshav») de Mishmeret, donde un cohete interrumpió de madrugada la cotidianeidad dejando a varios miembros de una familia heridos, incluida una mujer de sesenta años y tres menores de 12, 3 y 1,5 años, según informaron los servicios de emergencia Estrella de David (MDA).
La más grave de todos está la abuela, que sufrió quemaduras y heridas de metralla al ser la que más tiempo tardó en reaccionar cuando sonaron las alarmas antiaéreas y todos corrieron a protegerse en el refugio más cercano, cuenta Castelnuovo.
Este ingeniero, que se define como de «centroizquierda», cree que su país debe dar una firme respuesta militar combinada con negociaciones con los grupos palestinos del enclave, donde reconoce que la vida «debe cambiar» porque las condiciones son muy malas.
«Aún no se ha reclamado responsabilidad por el ataque y Hamás no dice claramente si es o no responsable del lanzamiento del cohete, ni siquiera ha dicho que se haya lanzado por error desde Gaza a Israel, pero eso no significa que Israel no tomará represalias», opina Mohamed al Najer, un analista político palestino en la Franja.
En su opinión, «Israel llevará a cabo pronto una operación militar, al menos para restaurar la disuasión militar y también proteger a Netanyahu de más críticas entre el público israelí», pero finalmente «la situación se contendrá antes de que se celebren las elecciones israelíes del 9 de abril», donde el primer ministro se juega su reelección.
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